Lima, una de las capitales gastronómicas de América Latina, es una ciudad que brilla no solo por su riqueza histórica y cultural, sino también por su exquisita gastronomía. Desde los bulliciosos pasillos del Mercado Central, donde los ingredientes frescos y autóctonos cautivan a los visitantes, hasta los restaurantes de autor que elevan la cocina peruana a nivel mundial, la ciudad es un destino imperdible para los amantes del buen comer.
El Mercado Central de Lima es un punto de partida ideal para explorar la diversidad culinaria que define a Perú. Los puestos rebosantes de frutas exóticas, verduras frescas, ajíes y frutos secos nos recuerdan que la base de la cocina peruana es un profundo respeto por los ingredientes locales. Este respeto se ve reflejado en la identidad de los restaurantes limeños que logran fusionar tradición y modernidad, ofreciendo platos que celebran las raíces de la gastronomía peruana.
Uno de los exponentes más destacados de esta corriente culinaria es Mayta, el restaurante insignia del aclamado chef Jaime Pesaque, ubicado en la icónica avenida La Mar en el distrito de Miraflores. Fundado en 2008, Mayta ha sido un pilar de la cocina contemporánea peruana, donde se combinan técnicas culinarias innovadoras con ingredientes locales, elevando así los sabores tradicionales a un nivel de sofisticación moderna.
Jaime Pesaque, fundador de Jaime Pesaque Restaurantes, ha logrado posicionar la cocina peruana en escenarios internacionales, con restaurantes en Estados Unidos, Italia y Holanda. Su restaurante Mayta ha sido reconocido en varias ocasiones, destacando entre los “Latin America’s 50 Best Restaurants” y “The World’s Best 50 Restaurants”, con múltiples premios por su compromiso con la autenticidad y la trazabilidad de los productos autóctonos.
Durante nuestra visita a Mayta, la experiencia fue de principio a fin un homenaje a la gastronomía peruana. El ambiente acogedor, con detalles que rinden tributo al patrimonio cultural del país, nos preparó para lo que sería una travesía culinaria inolvidable. A pesar de contar con una carta precisa y sin extensas opciones, cada plato está diseñado para resaltar los sabores y la autenticidad de los productos peruanos.
Entre las delicias está el Sartén de Pato fue una verdadera oda a su ingrediente principal, presentándose en una olla con Magret de pato ahumado, chorizo de pato, foie gras grillado y arroz nir en una combinación de sabores exquisita. Igualmente sorprendente fue la preparación del Cuy, un clásico de la gastronomía andina que en Mayta se presenta confitado, acompañado de mamey a la brasa y un demi-glace que realza la intensidad de la carne.
Una de las estrellas indiscutibles de la noche fue La Fiesta del Cochinillo, una presentación deslumbrante de carne tierna que se corta con cuchara, acompañada de crepes de maíz morado, frijol batido, careta de cerdo crocante y ajíes encurtidos, lo que la convierte en una opción perfecta para compartir entre varios comensales.
Entre las entradas, destacamos la Tarta de Cebolla, una sublime mezcla de texturas y sabores donde las cebollas rostizadas se fusionan con pecanas, macambo y queso paria, creando un plato tan delicioso como único.
La barra de Mayta no se queda atrás. Con una selección de vinos, destacando los de Santiago Queirolo, y una coctelería de autor cuidadosamente curada, el restaurante ofrece una experiencia integral que combina el respeto por los productos peruanos con una visión contemporánea de la cocina.
En definitiva, Mayta Lima es una parada obligatoria para quienes visiten Lima en busca de una experiencia gastronómica auténtica y sofisticada. La esencia de la gastronomía peruana, con sus raíces incaicas y su diversidad regional, cobra vida en cada plato, llevando a los comensales en un viaje por los sabores de Perú con un toque gourmet que enamora.