Desde 2018, cuando asumió en el Mineduc, la abogada se ha empeñado en revertir la reforma educacional de Bachelet. Hoy los argumentos se cristalizan en un libro publicado por la Universidad San Sebastián. La exministra dice que se derogó por ley el esfuerzo personal y se erradicó el mérito.
El lunes se lanzó el libro Reforma educacional: ¿Un experimento fracasado?, publicación de Ediciones USS, coordinada por la exdiputada, exministra y exconvencional Marcela Cubillos, donde junto con otros ocho académicos de la Universidad San Sebastián abordan el impacto de la reforma educacional realizada por Michelle Bachelet en su segundo Gobierno.
Los análisis –cuatro de ellos escritos por exprofesionales del Ministerio de Educación (Mineduc) durante el mandato de Sebastián Piñera (Marcela Cubillos, José Pablo Núñez, Fernando Peña y Jorge Barrera), además de autores entre los que cuentan Julio Isamit, José Francisco Lagos, Ana Luz Durán, Víctor Ruiz y Macarena Bravo– apuntan a responder la pregunta: ¿llegó la hora de una contrarreforma?
Una idea que en la derecha, y en particular Cubillos, vienen amasando hace varios años. Por eso, que la abogada haya coordinado el texto, a ojos de varios expertos en educación resulta una paradoja, pues está considerada entre las peores titulares del Ministerio de Educación (Mineduc) de los últimos tiempos.
Durante el año y medio en que estuvo al frente del Mineduc (agosto 2018- febrero 2020) se esforzó por promover una serie de iniciativas que iban por el mismo camino que el libro recién lanzado: la contrarreforma educacional. Así, impulsó Aula Segura, que permite la expulsión inmediata de estudiantes involucrados en actos de violencia. También respaldó el ingreso de las Fuerzas Especiales de Carabineros al Instituto Nacional en medio de las protestas en el establecimiento y otras intervenciones similares.
Otro de sus caballos de batalla, que la llevó incluso a una gira por el país, fue Admisión Justa, que planteó –sin éxito ni respaldo técnico– una serie de modificaciones a la Ley de Inclusión de la reforma y que permitía retornar a la selección.
En medio de esta cruzada, incurrió en un error al aseverar, con cifras equivocadas, que el actual sistema, que opera con un algoritmo, había implicado que la mayoría de los alumnos no quedaran en el primer colegio de preferencia.
“Padres sienten no haber sido parte, en el pasado, de cambios que les afectan. Por ello lanzamos #CabildosDeApoderados para llegar al mayor número de padres y escucharlos (sic)”, sostuvo. Y señaló que un 36% de los postulantes quedó en su primera preferencia y un 62% en alguna de las tres primeras. No obstante, el informe elaborado por expertos de la Universidad de Chile dio cuenta de que un 54% quedó en su primera prioridad y un 80% en las tres primeras preferencias. Cubillos había usado una submuestra.
Por esto y otras “acciones”, enfrentó una acusación constitucional –de la cual zafó en la Cámara–, fue acusada públicamente de mentir en torno al proyecto Admisión Justa, bajó abruptamente su valoración política en 28 puntos y se enfrentó con el Colegio de Profesores, quienes pidieron su renuncia tras 51 días de paro. Aún se recuerda una interpelación que le hizo una profesora, con quien se encontró en el Cementerio General: “Ahí va la Cubillos, la displicente, la que no tiene ni herramientas ni competencia”, fueron parte de las críticas que luego se convirtieron en virales.
A fines de febrero de 2020, consecuente con sus ideales, dejó el Mineduc para postular a la Convención Constitucional, para trabajar “desde dentro” en contra de la reforma de la Constitución de 1980.
Marcela Cubillos fue alumna de Jaime Guzmán y parte del círculo donde también estaba Andrés Chadwick Piñera, hoy decano de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad San Sebastián (USS). Como buena exintegrante del Gobierno de Chile Vamos, encontró un centro de operaciones en la USS.
La exministra plantea, en su capítulo de Reforma educacional: ¿Un experimento fracasado?, que las leyes mencionadas han provocado “graves injusticias y un grave daño a la calidad de la educación”. Cataloga la normativa como “la derogación por ley del esfuerzo personal y la erradicación del mérito. Los resultados confirman que la selección no era un problema y se aplicó un mal remedio donde no había enfermedad. Con esto se generó un conflicto y una tremenda injusticia. Quienes se esfuerzan por sacar adelante sus proyectos de vida deben ser reconocidos y no castigados. Este sistema centralizado no ha logrado que disminuya la segregación, que era una de las promesas”.
“En vez de plantear alternativas para una mejor implementación de la reforma o corregir algunos aspectos de ella, Cubillos quiere volver el tiempo atrás, como si la municipalización de la educación en Chile no hubiese sido un desastre y un proyecto explícito de destrucción de la educación pública”, señala el sociólogo Andrés Kogan.
Y agrega: “Su fanatismo neoliberal es tan fuerte en Cubillos que, si dependiera de ella, dejaría a toda la educación municipal a merced de corporaciones sin control alguno de Contraloría, en cuanto a los recursos y su gestión. Tal como pasó por décadas en Chile, causando que muchos municipios arrastren aún enormes deudas previsionales con docentes y faltas a la probidad, dejando en completo abandono a las comunidades educativas. Para Marcela Cubillos lo mejor sería que se cayera la reforma educacional iniciada por Michelle Bachelet en 2014, para volver a lo que había antes, sin importar que eso conllevara el fin de la educación pública y la exclusiva administración de privados de establecimientos educacionales. La desaparición de la educación pública sería algo inédito en el mundo, en cualquier democracia actual, vulnerando así derechos básicos”.