“El 2025 será un año decisivo para determinar si América Latina puede superar los desafíos y amenazas que enfrenta y consolidarse como un actor relevante en un mundo en transformación, o si continuará atrapada en dinámicas de estancamiento, polarización e irrelevancia”, concluye el documento.
El año 2025 se perfila como un período “marcado por la complejidad, volatilidad e incertidumbre”, en un contexto geopolítico global “en plena transformación”, concluye el Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica de Chile (CEIUC) en la quinta edición del Índice de Riesgo Político de América Latina, publicado este lunes.
“El bajo crecimiento económico, los múltiples procesos electorales en la región, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, y la competencia estratégica entre Estados Unidos y China, con su impacto en Latinoamérica, configuran un panorama de desafíos interconectados y oportunidades estratégicas”, apunta el informe.
El análisis destaca que las elecciones regionales en Ecuador (9 de febrero), Bolivia (17 de agosto), Chile (16 de noviembre), Honduras (30 de noviembre) y las legislativas en Argentina (26 de octubre) serán “decisivas” para iniciar “la reconfiguración” del mapa político latinoamericano en los próximos años, y que los comicios “medirán la resiliencia democrática” en un escenario “de alta polarización y creciente desafección ciudadana”.
A los factores regionales, se suman los desafíos globales como las tensiones geopolíticas en Ucrania, Gaza, Israel y Sudán; el cambio climático y los avances científicos y tecnológicos, apunta el documento, editado por el director del CEIUC, Jorge Sahad; el coordinador de investigación, Diego Rojas, y el investigador Daniel Zovatto.
“Para algunos analistas, estamos ante el período más peligroso desde el final de la Guerra Fría; para otros, incluso desde la conclusión de la Segunda Guerra Mundial”, añade.
Entre los principales riesgos para este año, el índice destaca por tercer año consecutivo la inseguridad, el crimen organizado y el narcotráfico, seguido de la corrupción estructural y la nueva ola migratoria y las deportaciones masivas, que han escalado significativamente desde la quinta posición del año pasado, según el informe, debido a “la agudización” de la crisis en Venezuela, Haití y Cuba, entre otros, así como al plan de deportaciones masivas de Trump.
Además de los retos para fortalecer el multilateralismo regional, el estudio también señala un desplazamiento hacia el Pacífico del “centro de gravedad del poder mundial” y sostiene que América Latina “tiene la oportunidad de posicionarse como un actor clave en áreas estratégicas” como la producción de alimentos, los minerales críticos, la energía limpia y la conservación ambiental.
“El 2025 será un año decisivo para determinar si América Latina puede superar los desafíos y amenazas que enfrenta y consolidarse como un actor relevante en un mundo en transformación, o si continuará atrapada en dinámicas de estancamiento, polarización e irrelevancia”, concluye el documento.