Desde que decidió competir para ser candidato presidencial, Andrés Velasco levantó el discurso en contra de las “malas prácticas” y de la “vieja política”. Sin embargo, su movimiento político, Fuerza Pública, decidió apoyar a algunos candidatos a parlamentarios lejanos a la idea de renovación política, pero que lo acercan al grupo controlador del poder dentro de la DC.
Desde que decidió competir para ser candidato presidencial, Andrés Velasco levantó el discurso en contra de las “malas prácticas” y de la “vieja política”. Durante su campaña no escatimó en municiones y disparó sus cartuchos contra el senador Guido Girardi (PPD), a quien catalogó como “el rey de las malas prácticas, de los abusos y el clientelismo”.
Un discurso que le permitió obtener el segundo lugar (13%) en las primarias presidenciales de la Nueva Mayoría, imponiéndose sobre el DC Claudio Orrego (8%).
Desde entonces, Velasco trabajó en concretar su movimiento político, que se lanzó hace dos semanas en el Palacio Concha y Toro. El nombre, Fuerza Pública (FP), fue duramente criticado en las redes sociales y tuvo una polémica con un grupo de generales en retiro de Carabineros que quisieron objetarlo.
Fiel a su línea y discurso, Velasco mantuvo sus críticas a la política tradicional durante la inauguración de su movimiento. “Queremos eliminar las malas prácticas y los abusos, tanto en el mundo público como el privado. Exigimos más competencia y mejor fiscalización (…) la mala política impide el cambio y favorece a los conservadores, sean de izquierda o derecha”, fueron las palabras del ex ministro de Hacienda. Sin embargo, tácticamente decidió apoyar a algunos candidatos a parlamentarios lejanos a la idea de renovación política, pero que lo acercan al grupo controlador del poder dentro de la DC, como el gesto que hizo a la senadora Soledad Alvear, esposa de Gutenberg Martínez.
En ese contexto, El Mostrador le pidió a Andrés Velasco pronunciarse por la situación del senador Hosaín Sabag, sus conflictos de interés y la millonaria indemnización –más de $230.000.000– que recibirá por la expropiación de terrenos suyos, sobre los que se construirá la autopista Concepción-Cabrero que él mismo promovió. Pero Velasco adujo que debería pasar, por “problemas de agenda”.
