Argumentando una supuesta persecución a sus hijos –ambos imputados por hechos violentos ocurridos en el sur del país–, el líder de la CAM anunció el 3 de junio pasado que no ingeriría alimentos.
Luego del fallo del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Temuco, que condenó al líder máximo de la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM) a una pena de 23 años de presidio por distintos delitos, incluyendo la Ley de Seguridad del Estado, Héctor Llaitul anunció el inicio de una huelga de hambre, acusando una supuesta persecución en contra de dos de sus hijos, Ernesto y Pelantaro.
El primero fue detenido en 2022 junto a otros sujetos, acusado de un atentado incendiario en un fundo cercano al Salto del Laja, juicio en el cual fue condenado, pero posteriormente fue anulado, por lo que debe haber un nuevo proceso. Pelantaro Llaitul, en tanto, fue detenido en las cercanías de Cholchol (La Araucanía), luego de otro atentado incendiario y se encuentra en prisión preventiva.
El 3 de junio pasado, Llaitul padre notificó a las autoridades de Gendarmería de Concepción (en cuya cárcel se encuentra recluido) que iniciaba una huelga de hambre líquida en favor de la libertad de “todos los presos políticos mapuche” y en especial de sus hijos, además de la nulidad del último fallo en su contra.
Tras ello, el 12 de junio, el director de Gendarmería, Mario Palavecino, interpuso un recurso de protección ante la Corte de Apelaciones de Concepción, indicando que cuando el condenado inició la huelga pesaba 96 kilos y que ese día (el 12) ya había bajado ocho, solicitando que se autorizara a la institución carcelaria a internarlo en un hospital, de ser necesario.
Frente a ello, la Sexta Sala del tribunal de alzada, integrada por los ministros Waldemar Koch y Margarita Elena Sanhueza, además del abogado Francisco Santibáñez, decidió acoger el recurso, “en cuanto se declara que la decisión adoptada por éste constituye un atentado a su vida e integridad física, de manera que se autoriza a Gendarmería de Chile para que adopte las medidas conducentes para internar, en caso de urgencia, al huelguista en un centro hospitalario, a objeto de que se le brinde una total y completa atención médica en el resguardo de su salud y hasta su completo restablecimiento”.
Cabe recordar que esta no es la primera huelga de hambre de Llaitul, y que en 2022, cuando encabezó otra, el entonces arzobispo de Concepción (actual arzobispo de Santiago), Fernando Chomali, se ofreció como mediador, función que ya había cumplido en otras huelgas. De hecho, pese a su talante conservador, Chomali generó una importante cercanía con el líder de la CAM, a tal punto que cuando este postulaba para obtener la libertad condicional, al llevar cumplida la mitad de la pena de 14 años que se le impuso por el atentado contra el fiscal Mario Elgueta y tres oficiales de la PDI, le consiguió trabajo en la fundación Nuevo Milenio, vinculada a la Iglesia de Concepción, gracias a lo cual Llaitul pudo cumplir con uno de los requisitos que necesitaba para optar a la libertad, que era contar con una oferta de trabajo.
Sin embargo, dicha cercanía ha importado otros costos para la CAM y Llaitul, que ha sido muy criticado por otros grupos violentistas, como Weichán Auka Mapu o la Resistencia Mapuche Lafkenche, que consideran que las iglesias católica y evangélica son parte de sus “enemigos”.