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Fuegos artificiales: una amenaza silenciosa para nuestros perros en Año Nuevo Opinión

Fuegos artificiales: una amenaza silenciosa para nuestros perros en Año Nuevo

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Hernán Cañon
Por : Hernán Cañon PhD Director Magíster en Bienestar Animal y Etología Aplicada Universidad de Las Américas
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Con estrategias adecuadas y un poco de previsión, se puede transformar un momento de terror en una experiencia más llevadera, porque su bienestar también forma parte de nuestras celebraciones.


La llegada del el Año Nuevo trae consigo celebraciones llenas de luces y sonidos, y también un problema recurrente para los tutores de perros: los fuegos artificiales.

Aunque para los humanos puedan ser sinónimo de alegría, para muchos perros son una fuente de miedo y ansiedad. Ese espectáculo de luces y explosiones puede desencadenar conductas como esconderse, intentar escapar o buscar desesperadamente consuelo de sus tutores.

Las cifras no dejan lugar a dudas, por ejemplo, un estudio reciente en Sídney, Australia, reveló que el 44.4% de los perros mostraron conductas relacionados con el miedo durante los fuegos artificiales de fin de año, siendo el más común buscar refugio junto a sus tutores. Sin embargo, el problema va más allá de lo anecdótico: el ruido de la pirotecnia afecta la fisiología de esta mascota, con un aumento de la frecuencia cardíaca, estrés elevado y ansiedad generalizada.

La pregunta entonces es: ¿qué se puede hacer para que las mascotas no sufran durante estas fiestas? Existen estrategias que pueden marcar la diferencia, como, por ejemplo, crear un espacio seguro en casa, como una habitación tranquila con juguetes familiares para el perro. En algunos casos, y bajo supervisión médico-veterinaria, se podrían utilizar compuestos psicoactivos para reducir la ansiedad, si se administran antes de los eventos. A su vez, terapia cognitivo-conductual apoyado por etólogos, como la desensibilización, que reproduce sonidos de fuegos artificiales a bajo volumen mientras se premia la calma, ha sido exitosa para adaptarse gradualmente a estos estímulos.

Pero la conducta de los tutores también es crucial. Se aconseja que mantengan la calma frente a los fuegos artificiales, ya que ayuda que los perros se sientan más seguros, bajando la ansiedad. En última instancia, abordar este problema es una cuestión de responsabilidad. Entender que el impacto de los fuegos artificiales tiene en nuestras mascotas y actuar para minimizar su sufrimiento es parte de lo que implica ser un cuidador consciente.

Con estrategias adecuadas y un poco de previsión, se puede transformar un momento de terror en una experiencia más llevadera, porque su bienestar también forma parte de nuestras celebraciones.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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