Ky tiene una popular historia pasada, cuando fue un reconocido restaurante thai en Recoleta. Y si bien lo bueno siempre debe mantenerse, los nuevos tiempos han llegado. Hoy, ubicado en el piso 16 del hotel Renaissance Santiago y bajo el nombre de Sky Bar Ky, busca ofrecer una experiencia diferente.
La carta ofrece piqueos frescos inspirados en la cocina asiática, con el uso de pescados y mariscos locales, trufas y condimientos que resaltan muy bien los sabores. Platos ideales para compartir y disfrutar de las noches capitalinas con una vista que, verdaderamente, es uno de los grandes must del lugar.
Tomás Navarro es el chef a cargo de la cocina de Sky Bar Ky, así como de todos los restaurantes del hotel Renaissance Santiago. Junto al trabajo realizado con Ignacio González, head bartender del hotel, han creado una experiencia diferente y joven para los comensales y huéspedes que los visitan.
Dentro de la carta, podemos probar unos crocantes Poh Pia Sod ($12.000) que son rollitos de papel de arroz rellenos de camarón, queso crema, palta, menta, albahaca y hongo shiitake que se unta sutilmente en una salsa ácida picante thai provocando una rica sensanción en boca. En la misma línea fresca, tenemos el Pica Atún ($15.000) un cremoso tártaro de atún con aliño japonés montado en láminas de limón sutil, mayonesa con wasabi y sésamo. Si te comes el limón la experiencia puede elevarse aún más.
Si buscas algo menos frío, el Camembert Trufado ($19.000) puede ser la alternativa correcta. Tibio, untuoso, va relleno con salsa trufada con una costra de azúcar y se acompaña de tostadas. También puede ser un Maki Apanado con Salmón ($15.000) que es un sabroso rollito de arroz furai relleno con palta, queso crema y hongos shiitake que se corona con tartar de salmón y crocante de quínoa.
A ambos platillos, les viene muy bien un Hot Collins ($11.900) que se prepara con Gin Bicho Raro Citric, almibar neutro, limón, soda, aji rojo en conserva, borde sal y Tajin -condimento picante- o un Mombasa Strawberry ($11.900) con almibar de moras, zumo de limón, Chambord -licor de frambuesas- y shrub de rosas -jarabe concentrado-.
La coctelería busca ser un boca a boca permanente. De hecho, los tragos mencionados en el párrafo anterior no están en la carta fija del bar, que se mantiene con los cocteles clásicos, sino que hay que pedirlos “por dato” o bien atreverte a crear tu propio coctel según tus gustos. Toda una innovación para la barra.
La experiencia que proponen va por la personalización. La invitación a las tapas orientales y la coctelería “oculta” de autor se combinan muy bien con el ambiente ecléctico que se crea a través del diseño de su interior. Una vivencia en las alturas de la capital que vale la pena tener.