Con fotografía masiva de puntos ciegos de los buses y video del efecto Venturi, continúa programa de sensibilización y autoaprendizaje, que busca prevenir y evitar la muerte de ciclistas.
Este domingo 8 de enero se celebró una nueva jornada de convivencia vial entre ciclistas y conductores de buses. La actividad, impulsada por Buses Vule y la agencia ciudadana Bicicultura, permitió demostrar a los participantes que en los ángulos muertos o puntos ciegos de un bus se pueden ocultar de la visión del conductor casi un centenar de personas en bicicleta.
Para Mariana Vega, ciclista participante, “es impactante verlo y experimentarlo, recordar las tantas veces que creímos que el conductor nos tiraba la micro encima adrede, cuando en realidad no nos veía”.
Niños y adultos participantes pudieron también sentarse en el asiento del conductor del bus y comprobar con sus propios ojos las graves limitaciones de visión que afectan a conductores de vehículos mayores.
La jornada se realizó en el espacio seguro y sin autos que ofrece el domingo por la mañana la avenida Andrés Bello, “motivados por aportar a una nueva cultura vial, basada en el cuidado y respeto de los más frágiles y vulnerables”, expresó Gonzalo Stierling, fundador y director de la Fundación CicloRecreoVía.
Otro de los temas abordados en la jornada fue el efecto Venturi, el temible efecto de expulsión-succión que experimentan ciclistas y peatones al ser adelantados por un vehículo de gran volumen y peso, que se ve agravado exponencialmente con la velocidad.
Este puede producir desde desestabilización y caídas, hasta la succión total o parcial del cuerpo de una persona y bicicleta bajo las ruedas del bus o camión.
Para dar a conocer el tema se exhibió un video del programa «Compartir para Convivir», que resume las experiencias de conductores de buses intercambiando roles con ciclistas y lo que experimentan al ser adelantados por buses sin reservar la distancia de 1,5 metros legales.
Trine Danklefsen, consejera política de la embajada de Dinamarca en Chile, expresó que “si realmente queremos transporte sustentable, la combinación de transporte público y bicicleta es clave. Y la buena convivencia entre ambos es vital para la vida del ciclista. La experiencia de Dinamarca recomienda instalación masiva de ciclovias, y la educación es clave, iniciativas como esta son un gran avance para crear conciencia».
A su vez, Ignacio Araya, gerente planificación Buses Vule, explicó que “iniciamos este programa hace poco más de dos años con Bicicultura, buscando reducir el conflicto que se presenta en primera pista entre ciclistas y conductores de buses, para diseñar una capacitación a nuestros conductores, basada en los problemas reales, que les entregara un aprendizaje significativo y un cambio en la percepción y valoración de los ciclistas y del importante rol que estos juegan en el cambio hacia mejores ciudades”.
«El conflicto entre conductores de buses y ciclistas es el ‘resonar» de lo que está sucediendo a nivel general en el tránsito: conflicto de todos contra todos, sensación generalizada de inseguridad e impotencia ante abusos; descontrol y violencia” manifestó Bernardita Labarca, docente de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano que participó en estudio de levantamiento de datos de exceso de velocidad en diferentes comunas de la Región Metropolitana.
Amarilis Horta, directora de Bicicultura, evaluó de manera positiva el crecimiento del programa Compartir para Convivir, lo que permite “proyectar una nueva etapa del programa, que integre a todos los anteriores y sume también a la sociedad civil, a organizaciones ciclistas y vinculadas a la movilidad, a sindicatos de conductores de buses y de delivery, para avanzar hacia un nuevo acuerdo social que nos permita co-diseñar nuevas formas de relacionarnos en la vialidad».