El triunfo de Kast, de derecha radical, pareciera interrumpir el giro a la izquierda que se venía dando en Chile desde el estallido social de octubre de 2019, cuando comenzaron las masivas protestas que demandaban profundas reformas al actual sistema económico, político y social chileno.
La primera vuelta de las elecciones presidenciales en Chile no sólo dejó un balotaje entre las posturas radicalmente opuestas del derechista José Antonio Kast y del izquierdista Gabriel Boric.
La agitada jornada electoral también dejó varias sorpresas que revelan el cambio político que está viviendo este país sudamericano.
Y es que por primera vez desde al retorno a la democracia, en 1990, la presidencia no se la disputarán los partidos tradicionales de centroizquierda y centroderecha.
El triunfo de Kast, de derecha radical, pareciera interrumpir el giro a la izquierda que se venía dando en Chile desde el estallido social de octubre de 2019, cuando comenzaron las masivas protestas que demandaban profundas reformas al actual sistema económico, político y social chileno.
Además, la aparición de un candidato completamente «outsider» como Franco Parisi enturbia aún más la segunda vuelta electoral, que se realizará el 19 de diciembre.
Estas y otras sorpresas que aquí te presentamos reflejan la profunda transformación del mapa político chileno.
Como ya se vio en la elección de la Convención Constituyente en mayo, en la que triunfaron los independientes, la primera vuelta presidencial confirmó la caída de los grandes partidos tradicionales que desde el retorno a la democracia en 1990 se habían alternado en el poder.
Ninguno de los dos conglomerados tradicionales (la centroderecha y la centroizquierda) estarán en competencia por la presidencia el 19 de diciembre. Los partidos que han gobernado Chile por 30 años quedaron en cuarto y quinto lugar en la presidencial.
Sebastián Sichel, que representó al oficialismo de derecha, fue cuarto, mientras que Yasna Provoste, de la centroizquierda, fue quinta.
Sin embargo, ambos lograron resultados importantes este domingo en el Congreso, una paradoja «que plantea la pregunta sobre el sistema de gobierno que va a preferir la convención constitucional», afirma a BBC Mundo el politólogo Javier Sajuria.
En un país en transformación social, los votantes se decantaron mayoritariamente por posturas más a la izquierda (Boric) y a la derecha (Kast) que las tradicionales, muestra de una polarización patente en muchos países del mundo, en la región y también ahora en Chile.
Boric, crítico de los gobiernos de centroizquierda que asumieron el mando del país tras el retorno de la democracia, capitalizó el descontento social que reclama mayor presencia del Estado y políticas más inclusivas con propuestas más transformadoras que las de Provoste desde el centro-izquierda.
Por su parte, Kast ha seguido el ejemplo de Donald Trump en Estados Unidos o de Jair Bolsonaro en Brasil para llevar a la derecha más al extremo frente a la tradicional que representó en los últimos años el actual presidente Sebastián Piñera.
Para Cristóbal Bellolio, doctor en Filosofía Política y profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez, la victoria de Kast, que simpatiza abiertamente con el gobierno de facto de Augusto Pinochet, agudiza «las contradicciones de manera bien insólita, porque uno esperaría que después del estallido social, que tuvo demandas de izquierda, lo capitalizara el grupo que más se identifica con esas demandas».
«Lo que nadie esperaba es que una derecha más conservadora, más reaccionara y nacionalista fuera la que anotara su nombre en segunda vuelta. Porque mucha gente esperaba que la derecha post Pinochet fuera más liberal, más centrista, más moderada».
Así fue con los gobiernos de Piñera, cuya herencia, tomada por Sichel en estas elecciones, fue superada por el extremo.
La gran sorpresa de la noche electoral fue el tercer puesto de Franco Parisi, un economista liberal que ha hecho campaña desde Estados Unidos, sin pisar el país y al que varios analistas definen como populista.
Pero no sólo no estuvo en la campaña, sino que lleva dos años sin regresar a Chile. Hay una querella en su contra por no pagar la manutención de sus hijos, lo que le impediría salir del país si decidiera entrar. Pero Parisi niega que ese sea el motivo.
Eso no le impidió ser la tercera fuerza más votada detrás de Kast y Boric, y por delante de Sichel y Provoste con un 12,80% de los apoyos.
Aunque es difícil hacer una matemática directa, es de esperar que el centroderecha se incline por Kast, mientras que el centroizquierda lo haga por Boric. Pero, ¿qué harán los votantes de Parisi?
Aunque sus postulados sociales no coinciden con los conservadores de Kast, sí hay paralelismos con las políticas económicas. Es posible que defina sus apoyos para la segunda vuelta a través de una consulta digital.
El 12,80% es tres puntos mejor que lo que Parisi logró en las presidenciales de 2013.
Su éxito se basó en una fuerte campaña digital con contenido en canales propios y redes sociales, y con un discurso crítico con la clase política que, como en muchas partes del mundo, también resuena con éxito en Chile.
«Es un candidato que supo posicionarse muy bien en un discurso populista, antipolítico y orientado a quienes rechazan de igual manera a los partidos de centro izquierda como de derecha», afirma el politólogo Javier Sajuria.
«Es decir, personas que no comulgan con los partidos tradicionales ni con el sistema en general», agrega el experto, en un clima en el que el estallido social dio la vuelta al statu quo político de Chile.
Kast y Boric son la muestra de ello, pero también el atípico Parisi, cuyos votos pueden ser la clave del balotaje.
El norte del país, que fue un tradicional bastión de centroizquierda, confirmó en esta elección el giro a la derecha en un momento de gran tensión migratoria en la zona.
En Arica y Parinacota, la región más al norte, los más votados fueron Kast y Parisi. Lo mismo en Tarapacá; y en Antofagasta ganó Parisi, seguido de Kast.
«Ya hubo indicios de ese giro en 2013. Son zonas mineras, donde el Estado es inexistente y hay una población flotante de altos recursos, por los sueldos de la minería, pero de trabajos manuales. Prima el esfuerzo individual sobre el apoyo del Estado, y ese discurso funciona bien con Parisi», afirma Sajuria.
Tanto en Arica como en Tarapacá la crisis migratoria ha sido un tema electoral clave dado que ha sido los sectores que más ha sufrido el alza de los migrantes que han ingresado por pasos no habilitados, sobre todo venezolanos.
Kast incluso defiende la construcción de una zanja y ha hecho de la migración el punto fuerte de sus campañas. Visitó la localidad de Colchane, epicentro de la tensión migratoria.
Parisi, por su parte, propone un control fronterizo reforzado entre la Policía y las Fuerzas Armadas y deportar a quienes cometan delitos.
En las regiones del norte del país se encuentran los más ricos yacimientos de cobre, del cual Chile es el mayor productor mundial, y donde la vida es muy cara y existen diferencias de ingresos entre los trabajadores mineros y el resto de la población que no han podido achicar los sucesivos gobiernos de los partidos tradicionales.
«En el norte existe un mayor desencanto con los partidos políticos tradicionales», dijo a la agencia AFP Rodrigo Espinoza, analista de la Universidad Diego Portales Espinoza.
Una clave para que Boric pueda imponerse a Kast es convencer a los votantes de Parisi en esas regiones del norte para tratar de recuperar la ventaja con la que parte el derechista de cara a la primera vuelta.
Sea quien sea el próximo presidente de Chile, será de vital importancia la conformación política del Parlamento.
Pese al pobre desempeño de los candidatos Sichel y Provoste -que obtuvieron el cuarto y quinto lugar en la presidencial, respectivamente-, tanto la centroderecha como la centroizquierda lograron mantener su hegemonía en la Cámara Alta.
Pero fue especialmente sorpresivo el triunfo de la derecha, que logró llegar a los 25 senadores, equivalentes a la mitad del Senado (50%), un escenario inédito desde 1990.
Al pacto oficialista «Chile Podemos Más», se le sumó Rojo Edwards, un candidato del partido Republicano, de José Antonio Kast.
Este dato es relevante, considerando que si la izquierda consiguiera llegar a La Moneda, encontraría aquí un contrapeso importante en sus propuestas,
Actualmente, el conglomerado de centroderecha tiene 19 senadores, que equivalen el 44%. Según el diario La Tercera, el sector esperaba mantener su peso relativo (y, a lo más, aumentar su presencia a un 46% en el mejor de los casos), pero los resultados fueron bastante más auspiciosos.
Por su parte, la centroizquierda logró mantenerse como la segunda fuerza en el Senado, con un total de 18 senadores.
No obstante, otra de las sorpresas fue el desempeño del Partido Comunista que logró volver al Senado (con Claudia Pascual y Daniel Núñez), donde no tenían un representante desde 1973.
En la Cámara de Diputados, en tanto, los comunistas también lograron una ventaja favorable al conseguir 11 escaños, lo que confirma su influencia en el conglomerado Apruebo Dignidad, que apoya a Gabriel Boric.
De todas maneras, es importante resaltar que ni el eventual gobierno ni su oposición tendrán mayoría en la Cámara Baja.