DeCaleta, la riqueza del mar chileno en la versión más tradicional de Benjamín Nast
Benjamín Nast no se queda en una zona de confort y constantemente busca sorprender con nuevas propuestas, sabores y técnica. Es un chef dinámico y así como entró a la televisión, también incursionó en la cocina de un público más masivo, pero no por eso menos exigente, con recetas marinas clásicas.
Benjamín Nast se ha transformado en uno de los chefs más reconocidos de Chile gracias a su enfoque innovador y su cocina de autor. Sus experiencias en el extranjero han enriquecido su propuesta, al incorporar influencias internacionales en su cocina lo que le da un carácter global sin perder su conexión con los productos locales y su habilidad para reinterpretar la tradición gastronómica chilena con técnicas modernas.
Y en el extinto DePatio mostró todo su talento y se transformó de a poco en un referente de alta gastronomía en Chile, ofreciendo un enfoque creativo con menús degustación que sorprendían por su originalidad. Y es que Nast se ha hecho conocido por utilizar ingredientes autóctonos chilenos, reinterpretándolos con técnicas contemporáneas.
Luego siguió DeCalle, su apuesta más street food en Plaza Egaña y Demencia, donde destaca por ser más relajado pero igualmente innovador, con un enfoque en compartir y experimentar con sabores y que lo tiene actualmente en el número 66 de los Latin America’s 50 Best Restaurants 2024.
Y es que en el último tiempo, Gran Arena Monticello se ha transformado en un verdadero polo gastronómico con connotados personajes del rubro como Yaan Yvin, Sergi Arola, Nicolás Soldán (Mr. Wagyu), Daniel Greve, Carolina Bazán y Tomás Olivera, quienes ofrecen desde tapas, cocina francesa, carnes premium, sandwiches, coctelería, entre otros, cada uno en su estilo.
Hasta allí llegó Benjamín Nast con su nueva propuesta, DeCaleta, un proyecto donde reinventa el recetario tradicional de picadas marinas con un estilo “fresco, cercano y juvenil”.
La inspiración principal es el mar y la gran oferta de productos de alta calidad que ofrece el Océano Pacífico donde ceviches, pescados fritos y mariscales son los protagonistas, con recetas criollas pero algunos toques “a lo Nast”, que se pueden descubrir en cada plato, como encurtidos, una emulsión o caldo sorprendente.
Para compartir hay desde empanadas de loco -o mechada, porque también hay opciones para los carnívoros- hasta sopaipillas con langostinos, bocados de chupe de jaiba o los inflamables ceviche y tiraditos.
En los platos de fondo, luce el caldillo de congrio con un intenso fumet (caldo de pescado), al igual que los choritos DeCaleta, arroz cremoso con mariscos y pulpo a la parrilla. También hay opciones de pescado como salmón a la parrilla, congrio frito o merluza a lo pobre para los comensales más clásicos.
Y como la carta tiene opciones variadas, ya que se define como amigable y familiar, tambien hay costillar de cerdo con puré, plateada con pastelera de choclo y el lomo saltado que se heredo del local peruano que antes había ahí y que sigue siendo muy solicitado por los clientes habituales.
La ambientación es otro punto fuerte. La idea de De Caleta es recrear un restaurante playero o en una picada de Concón o Valparaíso, colorida y con sabor a mar, como un pequeño rincón en la costa.
En cuanto a postres, se puede disfrutar de clásicos como leche asada, churros con manjar o tortas, pie o cheesecake. La coctelería también es clásica, con los pisco sour como imperdibles, per tambien con spritz, daquiiris, mojitos y negroni, tom colllins o tequila margarita era los menos dulces.
Y es que aunque el hilo conductor es el mar, en DeCaleta se puede encontrar más sabores. Es un restaurante con recetario chileno que ofrece desde una plateada al jugo hasta un congrio frito con papas mayo. Así, Benjamín Nast expresó que “la idea es que cuando te sientes en el restaurante disfrutes y veas un plato lindo pero, por sobre todo, muy rico”.