Ya sea en bosques, atravesando pampas, a lo largo del desierto o por montañas empinadas, la presencia de senderos en espacios naturales busca tanto guiar, como proteger el entorno. ¿Cómo?
Los caminos debidamente habilitados, que cuentan con mapas, señaléticas y son construidos en base a un estudio previo, pueden tener diversas dificultades. Para principiantes y avanzados, los senderos especifican previamente a qué público van dirigidos. Con ello, las personas pueden saber previamente a qué se enfrentan a la hora de decidir.
Además de guiar a las visitas de un lugar, los senderos cumplen con proteger los entornos naturales en los que se emplazan. ¿Cómo?
Lo primero es realizar un análisis del territorio: estudiar lugares más transitados, hitos naturales a los cuales llegar, pendientes del terreno, entre otros, todo lo que busca definir por dónde conviene demarcar un sendero en el lugar. El objetivo de esto es ordenar el terreno y definir qué sectores se visitan y cuáles no.
Hoy, y cada día más, las personas buscan visitar entornos naturales, realizar deporte al aire libre y disfrutar de la naturaleza. Para ello, se deben habilitar y regular los lugares, e informar sobre ellos, con el fin de protegerlos.
Es así, como los senderos de Parque Bahía Esperanza se construyeron pensando en dar la posibilidad a las personas de conocer este mágico lugar de la Patagonia chilena, y al mismo tiempo, de evitar mayor erosión en el territorio. Así, el turismo regulado, contribuye a la protección, ya que las visitas conocen por lugares habilitados para ello.
Parque Bahía Esperanza cuenta con 7 senderos de diferentes dificultades y para distintas actividades.
El llamado es a respetar los senderos en los lugares que visitas y a sí todos contribuimos a cuidar el entorno.