Experta detalla la importancia de disminuir la huella ecológica para reducir el impacto del cambio climático. Además, de indicar que uno de efectos visibles de mayor relevancia que afecta a la fauna y flora silvestre, es el cambio del uso de suelo.
“Hoy enfrentamos una preocupante pérdida de biodiversidad”, explica Daniela Doussang, doctora en Ciencias Veterinarias de la Facultad de Ciencias de la Vida de la Universidad Andrés Bello, sobre cómo el cambio climático ha impactado en las especies chilenas
Según la especialista, esto se debe a distintos factores, «siendo el cambio en el uso de suelo el de mayor relevancia, seguido de la explotación de especies, el cambio climático, correspondiente al aumento de la temperatura y variación del clima y precipitaciones”.
La académica agrega que “Chile es considerado un país altamente vulnerable a estos cambios y el conocimiento del impacto del cambio climático aún es escaso. Sin embargo, ya han sido detectados algunos de sus efectos en especies de fauna silvestre, principalmente en cambios en la distribución de estas a nivel latitudinal y altitudinal. Otros cambios se han observado en algunas aves, especialmente en aves migratorias, también en su distribución, así como en sus períodos de nidificación”, resalta.
En cuanto a las especies nativas silvestres nacionales, la experta apunta que “se estima que el ecosistema mediterráneo podría ser el más afectado, debido al aumento de la temperatura (2 a 4 °C.), igualmente, la disminución de las precipitaciones derivaría en la expansión de ecosistemas semiáridos y áridos”.
“En el caso de Chile, estas áreas, además, corresponden a las más pobladas, lo que agrega factores de amenaza para las especies que allí habitan y podría haber un gran impacto en la distribución de las especies en esta zona, restringiendo y/o disminuyendo los nichos de algunas especies”, detalla Doussang.
En ese contexto, la especialista explica que “el desierto costero debido a la disminución de la floración, la vegetación de algunas áreas ya no es suficiente para sostener poblaciones de guanacos, haciendo que estos modifiquen su distribución. En el Parque Nacional Fray Jorge, desde el fenómeno del Niño (2003) se generaron cambios asociados con la composición de los ensambles de mamíferos, fluctuaciones en las especies y aumento de especies exóticas”.
Asimismo, existen cambios en la distribución de aves, los que también han sido observados. Existen registros de especies de aves como el zorzal (Turdus Falcklandii) o chincol (Zonotrichia Capensis) en Isla Diego Ramírez, en la región de Magallanes, zonas en las que no habían sido registradas anteriormente, evidenciando un aumento en el rango de distribución. Asimismo, especies como chercán (Troglodytes Gedon) y bandurria (Theristicus Melanopis) han extendido sus tiempos de residencia en Reserva de la Biósfera Cabo de Hornos. Otro ejemplo, es el picaflor de cora (Thaumastura Cora) quien luego de un año de floración extendió su distribución desde Copiapó hasta La Serena.
La experta subraya que las especies han evolucionado a lo largo de la historia para vivir en un nicho ecológico específico, la mayoría con un rango de distribución definido. No obstante, existe variabilidad en esta adaptación y algunas especies pueden adaptarse más fácilmente a los cambios que otras.
Doussang hace hincapié en la importancia de considerar que los cambios en el medio ambiente están siendo demasiado rápidos y que no permiten que los genes de las especies -a través de previa selección natural- alcancen a adaptarse. Por lo tanto, el cambio climático puede modificar las interacciones entre las especies, alterar procesos fisiológicos y comportamentales.
La experta advierte que, actualmente, “nuestra especie desde distintas áreas está acelerando los procesos de extinción de otras especies a una velocidad nunca antes vista”. Por ello, señala que es urgente y “necesario realizar cambios que nos permitan generar una forma de vida más sustentable y equilibrada con el medio ambiente”.
Ante esto, la especialista explica que una de las principales medidas para mermar los impactos del cambio climático en la biodiversidad “sería reducir nuestra huella ecológica, es decir, el consumo de recursos y la producción de desechos que generamos, el que está influenciado por nuestro estilo de vida, ya que actualmente consumimos más recursos y producimos más desechos de los que el planeta puede asimilar.
También añade que “se requiere, modificar nuestro modelo social y pasar de una cultura altamente consumista, enfocado en el crecimiento económico, a un sistema socio ecológico enfocado en la sustentabilidad y en la conservación de la biodiversidad”.
¿Qué medidas adoptar para reducir esta huella ecológica? Según la académica de la UNAB; “reciclar, reducir consumo de carne, utilizar energías renovables, alimentación sostenible, utilizar medios de transporte con menos emisiones y reducir la huella de carbono a través de la reforestación. Estas medidas nos permiten, por ejemplo, ir disminuyendo la concentración de Gases Efecto Invernadero (GEI)”.