Los perros pueden llegar a experimentar un duelo similar al de los humanos tras la muerte de un ser querido, el cual puede generar cambios importantes en su comportamiento habitual.
Hace pocos días se viralizó a una perrita llamada Belka, que esperó por cuatro días a su dueño fallecido en Rusia. Este conmovedor gesto que ya se ha visto múltiples veces por las redes sociales o por la famosa película Hachiko, y demuestra el
increíble vínculo que se crea entre perros y humanos, el cual puede verse enriquecido a través de diversos factores.
Víctor Gallegos, educador canino en Perryland, menciona que para una buena conexión temprana con ellos se debe “desarrollar una excelente socialización, es decir, exponerlos a diferentes entornos y situaciones para que aprendan a comunicarse de una manera equilibrada, lo que establece mejores relaciones a futuro”.
Según un estudio publicado en la revista PLOS ONE en 2024, las interacciones que realizan entre humanos y perros no sólo los entretienen, ya que tienen una implicación mayor en el funcionamiento neurológico de ellos, debido a que se demostró que las ondas cerebrales de la banda alfa de los caninos se estimula gracias a los juegos y paseos, haciéndolos felices. Sin embargo, los perros también pueden expresar síntomas de un vínculo poco saludable con su amo. Estos problemas de ansiedad generalizada pueden traer consigo ciertas conductas, como: morder objetos, ladrar excesivamente, trayendo consigo problemas de comunicación, generando “conductas problemáticas, ataques a personas o deprimirse a tal punto de dejar de comer y evitar el acercamiento”, según Gallegos.
Los perros pueden llegar a experimentar un duelo similar al de los humanos tras la muerte de un ser querido, el cual puede generar cambios importantes en su comportamiento habitual, dejando de lado los alimentos y menor entusiasmo por
el juego, provocando una mayor pasividad, según el estudio de Scientific Reports de 2022.
Para ayudar a manejar estas pérdidas en los caninos se deben establecer rutinas claras y predecibles, fomentando la socialización con otros perros y el ejercicio regular. El experto, también menciona que “todo esto debe hacerse sin forzar al perro. Si no funciona, es recomendable buscar la ayuda de un profesional en comportamiento canino para desarrollar una terapia adecuada”.
De esta forma, se puede evidenciar que la lealtad y el afecto de los perros es un vínculo realmente asombroso, en donde, la crianza consciente y responsable aseguran que las mascotas tengan vidas equilibradas y felices.