Patricio Barra, jefe de la División de Análisis Contable, nombrado por Ramiro Mendoza en 2011, se despidió de su equipo, entregó su teléfono, pero este lunes regresó a su oficina. Testigos de la situación describieron que «se parapetó en la oficina y aseguró que nadie lo saca de ahí». [ACTUALIZADA]
El viernes, el Contralor General de la República, Jorge Bermúdez les pidió la renuncia a tres personas dentro de la institución, funcionarios cuyos cargos tienen el estatus de «exclusiva confianza». Dos de los tres funcionarios aceptaron la decisión y se fueron de la entidad sin problemas. Sin embargo, Patricio Barra, jefe de la División de Análisis Contable, nombrado por Ramiro Mendoza en 2011, se despidió de su equipo, entregó su teléfono y este lunes 3 regresó a su oficina.
Testigos de la situación describieron que «se parapetó en la oficina y aseguró que nadie lo saca de ahí».
Legalmente, Bermudez puede sacarlo de su puesto, a diferencia de lo sucedido el año pasado con la subcontralora, Dorothy Pérez.
El contralor tiene 48 horas para declarar vacante el puesto, aunque se espera que Barra presente un recurso de protección.
Internamente en la Contraloría, esta desvinculación fue interpretada como un gesto hacia un cercano a la subcontralora.
Pero desde la entidad fiscalizadora trascendió que la decisión se tomó porque Barra tenía mala coordinación con el resto de los jefes e, incluso, no son pocos los que hacen la analogía con que algunos funcionarios ligados a su equipo «descorcharon champaña cuando se fue».
Desde la Contraloría entregaron un comunicado afirmando que «los jefes de división son cargos de exclusiva confianza y están en permanente evaluación. En consecuencia, el Contralor General ejerció la facultad de pedir la renuncia del Sr. Barra por pérdida de confianza”.