Especialista explica en detalle esta patología y algunas recomendaciones para prevenir sus efectos en perros y gatos.
Sin duda, la primavera para muchas personas es sinónimo de alergias y las mascotas tampoco se quedan atrás, ya que también pueden ser víctimas de sintomatologías e incluso padecer de enfermedades tales como la dermatitis atópica (DA).
De acuerdo René Alegría, especialista del Hospital Clínico Veterinario de la Universidad San Sebastián (USS), la dermatitis atópica es una enfermedad de la piel, inflamatoria y crónica, la que puede afectar tanto a perros como gatos, e incluso a las personas.
El experto explica que la DA es causada por una reacción similar a la alergia, por ende, involucra al sistema inmunológico: “Se puede desencadenar por factores genéticos y ambientales, incluyendo la exposición a alérgenos como el polen, ácaros del polvo y moho, los cuales aumentan durante la primavera”.
Asimismo, aclara que dicha enfermedad “no tiene cura y suele afectar de manera significativa la calidad de vida del animal, así como también la de su tutor. Los animales afectados suelen sufrir infecciones secundarias, lo que agrava sus síntomas”.
Los signos clínicos más comunes de la dermatitis atópica incluyen picazón o prurito intenso, especialmente en áreas como el rostro, orejas, patas, axilas y abdomen. “Los perros pueden lamerse, rascarse o morderse excesivamente, lo que lleva a la aparición de lesiones en la piel como enrojecimiento, pérdida de pelo y engrosamiento de la piel, además de presentar otitis externa”, detalla Alegría. “En gatos lo común es observar lesiones similares. Lo que sí hay que considerar es que la aparición recurrente de estos signos, sobre todo en estaciones como la primavera, pueden ser un indicio claro de la enfermedad”, agrega.
Factores de riesgo y prevención
En perros, ciertas razas como el Golden Retriever, Labrador Retriever, West Highland White Terrier (Westy), Bulldog Francés (Frenchie) y Pastor Alemán tienen una predisposición genética a la dermatitis atópica debido a defectos en la barrera cutánea y respuestas inmunológicas específicas.
En gatos, por su parte, la investigación es más limitada y las razas “puras” parecen ser más susceptibles, pero se necesitan más estudios para identificar factores de predisposición claros en ellos.
“La prevención de la dermatitis atópica se basa en evitar la exposición a los alérgenos conocidos y mantener una piel saludable. Para ello, se recomienda el uso de emolientes que mejoren la barrera cutánea y reduzcan la permeabilidad de alérgenos. Esto puede reducir la severidad de los episodios de dermatitis, siempre y cuando exista control con estudios sanguíneos completos, además de contar con la supervisión de un dermatólogo”, asevera.
En general, solo se pueden aliviar ciertos signos y con tratamientos a largo plazo. “El tratamiento en estos casos es multifactorial e incluye terapias tópicas y sistémicas para controlar la picazón y la inflamación. Se utilizan medicamentos de distinto tipo incluyendo inmunoterapia, para el control de brotes o reduciendo la frecuencia anual de éstos”, explica el académico.
“Aun así, dependerá del estado general del paciente y de otras enfermedades concomitantes, siendo lo relevante una
planificación personalizada y no seguir recetas de cocina o automedicar al paciente”, finaliza.