Una víctima del exsacerdote Reinaldo Méndez, quien llegó a un acuerdo extrajudicial con la Iglesia de Concepción y personalmente con el arzobispo Chomali, denuncia que no se está cumpliendo lo acordado y lleva dos meses sin acceder a la terapia psicológica, por falta de financiamiento.
En marzo de este año, José Lara (42) recibió ciertas peticiones del Consejo de Prevención Abuso y Acompañamiento de Víctimas del Arzobispado de Concepción. “Me dijeron que eran muchas las sesiones psicológicas que estaba tomando, que necesitaban que se les extendiera un certificado o informe con los avances y que, además, deseaban saber en qué etapa del tratamiento estaba”, cuenta Lara, sobreviviente de abuso sexual eclesiástico.
A fines de agosto le confirmaron que no podría seguir con la terapia que venía realizando desde 2021. María Cristina Benavente, en nombre del mencionado Consejo, le señaló que el presupuesto de su tratamiento era muy alto. “Dijeron que sesionaban muy seguido (12 veces al mes) y el costo era muy elevado (65 mil pesos por sesión)”, explica José Lara.
A cambio, le ofrecieron que se atendiera con alguno de los psicólogos en convenio con el arzobispado. “No se movieron de ahí. Les envié un correo ofreciendo que yo seguiría pagando las sesiones, incluso les planteé bajar la cantidad de sesiones a 5 mensuales. Pero insistieron en que el punto era cumplir con la escritura pública, pero bajo los estándares de ellos. Una situación imposible. Llevo dos años en terapia y he tenido notables avances. No se trata de cambiar de profesional así nomás. Además, el acuerdo firmado, en los puntos noveno y décimo, se refiere a las terapias psicológicas donde se indica que debo sesionar de forma pertinente, a causa de los abusos sexuales cometidos por Reinaldo Méndez Sánchez. No hay fecha de inicio ni de término, tampoco se fijó el valor de las consultas, ni hay obligación de un informe trimestral ni nada parecido. No les estoy pidiendo limosna, solo cumplir con lo firmado”, señala.
José Lara fue víctima de abuso sexual reiterado por parte del exsacerdote Reinaldo Méndez Sánchez, en 2002. Una situación que le cambió la vida en todo sentido y lo dejó en shock por mucho tiempo. “Estaba listo para entrar al seminario mayor, mi sueño era ser sacerdote y servir. Pero, una vez ingresado, no aguanté más de tres meses, de marzo a mayo. Tuve que salirme. Al comienzo pensé que con oración, con estar en comunidad, iba a poder salir, pero no fue así. Esto fue una bola de nieve que fue creciendo cada día”, relata.
Dice que el escape y refugio que encontró fue el alcohol. Y recién en 2015, alentado por otras denuncias y cuando llevaba 22 meses sobrio, hizo la primera denuncia ante el Arzobispado de Concepción. “Y ese mismo día, saliendo de ahí, pasé a denunciar en la Fiscalía, porque en ese tiempo estaba fray José Miguel San Martín, y cada papel que escribió con la denuncia, me hizo firmar solamente a mí y lo iba guardando en un cajón del escritorio… Estaba encubriendo todo. En ese mismo momento pedí una entrevista con Fernando Chomali. Pero nunca recibí respuesta. Esperaron que la justicia hiciera su trabajo. Y una vez que Reinaldo Méndez Sánchez fue sobreseído, ellos cerraron el caso canónicamente. Y no hubo ninguna restricción, no le pusieron medidas cautelares durante el proceso, nada de nada”, afirma.
En 2018 insistió con una audiencia con Fernando Chomali: “Me la otorgaron, pero justo aparecieron dos nuevas víctimas menores de Méndez Sánchez (la sentencia salió en octubre pasado: 5 años de libertad vigilada). Y toda la concentración se fue a ese caso”.
En esa reunión, Chomali ofreció pagarle una carrera técnica. “Me matriculé para estudiar técnico jurídico. Estuvimos ocho meses en negociaciones, porque el pago máximo que me ofrecieron era de 20 millones y le descontaban los estudios, psicólogos, psiquiatras, medicamentos… No acepté y eso significó que dejé los estudios y al psiquiatra. Al final quedamos en 36 millones de pesos, pagados en 4 cuotas anuales, más las atenciones psicológicas. Chomali no es confiable, en privado ofrece y dice una cosa y, luego, hace otra. La Iglesia no está cumpliendo con las víctimas, por eso voy a demandar al episcopado”, sentencia.
-¿Por qué al episcopado?
-Porque Fernando Chomali y su abogado hicieron la escritura de tal forma que no puedo demandar al arzobispado. Entonces, como ya hay una querella similar por parte de otro sobreviviente de abusos, que es hacia el episcopado, creo que es la mejor alternativa. Es la forma de generar una presión canónica y a la vez civil, para que ellos sigan pagándome las sesiones psicológicas y las dos cuotas pendientes que me quedan de la reparación al daño moral. Quiero decir que Chomali no es ninguna esperanza para Santiago, seguirá haciendo lo mismo respecto a los abusos que ha hecho acá en Concepción: nada.