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Felipe Alessandri: Lo Barnechea es “como un pequeño Chile, que contiene todas las clases sociales” PAÍS

Felipe Alessandri: Lo Barnechea es “como un pequeño Chile, que contiene todas las clases sociales”

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exalcalde de Santiago, un buque de 7 mil funcionarios. Ahora gobierna uno de los municipios más prósperos y con más niños de Chile. Pasó de administrar a “una pituca sin lucas” a manejar a “una con más lucas, pero con mucha disparidad”. De educación, hacinamiento y urbanismo, en Hora de conversar.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
Felipe Alessandri, alcalde de Lo Barnechea, afirma que la comuna “contiene todas las clases sociales”. Destaca la tarjeta Club Preferente usada por todos los grupos y señala que “el principal dolor de Lo Barnechea es la vivienda”. Según el Censo 2024 viven cerca de 130 mil personas y es “la comuna del país con más niños”. Propone “privilegiar al peatón”, ante la falta de veredas, y dice: “Estamos metiéndole muchas fichas a la educación”.
Desarrollado por El Mostrador

–No soy NYC de Lo Barnechea, pero casi. Es como si lo fuera. 

Felipe Alessandri Vergara (50), el ex alcalde de Santiago entre 2016 y 2021 y actual alcalde de Lo Barnechea, llama NYC a los Nacidos Y Criados en una comuna. Él nació en Las Condes, pero se crió en el territorio que hoy gobierna y que se estableció a partir de una subdivisión de la comuna de Las Condes, en 1981. Por eso, insiste, en que “es como si lo fuera”.

“Yo me eduqué en el Nido de Águilas, acá arriba. Y en el invierno a veces no podíamos salir a la cancha en el recreo porque bajaban pumas de la cordillera. No es cuento lo que te digo. Recuerdo cuando se cortaba el puente que cruzaba el Mapocho y quedábamos aislados. Yo conozco la historia y la evolución de este territorio desde antes que se instaurara  como comuna. Me eduqué en ella, vivo acá con mi familia, participé ad honorem del directorio de la Corporación Cultural, pero jamás en mi vida pensé que iba a terminar de alcalde”. 

Cuesta creerle, porque tiene incluso y por propia confesión “ojo edilicio”. Más bien, “alma edilicia”. 

“A veces lo soñaba, sí. Porque soy muy deportista y recorro por todos lados. Subía los cerros. Iba al Pochoco, al Cerro del Medio, y vivía corriendo por los barrios y me decía a mí mismo: Qué interesante sería ser alcalde de aquí. A veces me comunicaba con Cristóbal Lira, mi antecesor, para felicitarlo por alguna obra o para hacerle ver algún problema, porque como vecino me interesa este lugar. Es donde me crié, donde trabaja mi señora, donde se educan mis hijos”.

–Una comuna pudiente y privilegiada. 

–Una comuna muy diversa, diría yo. Como un pequeño Chile, que contiene todas las clases sociales. Acá me he encontrado con una realidad muy dispar, donde tenemos gente muy vulnerable y otra con muchos recursos, pero todos de una generosidad enorme.

La comuna con más niños

Esto último lo dice a propósito de una alianza que hizo el municipio a través de su tarjeta Club Preferente con el Hogar de Cristo para donar kits de uso personal en el Día de la Madre, este 10 de mayo, a las mujeres de la Hospedería de Estación Central. Es una campaña que se inició el 15 de abril y estará hasta el 15 de mayo en todos los comercios adheridos. 

Explica: 

–Esa tarjeta Club Preferente Lo Barnechea tiene un tipo de usuarios muy transversal. La utiliza la gente que vive en la comuna, pero también quienes trabajan en ella. Todos los grupos sociales la usan, porque de verdad es muy dispar nuestra comuna y ofrece beneficios valorados por todos, ricos y pobres. Ofrece descuentos en salud, en los comercios, en los supermercados, en las instalaciones deportivas. 

El alcalde afirma que Lo Barnechea tiene un importante porcentaje de vulnerabilidad social, extrema, en muchos casos. “El principal dolor de Lo Barnechea es la vivienda. Tenemos cerca de tres mil allegados, un número importante. Y un porcentaje de hacinamiento más alto que el promedio de Chile”.  

Según los recientes datos entregados por el Censo 2024, en Lo Barnechea viven cerca de 130 mil personas. “Hemos crecido mucho y un dato que me pone muy contento es que somos la comuna del país con más niños. Hoy, cuando todas las noticias hablan de un Chile envejecido, en Lo Barnechea nacen más niños que en ninguna otra comuna. Eso es lindo”.  

–Frente a esa buena noticia, ¿cómo te explicas una mala, el alto nivel de hacinamiento de Lo Barnechea, por encima del promedio nacional?

–Esta comuna históricamente ha sido bastante asistencialista. Pero con un asistencialismo bien enfocado, porque tenemos recursos y llegamos donde los más vulnerables. Eso, ¿qué genera? Que nadie se quiere ir de Lo Barnechea. Volvemos al tema de vivienda, del alto hacinamiento. Acá las personas que trabajan como jardinero, como nana, reconocen que cuentan con educación de buen estándar, salud de primer nivel. Mi antecesor, el alcalde Lira, firmó convenios con clínicas privadas para eliminar las listas de espera. Nosotros los continuamos, los estamos tratando de mejorar, incluso. Por eso nadie se quiere ir de la comuna, aunque vivan apretados en una misma casa, abuelos, padres e hijos. 

Entre Rolls Royce y casas de cartón

Alessandri vuelve a hacer recuerdos de los ’80 y los ’90, cuando se erradicaron las tomas de la orilla del río Mapocho. “Entonces surgieron sectores bien populares, con viviendas sociales como las del Cerro 18, que tenían 24 metros cuadrados construidos. Eso fue al final del gobierno de Augusto Pinochet y era lo que Chile podía entregar en ese momento, similar a lo que hizo el presidente Aylwin en sus primeros años. No es una crítica, los sacaron del río y los llevaron al Cerro 18. Y ahí hoy esas casas chicas se han hecho más chicas, porque las familias han crecido, pero nadie quiere irse”.

Eso contrasta con la población Juan Pablo II, un conjunto de townhouses que entregó Cristóbal Lira. “Son casas estupendas de 70 metros cuadrados, equipadas con paneles solares, con un pequeño patio, estacionamiento y estéticamente muy bonitas. Esta semana el ministro de Vivienda Carlos Montes y yo pondremos la primera piedra de la segunda y tercera etapa de ese proyecto. ¿A qué voy con esto?”.

–A que se puede –se responde él mismo. Y agrega:

–Nuestra municipalidad pone hartos recursos con el apoyo del ministerio de Vivienda, de distintos ministerios, de distintos gobiernos. Sólo así, colaborando, se puede avanzar para ir sacando a la gente de la precariedad y darles la vivienda definitiva. 

Alessandri afirma que no se le va detalle, ni en su comuna ni en las de los demás. “Me doy cuenta al tiro cuando cambiaron una luminaria o una palmeta. Te podría decir incluso el modelo de una luminaria nueva, porque en esto uno queda seteado para observar los progresos. Yo sé de inmediato cuando un alcalde es bueno, más o menos o malo, porque ando mirando todo.

–Comparado tu trabajo actual con la gestión en la comuna de Santiago, ¿cuáles son las diferencias más sustantivas? 

–Santiago es un buque enorme, de siete mil funcionarios. Carolina Tohá, hoy candidata presidencial, cuando me entregó el mando, me aconsejó: “Felipe, que la contingencia no te coma”. En Santiago uno está listo para avanzar y te advierten: “Alcalde, no salga por la puerta principal, porque lo están esperando los overoles blancos que lo quieren fusilar”. Uno se apronta a salir por la puerta de atrás y otro recomienda: “Mejor que no, ahí están los ambulantes, que tampoco lo quieren mucho”. Y después te avisan de un incendio, un asesinato, una huelga. Siempre hay una contingencia que entrampa el hacer. Y a los que nos encanta hacer, construir ciudad, eso es complejo. Y, como decía, la Carolina Tohá, en el día a día, te va comiendo.

–¿Y cómo es ahora el trabajo? 

–Es posible avanzar. Estoy pensando en muchas cosas: renovar el sector de la Plaza San Enrique, el mismo edificio cívico… Aspiro a que se note que poco a poco la comuna se está transformando en un lugar más humano, donde se pone al peatón primero, más armónico, donde confluyan muy bien estas distintas realidades. Mira, hablando del Hogar de Cristo, acá tenemos pobreza dura. 

Lo grafica con que en La Dehesa circulan automóviles Rolls Royce. “No sé mucho de autos, pero son máquinas que cuestan 200 millones de pesos y que pasan frente a una línea de 50 metros lineales donde aún hay casas de cartón, y no exagero. Eso a mí me violenta, por eso me presenté a la elección. Qué bueno que haya gente que se pueda comprar un Rolls Royce, bien por ellos, pero qué urgente es darle dignidad a los que viven en casas de cartón”. 

El riesgo de morir atropellado

 –¿Cuáles son los rasgos de inhumanidad que tiene la comuna de Lo Barnechea y cómo los combatirás? 

–Te respondo con un ejemplo que es un poco para la risa. Hoy llegar vivo caminando al Mall Vivo es una odisea. O sea, esta comuna fue hecha para andar en la Ford F-150, esas camionetas grandes americanas o esas suburban enormes. No es una comuna caminable. A mí me encanta caminar, por eso gozaba tanto en el Centro e hice el Paseo Bandera, arreglé la Plaza de Armas. ¿Por qué? Porque un país es verdaderamente desarrollado cuando la gente que tiene auto se baja y empieza a caminar. 

Hace notar que las distancias dentro de la comuna son relativamente cortas, pero no hay veredas. “Las personas con movilidad reducida viven en un infierno. Yo quiero hacer cambios que privilegien al peatón. Pequeñas cosas que hagan de Lo Barnechea una comuna más a escala humana. Yo vivo a tres kilómetros del municipio y no puedo llegar a pie. Mis hijos no pueden ir caminando a la peluquería porque deben atravesar unas rotondas sin paseo peatonal. Los expertos hablan de urbanismo táctico, eso es lo que aplicaré”.  

–¿Cuándo se verán esos cambios?

 –Al cabo de cuatro a ocho años Lo Barnechea será una comuna más armónica. Yo, con eso, me iría contento de vuelta a la casa. 

–¿Y de ahí al Parlamento? 

–No, a mí me gusta ejecutar, hacer cosas. Los alcaldes, independientemente del color político, nos entendemos. Colaboramos, compartimos experiencias, porque los problemas son comunes, aunque la intensidad sea diferente. A los alcaldes nos toca administrar realidades, y ahí la colaboración es clave, a diferencia de lo que se ve en el Congreso. 

Alessandri sueña con que el Metro llegue a Lo Barnechea, porque “es una comuna terminal, donde tener un auto no es un lujo, sino una necesidad. Y por eso en las horas peak los accesos se saturan. Necesitamos Metro y estamos tratando de pagar la ingeniería del proyecto de prolongación desde la Estación Estoril hasta acá”.  

Cuatro tatuajes, once aros en la nariz y el pelo naranja

–Nos alejamos de las necesidades de las mujeres, esas a las que buscan favorecer. ¿Qué proyectos hay para ellas? 

–Hacemos mucha capacitación y verlas graduarse en oficios es emocionante. Apoyamos a las cuidadoras de adultos mayores, de personas con discapacidad, de niños. Lo más importante de todo es el apoyo para que sus hijos se eduquen en los colegios de la comuna, que son de alto estándar. Lo Barnechea tiene solo cuatro colegios públicos, pero no tienen nada que envidiarle a un colegio privado de esta misma comuna en cuanto a infraestructura. 

–¿Y en lo académico? 

–Estamos metiéndole muchas fichas a la educación, porque yo creo que es el único vehículo de movilidad social que nos va a permitir superar la pobreza y lograr que las personas surjan. 

–¿Crees que ese valor se ha perdido? La alcaldesa de La Pintana, Claudia Pizarro, nos hablaba de los niños desescolarizados que se convierten en soldados del narco. 

–Hoy no hay que ir a La Pintana para saber de esa realidad. No quiero nombrar barrios para no estigmatizar, pero claramente eso se está dando en todas partes. Y uno de los factores principales es el poco tiempo y compromiso de los papás con la formación de sus hijos. Yo, como alcalde de Santiago, entregaba becas a niños con cuatro tatuajes, once aros en la nariz, el pelo naranja, pero eran jóvenes que llegaban acompañados hasta por los bisabuelos a la ceremonia de entrega de la beca. ¿Qué significaba eso? Compromiso familiar total para con que el cabro estudiara, tuviera oportunidades y saliera adelante en la vida. Que entrara al Instituto Nacional. Hoy mucho de eso se  ha perdido. Han sido tiempos de malas políticas educativas: lo de la tómbola, en no premiar el esfuerzo, por eso acá en Lo Barnechea estamos tratando de retener a los colegios y no pasarlos a los SLEP.

En ese sentido, dice que su afán es que los padres puedan estar más tiempo con sus hijos. Que puedan apoyarlos en el estudio y que asistan a las reuniones de apoderados. “Sé que la vida es dura, por eso hay que facilitarla. Ayudar a que las ciudades sean más armónicas y vivibles. Que no sea tan distinto vivir en La Ermita a vivir en Los Trapenses, que las plazas sean iguales ahí y acá. Yo busco la equidad territorial”. 

Dice que en Santiago, como alcalde, supo lo que era ser “una pituca sin lucas”. Ahora, que es “una pituca con más lucas”, está decidido a conseguir esa igualdad de base, y a colaborar con que municipios más pobres también la tengan. “Yo comparto la capacidad y el conocimiento de mi equipo con el que me lo pida. Más que pasar plata, lo que sirve es enseñarles a otros a postular a fondos para que los gobiernos regionales te puedan financiar mejores plazas, cámara de televigilancia, infraestructura vial, jardines infantiles, las prioridades que tengan”.

Dice que él comparte a sus mejores profesionales si otra comuna se los pide. “Los paso en comisión de servicio si es necesario. Mucho más útil que donar dos semáforos dados de baja acá, es capacitar al mundo público de otras comunas para que logre financiar sus propios semáforos de última generación”. 

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