Cada vez más personas dejan de comer carne para protejer el clima. ¿Qué tan amigable con el medio ambiente es comer más vegetales que carnes?
Cuanto más rica es una sociedad, más carne come. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el consumo per cápita casi se ha duplicado desde 1960, pasando de 23,1 kilogramos (kg) anuales a 69,5 kg en 2022. En los países en desarrollo empero, el consumo de carne llega a una media de 27,6 kg.
Según la FAO, el 14,5% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por el ser humano se deben a la ganadería.
Además del dióxido de carbono (CO2), se emiten gases dañinos para el clima como el metano (CH4) y óxido nitroso (N2O). Se considera que el metano tiene un impacto climático 25 veces mayor al del dióxido de carbono, y el óxido nitroso incluso casi 300 veces superior.
La mayor parte de las emisiones de la ganadería se producen durante la producción de piensos (58%) y a través de la fermentación durante el proceso de digestión de los propios animales (31%).
Con una cuota de alrededor del 15%, la ganadería contribuye de forma significativa a las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero provocadas por el hombre. Su cuota es casi tan grande como la del transporte mundial.
El examen de las emisiones de gases de efecto invernadero de la ganadería por sí solo no responde la pregunta, ya que no pueden atribuirse únicamente al consumo de carne.
Es necesario comparar los balances de emisiones de diversos alimentos vegetales y animales, como propone un estudio publicado en la revista «Nature Food» en 2021.
Dicho estudio concluye que los alimentos de origen vegetal son responsables de solo el 29% de las emisiones de gases de efecto invernadero que se liberan durante la producción de alimentos.
En cambio, el 57% se debe a la cría y mantenimiento de vacas, cerdos y otros animales de granja, incluida la producción de piensos.
En consecuencia, solo la producción de carne de vacuno representa aproximadamente una cuarta parte del total de las emisiones mundiales derivadas de la producción de alimentos.
Pero el estudio registra el cultivo del arroz como el segundo mayor contaminante, con una cuota de alrededor del 12%, por delante de otras carnes como la de cerdo, aves y ovejas, y de la producción láctea.
Sin embargo, el estudio solo examina las respectivas emisiones globales totales de los distintos alimentos. No todo el consumo de carne es igual.
Si come aves de corral en lugar de carne de vacuno, por ejemplo, ya puede mejorar su huella de carbono personal. Pero una comparación más detallada también muestra: casi todos los alimentos de origen vegetal tienen un equilibrio de emisiones mucho mejor que todos los alimentos de origen animal.
Cuatro toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero: es la cantidad que origina una persona que vive en la India durante dos años y cuatro meses.
En Etiopía, 31 personas originan en total tantos gases de efecto invernadero como un estadounidense solo por el consumo de carne.
La producción mundial de carne representa una gran parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero en comparación con otros alimentos.
Y no solo contribuye a la crisis climática, sino también a la destrucción directa del medio ambiente. Al reducir o renunciar a la carne, las personas podrían reducir significativamente su contribución personal a la crisis climática. La simple sustitución de la carne de vacuno por otros tipos de carne ya evitaría grandes cantidades de gases de efecto invernadero.