Por años esta exitosa empresa de paneles prefabricados habría mantenido el modus operandi de “maquillar” la accidentabilidad de sus operaciones, para así mejorar sus índices de seguridad laboral. Con utilidades anuales por $29 mil millones, Tecno Fast habría falseado datos a la Mutual de Seguridad.
“Es que siempre lo hemos hecho así. Todos lo hacen”, respondió el gerente general de Tecno Fast, Rodrigo Prado Romani, en una reunión en que el exgerente contralor de la empresa Tomás Greene le expuso los graves hechos que había descubierto a los pocos meses de ser contratado.
Así lo denuncia el exgerente contralor en una demanda interpuesta hace unas semanas ante el Primer Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago. Y agrega que sus preguntas incómodas al interior de la empresa le causaron la animadversión de las altas esferas de la misma, donde figuran el presidente de la compañía, Cristián Goldberg Valenzuela, su hijo Cristián Goldberg Aichele, y los directores José Luis del Río Goudie, Juan José del Río Silva, Cristian Concha Soffia y Felipe Larraín Tejeda, hasta que le costó el empleo.
Pero más allá de las desavenencias laborales, lo que reclama Tomás Greene dice relación con una práctica sistemática al interior de Tecno Fast, donde por años se habrían ocultado varios de los accidentes laborales sufridos por sus trabajadores.
No todos los accidentes ocurridos en las tareas de producción han sido informados (y tratados) a través del organismo administrador del seguro previsto en la Ley de Accidentes del Trabajo, ni tampoco han sido informados a otras autoridades. Todo ello con la finalidad de evitar el alza de la cotización adicional y diferenciada prevista en el artículo 15 de la Ley 16.744.
Una fuente relata que el sistema está tan arraigado, que los propios directivos hablan de “Plan B” para referirse a este modus operandi. Este “Plan B” consiste –según señala Tomás Greene– en tratar al accidentado en clínicas privadas, pagadas directamente por la empresa, sin ser reportados los accidentes ante el seguro del trabajador, manteniéndosele a este el pago del sueldo como si estuviera operativo, sin licencia de por medio.
“Con esta acción, además logran mejorar la tasa de accidentabilidad (cantidad de accidentes por cada 100 trabajadores) de la empresa, lo que les da opción para postular en mejores condiciones a jugosos contratos, en especial, con las mineras, y evitar un alza en la cotización diferenciada de la Ley de Accidentes del Trabajo”, incremento que afectaría la cotización de cada uno de los trabajadores de la empresa (y que se mantiene por tres años).
Por ejemplo, el año 2021 se reportó a la Mutual de Seguridad una tasa de accidentabilidad del 1,7. Pero existieron accidentes no reportados por un 2,1. Así, al sumar ambas cifras, da una tasa real de 3,8. El índice promedio que se pide para una licitación es de 2,0.
El promedio anual informado para el año 2022 fue de 1,8. Se trataron “por fuera” 1,6. El promedio real del año sería de un 3,4.
Al observar los registros señalados por el demandante, los accidentes tratados por “Plan B” siempre son superiores a 2,0 y lo informado a la Mutual, por años, nunca ha superado el 2,0.
Los documentos a los que tuvo acceso El Mostrador dan cuenta de boletas y facturas de tratamientos, medicinas y prestaciones de salud de distintos trabajadores, principalmente en Clínica Meds de La Dehesa, que concentra el 87% de las atenciones, por $13.425.742. Le siguen: Clínica Alemana con $ 264.947; Mega Salud con $188.630; Integramédica con $130.086; Clínica Santa María con $110.000; Clínica Dávila con $104.189; Colina Salud con $75.708; y Clínica Las Condes con $71.613, entre otras instituciones privadas. Las lesiones más tratadas a través del “Plan B” serían heridas, contusiones, fracturas, dolores por posturas forzadas, conjuntivitis química, entre otros traumas, según datos de los tratamientos reembolsados.
“Esta mala práctica ya había sido detectada antes de que nuestro representado se uniera a la compañía”, denuncia Tomás Greene en su escrito presentado ante el Primer Juzgado de Letras del Trabajo, en específico, durante la elaboración del modelo de prevención de delitos para cumplir con la Ley N° 20.393, llevada a cabo por el estudio jurídico Albagli & Zaliasnik, en el año 2020.
En el informe presentado por este estudio, un entrevistado declara: “Si un viejo se accidenta por un accidente laboral nosotros lo mandamos a la Mutual de Seguridad pero sí un viejo, por ejemplo, se apretó el dedo en la puerta o se pegó un martillazo en el dedo, tratamos de no mandarlo a la Mutual de Seguridad sino que lo mandamos a una clínica en la cual se le arregla el dedo, le cubren el dedo y después al viejo le dan 2 o 3 días para que descanse y se recupere y después entra a trabajar de nuevo. Porque si lo mandamos a la Mutual de Seguridad le dan 10 o 15 días de licencia, de tiempo perdido, y esa cuestión nos afectaba el certificado final y nos dejaba la escoba y eso está en conocimiento de la gerencia general”.
Otro trabajador agrega: “Es una realidad que hacen las mineras también… La hace todo el mundo. Esto porque hay que mantener un índice (de accidentabilidad) de frecuencia bajo. Hoy los prevencionistas de riesgos, deben preocuparse por la seguridad laboral de los trabajadores, pero también por mantener indicadores que no impacten el número de la tasa de accidentabilidad”.
“Hoy, gracias al esfuerzo de todos los colaboradores, contamos con las certificaciones ISO 9001 (Calidad), ISO 14001 (Medio Ambiente) e ISO 45001 (Seguridad y Salud Ocupacional). Esta condición posiciona a la compañía a la altura de las empresas con los mejores estándares del mundo”, dice la presentación en la web de Tecno Fast. Pero un experto puntualiza que “esas normas no dicen mucho, uno paga a la consultora y te certifican”.
Tecno Fast se ha convertido en líder en construcción modular, a través de paneles prefabricados. Controla casi el 90% del mercado chileno y posee una filial en Perú y operaciones en Estados Unidos y en España. Tiene utilidades anuales por más de 29 mil millones de pesos.
La empresa fue creada en 1995 por Cristián Goldberg Valenzuela, ingeniero en Administración de Empresas (UDP), quien también es presidente del directorio de Desafío Levantemos Chile.