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Destinos originales en Brasil para tomarse una pausa de las temperaturas invernales Viajes

Destinos originales en Brasil para tomarse una pausa de las temperaturas invernales

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La expresión “Quiet Luxury” (que en español sería “lujo sosegado”) se aplica a la moda y la decoración, pero también al turismo cuando se refiere experiencias de viaje originales para quienes huyen de las multitudes y buscan descanso, vivencias novedosas, buen clima y recuerdos imborrables.


Por la extensión de su territorio, la variedad de biomas y su tradición e infraestructura turística, Brasil ofrece opciones diferenciadas para todo tipo de viajeros. Uno de esos perfiles pertenece a quienes buscan exclusividad, un mercado que representa en torno al 1% de los viajeros internacionales, aquellos que buscan alternativas distintas al turismo masivo.

Alojarse a orillas de una playa semi desierta, avistar fauna nativa en santuarios naturales, sumergirse en lagunas que se forman solo tres meses por año en medio de dunas de arena, sobrevolar monumentos naturales en un helicóptero y nadar entre peces de colores en ríos selváticos cristalinos son algunas de las opciones para quienes busquen destinos a pocas horas de viaje este invierno.

Para quienes se apuntan a la tendencia del turismo Quiet Luxury, Brasil tiene varias ventajas adicionales. Una de ellas es el trato: no sólo encontrarán amabilidad profesional, sino cordialidad genuina, y una tradición de cuidado corporal que multiplica las posibilidades de servicios de spa con precios y calidad muy convenientes. Algunas propuestas, a continuación.

Bonito – Mato Grosso do Sul

Bonito suena a nombre de fantasía, como si el lugar se llamara así por la belleza de sus ríos cristalinos, poblados de peces de colores, pero todo tiene su explicación: la ciudad se formó en las tierras de la Hacienda Rincón Bonito, fundada en 1869. Entre junio y agosto es la temporada seca, la mejor para disfrutar de las atracciones como el buceo, trekking, cabalgatas o simplemente la contemplación de la naturaleza.

La región cuenta con cientos de cascadas, lagos, ríos, más de 80 grutas, lechos rocosos y una riquísima variedad de flora y fauna. Bonito (ubicado a poco más de 300 km de Campo Grande, capital de Mato Grosso do Sul) es un destino turístico sostenible y de los más organizados de Brasil: como las distancias son considerables y nadie puede aventurarse a los paseos sin guía, es necesaria una planificación previa.

Algunos de los paseos clásicos son la excursión al Rio da Prata, la visita a la Gruta del Lago Azul o el rapel en el Abismo Anhumas. Los paseos acuáticos hacen paradas para que los visitantes puedan lanzarse a los ríos (muy cristalinos), como es el caso del río Formoso. Cada grupo que entra al agua lo hace con un máximo de 10 personas para minimizar el impacto ambiental, la misma razón por la cual se prohíbe el uso de protector solar y hay que emprender las excursiones con ropa y calzado adecuados para prevenir lesiones.

Fernando de Noronha – Pernambuco

El Parque Marino de Fernando de Noronha es un archipiélago ubicado frente a las costas de Pernambuco, donde el lujo es la magnificencia de la naturaleza: a pesar de su fama de destino caro, lo que realmente le distingue es su conjunto de playas salvajes, arrecifes de coral vírgenes, vida marina diversa y buenos servicios.

La isla recibe sólo 1.000 visitantes al día y es una de las áreas de preservación natural más bonitas del país, con una superficie de casi 11 mil hectáreas. El acceso a Noronha requiere de cierta planificación, ya que se cobran varias tasas ambientales para entrar.

Con garantía de buen clima todo el año, entre abril y septiembre las playas están más calmas y transparentes. Acunadas por grandes formaciones rocosas, las playas ostentan una mezcla de verdes, azules claros y tonos marinos oscuros, que confirman que la isla es uno de los mejores lugares para la práctica del buceo en Brasil, con aguas claras y de temperatura templada que permiten una óptima visibilidad, además de una amplia oferta de alojamiento y gastronomía.

Saco do Mamanguá y Río – Río de Janeiro

Ubicado a 22 km de Paraty -la hermosa ciudad costera colonial ubicada sobre la ruta Rio-Santos entre los estados de Rio de Janeiro y San Pablo- el Saco do Mamanguá es una de las sorpresas más entrañables del litoral fluminense. Con acceso casi exclusivo por vía marítima, se trata de una franja de mar de ocho km rodeada de altas montañas, con forma de fiordo, el único en su tipo en Brasil.

Para conocer sus playas, manglares, fauna, restaurantes y alojamientos (sencillos, pero en medio de la naturaleza más rotunda) lo ideal es alquilar una lancha rápida y hacer una excursión privada saliendo desde el embarcadero de Paraty; esa modalidad permite pausas, chapuzones en el camino, avistaje de tortugas marinas y paradas a criterio de los viajeros en medio de un paisaje que es una inusual combinación de manglares y morros.

En la zona, la estación más seca e ideal para pasear en barco y nadar, es de junio a septiembre, aunque el agua del mar suele ser más bien fría. Antes o después de adentrarse en el litoral fluminense, la ciudad de Rio de Janeiro ofrece experiencias únicas como el paseo en helicóptero por la Bahía de Guanabara o el desayuno de lujo en el Cristo de Corcovado, antes de que el monumento abra sus puertas al público.

Amazonas

La selva amazónica es una de las regiones con mayor biodiversidad del mundo y alberga algunos de los animales más exóticos del planeta. Los viajeros pueden experimentar la belleza y las maravillas de la selva tropical mientras disfrutan de un alojamiento de lujo y cocina gourmet; también acceder a lodges privados en medio de la selva; visitas guiadas, observación de fauna salvaje y expediciones personalizadas a zonas remotas de la selva.

Una de las experiencias más singulares en la región es conocer a las tribus indígenas que viven en ella, sus tradiciones y su conexión con el entorno. Otra atracción ineludible son los cruceros por el rio Amazonas, y entre ellos la visita al Encuentro de las Aguas, donde las aguas negras del río Negro y las marrones del río Solimões se funden, pero no se mezclan en kilómetros, creando un fenómeno natural inigualable.

Brasilia DF

La capital de Brasil es un destino de gran riqueza cultural, ideal para quienes aprecian la arquitectura, la historia y la experiencia de conocer una ciudad planificada y contruida hace poco més de medio siglo en medio de una planicie con bioma El Cerrado. A pocos km de la ciudad hay numerosos restaurantes de campo, haciendas con fauna autóctona, cascadas de agua mineral y a 156 km se encuentra la bucólica ciudad colonial de Pirenópolis.

De vuelta a la capital del país -diseñada por Oscar Niemeyer y Lucio Costa- la ciudad cuenta con numerosas obras maestras de la arquitectura, como la Catedral Metropolitana, el Palacio da Alvorada o el Congreso Nacional. Una visión imperdible de Brasiia la ofrece el paseo en barco por el lago Paranoá, que permite vistas panorámicas de sus principales monumentos.

“Brasil es un destino perfecto para los chilenos en todas las épocas del año, con climas agradables y experiencias auténticas y diversas de Norte a Sur. Los visitantes pueden descubrir las maravillas de la mayor selva tropical del mundo, la Amazonia, así como el encanto y la arquitectura de la capital del país. El invierno en Brasil es otra oportunidad única para explorar nuestra belleza natural, nuestra riqueza cultural y hospitalidad”, dijo el presidente de Embratur, Marcelo Freixo.

Según cifras de Embratur, entre enero y mayo de 2024 aumentó el número de turistas extranjeros que aterrizaron en Brasil; de ese total el grupo que más creció fueron los chilenos, con un aumento de 46,3% de visitantes en el período mencionado, un impulso que se debe a la ampliación de la frecuencia de vuelos entre ambos países.

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