Las elecciones europeas, que se celebran del 6 al 9 de junio, podrían darle un impulso a los partidos de ultraderecha en varios países de la UE, según encuestas.
Supervivientes del Holocausto instaron esta semana a los jóvenes votantes a atajar el auge de la ultraderecha en las elecciones europeas de esta semana, diciéndoles: “nosotros no pudimos impedirlo en aquel entonces. Pero ustedes pueden hacerlo hoy”.
“Para millones de ustedes, las elecciones europeas son las primeras de su vida. Para muchos de nosotros, podrían ser las últimas”, escribieron los ocho hombres y mujeres, de entre 81 y 102 años, en una carta abierta presentada durante una rueda de prensa en Berlín.
Según los sondeos, los comicios, que se celebran del 6 al 9 de junio, podrían darle un impulso a los partidos de ultraderecha en varios países de la UE.
En Alemania, las encuestas dan al partido Alternativa para Alemania (AfD) alrededor de un 15 por ciento en intención de voto, más de los obtenidos en 2019 (11 por ciento), pese a una serie de escándalos que empañaron su imagen.
“Bastantes puntos en común” con nazismo
Ruth Winkelmann, de 95 años, afirmó haber firmado la carta “porque el AfD se está haciendo demasiado fuerte”. Esa formación tiene “bastantes puntos en común” con los nazis de los años 1930, quienes también estaban “contra las personas que son diferentes”, dijo a AFP.
Hija de padre judío y madre protestante, Winkelmann se convirtió al judaísmo para casarse y recuerda haber visto los escaparates de las tiendas judías rotos cuando iba de camino a la escuela, de niña, en el Berlín de los años 1930.
Después de que su padre fuese deportado a Auschwitz en 1943, se escondió con su madre y su hermana en un cobertizo. “Cuando la guerra por fin terminó caí en los brazos de mi madre y gritamos de alegría: ‘¡Sobrevivimos, ahora somos libres!'”, contó.
Walter Frankenstein, de 99 años, también comparó el ambiente político actual con el de los años 1930, con “un gobierno democrático débil y un partido que unificaba a los descontentos”.
Albañil de formación, fue seleccionado para los trabajos forzados. Su esposa, Leonie, y él pasaron a la clandestinidad con sus dos hijos y sobrevivieron durante los últimos días de la guerra, a finales de abril de 1945, en un búnker público.