Según el calendario chino, pronto, este 22 de enero, se producirá el cambio y comenzará el año del Conejo (o gato) de agua, que según esta cultura milenaria brinda una inmejorable oportunidad para la concordia, portando energía armonizadora, pacificadora.
Juntos, como humanidad -chiquita local o grande global- podemos transformar esa potencialidad en realidad, en una realidad concordada y compartida, en una vida con un sentido y norte común, de concordia o buena convivencia. Los sueños y las iniciativas compartidas son energía vital, energía humana humanizante. Es tiempo propicio para la paz, la pacificación, los acuerdos.
En las ciudades de Chile, el espacio público más extendido e importante, la calle, ese espacio encementado de la vialidad y el tránsito, es justamente el más discriminador y excluyente, el menos democrático y más desigualmente distribuido, el más violento y letal de nuestra vida y experiencia diaria, con consecuencias y costos personales y sociales altísimos.
Esa violencia e inseguridad vial que anualmente arrebata la vida y la esperanza a 2.000 personas y sus familias, esa que aceptamos y naturalizamos como inevitable y de la que poco y nada se habla, pero de la que como sociedad necesitamos hablar, llegar a un acuerdo social transversal para enfrentarla, con la misma urgencia y seriedad, con la que hoy se busca enfrentar la seguridad ciudadana frente al crimen organizado.
Necesitamos hacer un cambio urgente en la forma en que nos movemos o movilizamos a diario por el tremendo impacto que está teniendo sobre la crisis climática y de salud, sobre las guerras, sobre la paz.
Encontrar formas en que todos podamos aportar para que cada día y cada mes más personas se muevan a pie, en bicicleta u otros ciclos, para que cada vez sean más las personas que opten por medios colectivos, agrupados, de transporte motorizado, y también para que esas personas estén cada vez más preparadas y conscientes de su rol.
La unión hace la fuerza, del latín «concordia res parvae crescunt», la concordia, la energía unificadora de los acuerdos, permite ser y florecer a los pequeños y débiles.
¿Será que el 2023 lograremos unirnos para erradicar la inseguridad y la violencia de nuestro injusto, insano e insostenible sistema de tránsito? ¿Será que en el año de la concordia, sociedad civil, academia, sector público y empresas podremos concordar y concertar una estrategia y agenda unitaria?
Aquí un ejemplo de dos iniciativas colectivas que movilizan en esa dirección.