Carnaval de Río de Jainero: terminó la tradicional fiesta de Brasil
Con un homenaje a la cultura brasileña, la raza negra y la diversidad terminaron este martes los majestuosos desfiles de las “escolas” de samba de Río de Janeiro.
El desfile de las doce “escolas” de samba del llamado Grupo Especial, una especie de primera categoría del ramo, es la principal atracción de la fiesta carioca.
La creatividad del espectáculo volvió a deslumbrar al público con carrozas gigantes que parecían tener vida y disfraces coloridos que complementaron las presentaciones con su originalidad.
Los desfiles del Grupo Especial, la más alta categoría de las compañías de samba en el gigante suramericano, son considerados el espectáculo al aire libre más grande del mundo por la creatividad, brillo y color con la que iluminan los más de 700 metros de la pista que se levanta sobre la avenida Marqués de Sapucaí.
Cada año a las 22:00 hora local (01:00 GMT) un estruendoso juego de pirotecnia anuncia el inicio de los desfiles que serán vistos por cerca de 100.000 personas en el sámbodromo.
Las entradas más baratas para ver a las mejores oscilaban entre los 2,8 y los 173 dólares en la tribuna, pero los costos podían llegar hasta los 1.923 dólares en los camarotes privados donde se presentan renombrados artistas y en los que los asistentes pueden disfrutar de una variada gastronomía, sala de belleza y hasta gimnasio.
En los dos días de desfiles del Grupo Especial pasaron por el sambódromo cerca de 35.000 sambistas, 1.200 percusionistas y unas 70 carrozas alegóricas para un público de unas 200.000 personas, incluyendo los asistentes de los espacios especiales montados en las tribunas (camarotes).
Tras casi un mes de fiesta callejera liderada por más de 400 “blocos” (comparsas) en el precarnaval y cuatro días de desfiles de las mejores “escolas” de samba, el próximo miércoles se conocerá la campeona de este año y un desfile final, el próximo sábado, dirá adiós a otra edición del Carnaval de Río.
Nueva era
Eso sí, el tono político se vio en varios de los desfiles, con reproches al hambre, la violencia, la censura, el racismo y la represión, eternos conflictos de Brasil que se agravaron durante el mandato del gobierno de Jair Bolsonaro.
Bautizada como “Carnaval de la Democracia” después de que bolsonaristas radicales intentaran derrocar a Luiz Inácio Lula da Silva a una semana de su mandato, la alegría y el renacimiento coincidieron en los desfiles como la más fuerte manifestación contra la opresión.
Desde la ministra de Cultura de Lula, Margareth Menezes, alabando con su canto el poder revolucionario de las artes en el desfile de Mangueira, hasta el pedido de Salgueiro por “hambre y guerra nunca más” tuvieron eco en un público que no escondió su deseo de cambio y un nuevo devenir.
Vila Isabel defendió la diversidad religiosa, Unidos de Viraduro, el poder de la mujer negra, pero fue Beija flor, la penúltima de todas las escuelas en desfilar, la que dio voz a los excluidos para criticar, sin tapujos, al excapitán, dando vida a representaciones sobre la represión militar de la dictadura defendida por Bolsonaro, la lucha de los indígenas por su tierra, los platos vacíos por la falta de comida y el poder de la mujer.