SIN EDITAR
Luego de que el futuro presidente de Estados Unidos comenzara a manifestar intenciones expansionistas que incluyen a Panamá, Groenlandia y Canadá, seguidores de Javier Milei comenzaron a fantasear en las Redes Sociales.
Bastó que el magnate Donald Trump, que el próximo 20 de enero debe asumir nuevamente como presidente de Estados Unidos, comenzara a expresar ciertas aspiraciones imperialistas para que en Argentina comenzaran a aparecer réplicas locales de las ideas expansionistas de la exestrella de “El Aprendiz”.
Cabe recordar que en las últimas semanas Trump ha generado un gran revuelo con una serie de ideas que ha ido lanzando por medio de su propia red social (irónicamente llamada Truth; es decir, “verdad”), las que han sido apoyadas en forma muy entusiasta por personajes como Elon Musk.
Entre ellas se cuentan su intención de convertir a Canadá en un estado de Estados Unidos, cambiarle el nombre al Golfo de México (a “Golfo de América”), comprarle Groenlandia a Dinamarca y apropiarse del Canal de Panamá, que hasta 1999 perteneció a EEUU.
Por supuesto, aunque a simple vista pueden parecer simples bravuconadas, distintos expertos coinciden en que detrás de todo ello hay estrategias geopolíticas claras, que dicen relación de la creciente importancia del Ártico y sus vías de navegación (cada vez más expeditas, como consecuencia del deshielo que avanza cada vez más, producto del calentamiento global) y la disputa comercial de Estados Unidos con China.
En dicho contexto han surgido distintos mapas en redes sociales (sobre todo en “X”) que imaginan una Argentina “Imperial” que absorbe partes de Chile, de Bolivia, Uruguay y Paraguay, así como otros donde domina todo América Latina… e incluso la costa occidental de Africa, junto con mensajes con preguntas como “¿Bancan que Milei haga esto?”
Sin embargo, es necesario reconocer que los conceptos relativos a lo imperial, asociados a “Milei”, vienen juntos desde varios meses ya, especialmente cuando apareció (en agosto de 2024) una cuenta de X llamada @MileiEmperador, que se dedica a ensalzar al mandatario, a quien llama “El Restaurador de la libertad”. El 30 de diciembre pasado su anónimo autor escribió que “Javier Gerardo Milei jamás aceptaría ser declarado Emperador del nuevo Imperio argentino. Es exactamente por eso que es imperativo que lo sea”, lo que hizo luego de repostear una foto de Milei sentado en un trono a lo Napoleón, como se ve al final de este texto.
Según el periodista argentino Carlos Pagni, el verdadero responsable de esa cuenta es Santiago Caputo, el principal orejero de Javier Milei, un declarado admirador del Imperio Romano. Al respecto, Pagni escribió en La Nación que “Caputo, un asesor sin compromiso formal con la administración, se mantiene como una figura discreta pero muy influyente. Se le atribuyen cuentas en redes sociales, como X (ex-Twitter), que él no desmiente. Una de estas cuentas, conocida como ‘Milei Emperador’, descripta como ‘Comando General de Propaganda, Agitación y Contrapropaganda’, refleja un sueño imperial. Caputo, según sus allegados, se considera descendiente de algún patricio romano, conectando esta experiencia política con una visión imperial, no republicana”.
Al igual que en lo relativo a Trump más de alguien podría pensar que todos estos mapas e ideas son simples exageraciones y tuiteos sin importancia, pero en círculos académicos y diplomáticos argentinos advierten que dentro de la administración Milei ven a Chile como un rival ideológico, con el cual “hay que ser duros”, y que ello explicaría no solo el tono con que autoridades argentina como el ministro de Economía Luis Caputo se han referido al presidente Boric, sino también incidentes como el de las casetas instaladas en territorio chileno, algunos meses atrás, así como la intención de Milei de rearmar su Fuerza Aérea, allegándose a Estados Unidos.
En dicho contexto, indican las mismas fuentes, no hay que mirar el reciente viaje del presidente Boric al Polo Sur como un asunto casi romántico, sino como una reafirmación de la soberanía chilena en la zona de la Antártica.
