Las fuerzas armadas como instituciones no deliberantes, jerarquizadas y disciplinadas que son, van a cumplir lo que la constitución y las leyes vigentes les indiquen, todo lo cual queda muy bien retratado en la política de defensa que se publicó en mayo del 2021, la que a pesar de las críticas de Augusto Varas, es el documento mas completo y coherente que Chile ha producido en los últimos tiempos en relación a esta materia, y que es mérito en gran medida del ex subsecretario de defensa, Cristián De La Maza Riquelme, quien con la ayuda de las tres instituciones lograron producir una política de calidad, por lo que se recomienda su lectura al jefe de Estado y la ministra de la cartera.
El 21 de marzo, aniversario 92 de la FACH, el presidente Boric concurrió a la que es quizás, su primera ceremonia militar posterior a las que tuvieron lugar el día que asumió la Presidencia de la República. Lo hizo acompañado de la ministra Fernández, quien recibió los honores que corresponden a Defensa bajo los sones de Yungay, el himno de alto contenido patriótico, que destaca la victoria de Chile en la guerra contra la confederación peruano-boliviana.
En esta oportunidad se pudo ver a un Gabriel Boric más marcial, muy interesado y atento a lo que ocurría, y con un genuino interés en aprender las características y formas propias del mundo castrense, sus códigos, uniformes e historia, algo que se encargo de destacar respecto de la fuerza aérea cuando hablo del puente aéreo organizado con motivo del terremoto de Chillán del 39, anterior al de Berlín en 1948.
En sus palabras el presidente destacó la necesidad de que ambos mundos, el civil y el de las fuerzas armadas se conozcan, algo que el trabajo que realizan en temas de ayuda a la comunidad debería servir, como también la participación de las instituciones en los periodos de excepción constitucional, sean de catástrofe o de emergencia. Puede que los anteriores no hayan sido suficientes para lo que el presidente tiene en mente, pero en su caso el ser magallánico podría facilitar el proceso por venir de una región que en gran medida depende del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea para su desarrollo, algo que sucede también respecto de la Antártica Chilena.
En todo caso, las fuerzas armadas como instituciones no deliberantes, jerarquizadas y disciplinadas que son, van a cumplir lo que la constitución y las leyes vigentes les indiquen, todo lo cual queda muy bien retratado en la política de defensa que se publicó en mayo del 2021, la que a pesar de las críticas de Augusto Varas, es el documento mas completo y coherente que Chile ha producido en los últimos tiempos en relación a esta materia, y que es mérito en gran medida del ex subsecretario de defensa, Cristián De La Maza Riquelme, quien con la ayuda de las tres instituciones lograron producir una política de calidad, por lo que se recomienda su lectura al jefe de Estado y la ministra de la cartera.
Excepto quizás Aylwin, que tuvo que lidiar con Pinochet que recién había dejado La Moneda, todos los presidentes se han sentido cómodos con los institutos armados. Son obedientes y disciplinados, siguen las instrucciones de la presidencia y de la persona a cargo de Defensa. Son polivalentes y polifuncionales, por lo que sirven para cubrir muchas necesidades que el estado debe atender, y excepto por los casos de mal uso de gastos reservados, disponen de altos grados de aprobación por parte de la civilidad, por lo que en resumen, sería poco inteligente de su parte no entenderse bien con ellas, ya que son instituciones relevantes, confiables y que hacen la pega, algo que todo presidente independiente de su orientación política aprecia tan pronto la naturaleza o la contingencia le mande su primera prueba y se da cuenta de que excepto por Carabineros, los institutos armados son los únicos capaces de actuar en forma rápida y efectiva.
Uno esperaría que producto de lo indicado en los párrafos anteriores, la presidencia y Defensa buscarán dejar lo que se refiere a las fuerzas armadas y la Constitución, sin cambios y así como está en la actual, ya que hay un viejo dicho de la ingeniería que dice que si no está fallado, no lo arregle. Lo que tenemos hoy en día funciona bien, en forma efectiva y eficiente, ya que no solo ha garantizado la paz externa por casi 140 años, sino que además sirven para muchas otras cosas más que proteger la soberanía de Chile y el interés nacional donde sea que esté ubicado, incluyendo las fronteras del norte y la mantención de la paz en la macrozona sur, cosas para las cuales no están diseñadas, pero que pueden hacer producto de sus capacidades materiales y humanas, y que por lo demás, son las únicas capaces de realizar tareas tan complejas como son el evitar conflictos entre chilenos en el sur, o bien evitar el ingreso desmedido de inmigrantes.