Luego de que el presidente Joe Biden la ungiera como su sucesora en la carrera contra Donald Trump, surgieron voces que ponen en duda su real competitividad frente al republicano, que hasta la fecha aparece como el más posible triunfador de las presidenciales de noviembre en EE.UU.
El sábado 6 de julio, la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris subió al escenario de un festival cultural de personas negras en Nueva Orleans y habló sobre la historia de su vida y lo que sentía que había logrado en la Casa Blanca.
Fue el tipo de evento al que la vicepresidenta -primera persona negra y sudasiática en ocupar el cargo- asiste regularmente desde que hace tres años y medio asumió sus funciones.
Para ese momento, el número de periodistas que seguían a la funcionaria aumentó, luego de los constantes pedidos para que Joe Biden, de 81 años, dejara atrás sus aspiraciones como candidato presidencial tras un desastroso debate contra Donald Trump y la preocupación por su elevada edad.
Este domingo, la idea de que Harris, de 59 años, sea su posible sustituta está mucho más cerca, ante la renuncia de Biden a la reelección.
El actual presidente, que dijo en una carta publicada en redes sociales que se concentrará en terminar su mandato, apoyó a su vicepresidenta como próxima candidata demócrata.
A Harris le queda un largo trecho pues tendría que ser refrendada por la Convención Nacional de su partido, que se celebrará la semana del 19 de agosto.
Pero desde que comenzaron los rumores sobre Harris, analistas y encuestadoras han colocado su atención en cuán posible es que pueda verdaderamente vencer a Donald Trump.
En una entrevista de televisión, el congresista Adam Schiff de California opinó que si Biden no podía ganar tenía que “pasar la antorcha a alguien que pueda”.
Kamala Harris, añadió, “muy bien podría ganarle” a Trump.
La propuesta llamó mucho la atención entre algunos demócratas, incluidos los aliados de Biden, que ven en Harris una vicepresidenta que fracasó en su intento por la nominación demócrata de 2020 incluso antes de que se emitiera la primera votación y que ha tenido problemas por los bajos índices de aprobación durante su estancia en la Casa Blanca.
En contra de eso, importantes legisladores demócratas como Schiff y el congresista de Carolina del Sur Jim Clyburn presentaron a Harris como la sucesora obvia de Biden, algo que refrendó ayer domingo el actual presidente y el matrimonio formado por Bill y Hillary Clinton.
Sin embargo, Harris no ha sido la única alternativa que se ha discutido.
La lista de posibles reemplazos abarca desde un grupo de gobernadores populares (Gretchen Whitmer de Michigan, Gavin Newsom de California, Josh Shapiro de Pensilvania y JB Pritzker de Illinois) hasta el secretario de Transporte, Pete Buttigieg, y el congresista de California Ro Khanna.
Pero un memorando que circuló en línea, supuestamente escrito por algunos demócratas, exponía un argumento detallado para promover a Harris a pesar de sus “debilidades políticas”.
La publicación decía que elegir a alguien que no sea ella desorganizaría la campaña y mantendría las “disputas demócratas” en el foco de los medios durante meses.
Tras la renuncia a la candidatura de Biden, la idea de que los demócratas pasen por alto a Harris en favor de otro candidato horroriza a muchos en la izquierda del partido y en el grupo de demócratas negros.
En esa situación, “el partido no debería de ninguna manera hacer algo para evitar a la señora Harris”, dijo hace unas semanas Clyburn, uno de los legisladores negros más destacados del Congreso.
Los republicanos también han reconocido que Harris sería la favorita para reemplazar a Biden.
El senador Lindsey Graham, de Carolina del Sur, advirtió en una entrevista televisiva que los republicanos deben estar preparados para una “carrera completamente diferente” si Harris, a quien describió como una candidata “vigorosa”, se convirtiera en la nominada.
Graham enfatizó su marca progresista de California, sugiriendo que estaba más cerca en términos políticos del líder de izquierda Bernie Sanders que de Joe Biden, en lo que parecía ser un atisbo de una línea de ataque republicana en caso de que ella finalmente asuma la candidatura.
Por su parte, Donald Trump la calificó de “patética” en los días posteriores al debate.
Pero, en última instancia, la única pregunta que importa para muchos demócratas -incluidos los donantes con mucho dinero- es qué posibilidades tiene de vencer a Trump.
En una encuesta de CBS News y YouGov realizada la semana pasada, Harris tenía una ligera mejor ventaja que el actual presidente Biden frente a Trump.
Trump estaba por encima de la abogada por tres puntos (51% a 48%), mientras que aventajaba a Biden por cinco (52%-47%) entre los votantes probables (el margen de error de la encuesta fue de 2,7 puntos).
Pero muchos expertos descartan tales encuestas y señalan que el sentimiento de los votantes cambiará ante la renuncia de Biden. Algunos opinan que los electores comenzarán a evaluar a otros candidatos además de a Harris.
Un encuestador demócrata cercano a la campaña de Biden reconoció que Harris puede tener más potencial para ampliar la base de votantes del partido que el presidente, pero se mostró escéptico sobre la diferencia que ella marcaría.
Las encuestas que la enfrentan a Trump en este momento “no significan nada”, dijo la persona, que pidió el anonimato porque no estaba autorizada a hablar con los medios.
Harris, hija de madre india y padre jamaiquino, obtiene mejores resultados en las encuestas que Biden entre votantes negros, latinos y jóvenes, sectores electorales críticos que ella podría dinamizar como nominada.
Pero otra cuestión incierta es si realmente aumentaría la participación entre los votantes más jóvenes de color. “Es un momento de esperar y ver qué pasa”, dijo el encuestador.
Algunos en el partido también se preguntan si la reputación progresista de Harris pone en riesgo a los votantes sindicales y obreros en los estados clave como Pensilvania, Michigan y Wisconsin que Biden ganó por estrecho margen en 2020 y que ambos partidos necesitan para asegurar una victoria en noviembre.
En caso de que ella se hiciera cargo de la boleta, algunos demócratas han sugerido que el gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, o el gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper, podrían ser elegidos como compañeros de fórmula para captar votantes centristas en los estados del Medio Oeste.
En eso pareció pensar Trump al elegir como vicepresidente la pasada semana al senador de Ohio JD Vance, de 39 años.
Las profundas preocupaciones entre algunos demócratas sobre la fuerza de Harris como candidata presidencial se remontan a su fallida candidatura a la nominación del partido en 2020, en la que asestó golpes a Biden en un debate inicial, pero luego se estrelló antes de los primeros caucus en Iowa.
Los críticos afirman que tuvo dificultades para definirse como candidata, un sentimiento que ha persistido durante su mandato como vicepresidenta.
Además, tuvo un comienzo inestable en la Casa Blanca, marcado por errores de alto perfil en entrevistas, bajos índices de aprobación y cambios de personal.
También se le asignó la tarea de supervisar la estrategia del gobierno para reducir la migración a través de la frontera sur de Estados Unidos, que aumentó a niveles récord en los últimos tres años y sigue siendo una vulnerabilidad importante para la campaña.
Durante el último año, Harris encontró un espacio como la principal voz del gobierno sobre el derecho al aborto, un tema que ayudó a los demócratas durante las elecciones legislativas de 2022 y que el partido espera que le atraiga más votantes en noviembre.
Como exfiscal que manejó casos de violencia sexual y para movilizar a los votantes en torno al tema, ha hecho referencia a historias personales de trabajo con mujeres que abortaron en el baño o fueron rechazadas en hospitales.
En la campaña electoral, también ha tratado de capitalizar otros temas que resuenan entre los votantes jóvenes, incluida la condonación de la deuda estudiantil, el cambio climático y la violencia armada.
La Casa Blanca también ha hecho un esfuerzo concertado para promoverla más fuertemente.
Aún así, se enfrenta a una batalla cuesta arriba para cambiar el escepticismo de los votantes: sus índices de aprobación rondan el 37% en los promedios de encuestas compilados por FiveThirtyEight, un nivel similar a los de Biden y Trump.
Para el día del Festival Essence en Nueva Orleans, algunos votantes, como Iam Christian Tucker, una pequeña empresaria, se mostraron dispuestos a apoyar cualquier fórmula presidencial elegida por el partido.
La mujer de 41 años dijo que le agradaba Kamala Harris, pero que no estaba segura de si una presidenta negra podría ganar las elecciones.
“Estoy votando contra Donald Trump más que nada”, le dijo a la BBC.
Greg Hovel, de 67 años, que asistió a un mitin a favor del presidente Biden en Madison, Wisconsin, hace unos días, dijo que apoyó a Harris en las primarias de 2020 y que siempre ha sido “un fanático” de la vicepresidenta, aunque advirtió que hay “mucho sentimiento anti-mujer” en el país.
“Creo que sería una excelente presidenta”, dijo Hovel.
Reportaje de Courtney Subramanian, BBC News. Mike Wendling contribuyó desde Madison, Wisconsin.