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Lucas Palacios, el ministro sin agenda

Lucas Palacios, el ministro sin agenda

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El ministro de Economía, según fuentes de La Moneda, estaría sin vasos comunicantes al interior del gabinete. Tampoco con la UDI, ya que -a través de una figura propia que no existe en el partido- mantiene congelada su militancia y no le reconocen cercanía ni con el sector de Jacqueline van Rysselberghe ni el de Ernesto Silva. Además de poca influencia, la falta de agenda –comentan en círculos de la sede de Gobierno– se hizo más patente cuando intentó capitalizar el tema de los “bienes esenciales” en la segunda ola de la pandemia, pero no le resultó. Las fuentes señalan que, por su afán de aumentar posicionamiento, tomándose esta contingencia para sí mismo, dejó de lado la planificación y, cuando fue objetado duramente por el mundo empresarial, debido a la laxitud en la calificación de los “bienes esenciales” –al no distinguirse con claridad qué se entendía por esencial y qué no–, Palacios intentó endosar la responsabilidad al Minsal y al Ministerio del Interior.


Desde mediados de 2020 que el ministro de Economía, Lucas Palacios, está en tierra de nadie, y a eso se suma, además, que hoy está sin agenda ni poder.

Tras los desencuentros que tuvo el año pasado con el sector empresarial y las desavenencias que mantuvo con el exministro de Hacienda y hoy precandidato presidencial de Evópoli, Ignacio Briones –cuando Palacios buscó capitalizar el estallido social lanzándose comunicacionalmente contra los grupos económicos, pero se encontró con Briones, quien no le dio posibilidad de movimiento–, el ministro de Economía no ha logrado posicionarse, perdiendo cada día más influencia al interior del gabinete.

La falta de agenda, comentan en círculos de La Moneda, se hizo más patente cuando intentó tomarse el debate de los bienes esenciales en la segunda ola de la pandemia, pero esta se le vino encima. Las fuentes señalan que, por su afán de aumentar posicionamiento, tomándose esta contingencia para sí mismo, dejó de lado la planificación y, cuando fue objetado duramente por el mundo empresarial, debido a la laxitud en la calificación de los bienes –al no distinguirse con claridad qué se entendía por esencial y qué no–, Palacios intentó endosar la responsabilidad al Minsal y al Ministerio del Interior, pero finalmente quedó develada su improvisación.

Este nuevo traspié ha confirmado la decisión de los gremios empresariales, como la CPC y la Sofofa, de saltarse al ministro de Economía, Fomento y Turismo cada vez que algún asunto de relevancia gremial cae en su cartera.

La falta de canales de comunicación con el poder empresarial es algo que se viene dando hace meses, razón por la cual, en el segundo semestre del 2020, La Moneda tomó la decisión de sacarlo del ministerio, para lo cual sondearon a Ernesto Silva, expresidente de la UDI y actual factótum de Joaquín Lavín; al exministro de Economía Félix de Vicente; a Federico Valdés, rector de la UDD y cercano a Cristián Larroulet; y al exsubsecretario de Hacienda, Francisco Moreno, quien finalmente prefirió ser candidato a constituyente. Ninguno de ellos aceptó. «Esta es la verdadera razón de por qué siguió siendo ministro», puntualizan las fuentes del oficialismo.

¿Por qué no lo protege la UDI? Según fuentes cercanas a la tienda gremialista, la razón estriba en que Lucas Palacios tiene congelada su militancia, – una figura propia que no existe en el partido- y porque nunca construyó vínculos fuertes ni con el sector de Jacqueline Van Rysselberghe ni con el de Ernesto Silva. La única excepción sería Jaime Bellolio, quien –apuntan– hoy sería más un «piñerista» que un UDI.

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