Una especie de medusa tiene la capacidad de volver a un estado larvario tras la reproducción sexual. Los investigadores creen que los secretos de su longevidad podrían ayudar a comprender más el envejecimiento humano.
Científicos descifraron el código genético de la «medusa inmortal», una criatura capaz de regresar varias veces a su estado juvenil, lo que podría ayudar a desvelar el secreto de su longevidad y hallar nuevas pistas sobre el envejecimiento humano, según un estudio publicado el lunes por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
En su estudio, los expertos mapearon la secuencia genética de Turritopsis dohrnii, la única especie conocida de medusa capaz de volver repetidamente a su estado larvario tras la reproducción sexual.
Al igual que otras medusas, T. dohrnii pasa por un ciclo vital de dos partes; uno en el que vive en el fondo marino durante una fase asexual para mantenerse viva en épocas de escasez de alimentos; y otra en la que se reproduce sexualmente cuando las condiciones son adecuadas.
Aunque muchos tipos de medusas tienen cierta capacidad para revertir el envejecimiento y volver a una fase larvaria, la mayoría pierden esta capacidad una vez que alcanzan la madurez sexual, algo que no le pasa a T. dohrnii.
«Hace unos 15-20 años que sabemos que esta especie es capaz de hacer un pequeño truco evolutivo», dijo Monty Graham, director del Instituto de Oceanografía de Florida, que no participó en la investigación.
Este truco le valió a la especie el apodo de «medusa inmortal», un término que Graham admite que es un poco hiperbólico.
El estudio pretendía entender qué hacía diferente a T. dohrnii de Turritopsis rubra, especie «prima» que carece de la capacidad de rejuvenecer tras la reproducción sexual.
Tras los análisis, los científicos hallaron que T. dohrnii tiene variaciones en su genoma que pueden hacer que copie y repare mejor el ADN. Asimismo, parece tener un mejor mantenimiento de los extremos de los cromosomas, llamados telómeros.
En los seres humanos y otras especies, se ha demostrado que la longitud de los telómeros se acorta con la edad.
Graham dijo que la investigación no tiene un valor comercial inmediato: «No podemos verlo como si fuéramos a cosechar estas medusas y convertirlas en una crema para la piel», dijo.
El experto explicó que tiene más que ver con la comprensión de los procesos y la funcionalidad de las proteínas que ayudan a estas medusas a burlar la muerte: «Creo que este trabajo podría abrir una puerta a una nueva línea de estudio que merece la pena seguir».