El cargador, desarrollado en el Laboratorio de Electrónica de Potencia Avanzada E2Tech de la universidad, se encuentra en proceso de certificación en el extranjero para luego iniciar su producción en el país y la venta a escala masiva.
“Estamos lejos de las fábricas que los usan”. Con esa frase, así de tajante y autocomplaciente, el ex ministro de Energía, Juan Carlos Jobet, echaba por tierra la posibilidad de que Chile se la jugara por la fabricación de artículos para la industria automotriz eléctrica. Según la autoridad del gobierno anterior, la batalla estaba perdida por los costos de producción, logística y la falta de mano de obra especializada en comparación a mercados como el chino.
Esa condena, sin embargo, todavía tiene rebeldes. Ese es el caso de E2 Ingeniería, un equipo compuesto por cinco ingenieros eléctricos, quienes desarrollaron algo que parece cotidiano en países desarrollados, pero casi un imposible en economías tan poco diversificadas y sofisticadas como la chilena: un artículo electrónico de alta factura.
Se trata del E2 EV, el primer cargador para vehículos eléctricos fabricado 100% en Chile, y que se desarrolló en el Laboratorio de Electrónica de Potencia Avanzada (E2TECh) del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Santiago.
En entrevista con Entreprenerd, Dante Carrasco, líder de E2 Ingeniería, señala que “el equipo está compuesto 100% por investigadores. Nosotros trabajamos bajo proyectos de investigación, generamos tecnología y como grupo nos encargamos de tomar el desarrollo e industrializarlo”.
Pero, habiendo tan poco desarrollo tecnológico en Chile, ¿cuál es la complejidad de ser los primeros? Carrasco dice que “su creación comprende tanto hardware como software, y no es sencillo de implementar. Hay muchas variables que debes controlar en tiempo real, y aunque pareciera fácil, el sistema chileno no está listo en términos de certificaciones y protocolos para este nicho”.
El cargador, de color negro, cuenta con una interfaz a través de pantalla y un conector tipo 2 habilitado para cualquier tipo de vehículo eléctrico. Además, tiene una potencia de 7kW en monofásico o 21 kW en trifásico. Además de Carrasco, el equipo que participa en el desarrollo se completa con José Aravena, Emilio Contreras, Matías Díaz y Matías Uriarte.
La creación ya está operativa y se ha puesto a prueba en el laboratorio de la universidad. Sin embargo, a ese producto se le sumará prontamente otro desarrollo, que vendrá a ser otro cargador con la tecnología para que los propios vehículos suministren energía a los inmuebles y la red. Esa funcionalidad sirve tanto para emergencias de corte de suministro, así como a empresas que trabajen con flotas y puedan darle servicios a la red.
El hecho de que Chile abandonara su industrialización hace 50 años no es gratuito. De ejemplo, tenemos lo que ocurre con el equipo de E2 Ingeniería: al no contar con ningún organismo que pueda certificar artículos electrónicos en el país, deben enviar su cargador a Argentina y Estados Unidos, lo que encarece el desarrollo.
Con todo, esperan recibir el feedback de las empresas certificadoras para iniciar la producción en serie de su cargador E2 EV este mismo año. “Ya tenemos definido un lugar para arrendar y ensamblar los componentes. Después vendría la etapa para comercializar en B2B. La primera etapa no será directa, sino que apostamos por la venta web y el trato directo con empresas”, recalca Carrasco.
-¿Por qué desarrollar un artículo electrónico para la venta masiva en Chile?
-Nuestra visión es que tenemos la capacidad tecnológica para desarrollar, valga la redundancia, tecnología. Es sabido que este nicho no estaba cubierto. En Chile no desarrollamos tecnología porque el proceso es muy largo, dificultoso. Y la industria misma no está apta para recibir estas tecnologías, porque no tiene la capacidad de producción. Pero nosotros apostamos a producir más tecnología y que se vuelva algo normal. Para ser un país desarrollado, es importante no abandonar la misión, como investigadores o emprendedores, de desarrollar tecnología nueva y llevarla al mercado.
—
En cuanto a la competitividad del precio, desde E2 Ingeniería señalan que su cargador podría alinearse sin problemas a otros productos del mercado. Estiman que el costo de producción sería cercano a la mitad del valor de venta de la competencia, por lo cual tendrían asegurado el margen de ganancia. Y además, cosa que los productos extranjeros no tienen, el spin-off de la Usach sí contará con servicio post venta y servicio técnico.
Mientras tanto, en los pasillos de la Facultad de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Santiago, la startup busca sumar nuevos socios para reforzar su estructura de negocio, además de nuevo capital (vía postulación y fondos privados) para la producción de su nuevo cargador capaz de realizar la carga inversa (desde el vehículo hacia la red).