El Totoral es un destino turístico ideal para disfrutar en familia. Las tradiciones se entrelazan con la cultura e historia local, además de una gastronomía chilena y un pueblo de artesanos que lo vuelven en un imperdible para visitar durante todo el año.
El Quisco es conocido como un destino de playa. Pero hay un lugar de esta comuna que es totalmente distinto, zona de campo, tradición, mitos y leyendas.
El Totoral es una zona rural que marca la diferencia con el resto de la comuna gracias a su entorno tranquilo, tradicional y pintoresco.
Su nombre hace referencia a la vegetación original que cubría la zona, especialmente los totorales, una especie de junco acuático que solían ser abundantes en la zona.
La vida rural en El Totoral se caracteriza por un vínculo cercano con la tierra y las costumbres que se han transmitido de generación en generación y que siguen siendo una parte esencial de su identidad.
La agricultura es una de las actividades fundamentales de la zona, con hortalizas como tomates, cebollas ,papas y choclos, además de frutas como duraznos, manzanas, peras y uvas, según la temporada.
La ganadería, especialmente de vacunos y ovinos, además de la cría de caballos, también tiene una larga tradición en la zona. Y si bien este rubro ha sido desplazado en algunas áreas por la expansión urbana o el turismo, aún es una actividad importante en El Totoral.
Las festividades locales también son una expresión cultural importante en El Totoral y sus alrededores. Estas celebraciones son momentos clave para la comunidad, donde se combinan la religión, la tradición campesina y la comunidad.
La iglesia Nuestra Señora de la Merced es característica para identificar El Totoral y ademas es centro neurálgico de algunas de las celebraciones características del lugar, como las misas que se realizan los domingos a donde llegan turistas de distintos lugares tanto por la eucaristía como por las tradiciones que se realizan.
Esta antigua iglesia colonial construida en adobe y madera cuenta con registros desde el año 1815. La fiesta religiosa patronal se celebra cada 24 de septiembre con una Misa Solemne a la Chilena, la procesión al cerro La Cruz y canto a lo divino durante las noches de festejo.
Al frente de la Iglesia está el Museo de El Totoral, que se creó en 1982 por iniciativa del sacerdote Óscar Cárdenas y lugareños de la zona, quienes recolectaron objetos antiguos de índole religioso, primero, pero que luego se amplio a artículos de la vida cotidiana.
Así se transformó en un espacio de antigüedades histórico-costumbristas de la zona donde se pueden encontrar diversos objetos como trajes de sacerdotes, antiguos confesionarios, cuadros religiosos, radios, tocadiscos, máquinas de fotos antiguas, entre otras piezas.
Junto a la iglesia, se encuentra el cementerio, que tiene registros de 1820 y es considerado un sector patrimonial de gran valor ya que se pueden encontrar lápidas existentes del siglo pasado, al igual que personajes ilustres de la comuna. Es uno de los cementerios más antiguos de la región, que posee un sinfín de historias y leyendas.
Como muchas otras zonas de Chile, El Totoral cuenta con diversas leyendas locales que han sido transmitidas a través de generaciones. Algunas de las más conocidas incluyen historias sobre seres mitológicos, sucesos paranormales y tradiciones populares, todo conectado con el entorno natural.
Durante los fines de semana se puede conocer el Pueblo de Artesanos de El Totoral, que es un reflejo de la rica cultura de la zona, con productos que reflejan desde sus sabores hasta el talento de artistas, obreros y orfebres.
La artesanía en esta área abarca una variedad de formas y técnicas, muchas de las cuales están profundamente conectadas con el mar, la naturaleza circundante y la vida rural.
Madera, telas, cuero, lana, son parte de los materiales que ocupan los artesanos, además de metales y piedras para elaborar joyería hecha a mano. Porque el requisito indispensable para ser parte de este grupo es que las cosas sean realmente realizadas por los artesanos y no compradas “al por mayor” de otras partes del mundo, como ocurre en otras ferias artesanales de Chile.
Y es que la artesanía en El Totoral no solo es una manifestación de la cultura local, sino también un importante motor económico para la zona. El turismo juega un rol clave, ya que muchos visitantes buscan llevarse un recuerdo auténtico y es fundamental para garantizar la autenticidad de las piezas.
En el Pueblo de Artesanos son varios los puestos que ofrecen licores artesanales, principalmente de frutas, además de mistelas o algunos con leche. También hay mermeladas -incluso con cochayuyo-, pescados ahumados, quesos y charcutería de elaboración propia.
Además, está el pan amasado, la preparación de pickles o conservas de frutas de la estación y la producción de chicha de manzana, tradiciones culinarias que se preservan en la vida campesina de la zona.
Y si bien estos sabores forman parte de la identidad y oferta local, también son imperdibles varios de los restaurantes del lugar. La cocina en El Totoral tiene una interesante fusión entre el mar y el campo. Por un lado está fuertemente influenciada por la costa y los pescados y mariscos frescos, con preparaciones como caldillo de congrio, paila marina o merluza frita.
Pero además está la cocina típica chilena con empanadas de pino, pastel de choclo, costillar y cazuela. En el restaurante El Quincho de El Totoral se puede comer platos tradicionales como pernil y conejo escabechado.
La naturaleza también juega un rol fundamental en El Totoral. La cercanía al mar, la flora y fauna local -especialmente los bosques de matorrales y los paisajes costeros- forman parte del patrimonio intangible que los residentes valoran y cuidan. Este ecosistema también da hogar a especies endémicas como el cactus candelabro, el quillay y el boldo.
Existen áreas que son reservas ecológicas o zonas de protección de la flora y fauna, contribuyendo a la conservación del patrimonio natural. Además, la región es un buen lugar para la observación de aves, especialmente cerca de áreas rocosas y de los cerros.
El entorno costero y la biodiversidad en la región se cuidan a través de diversas iniciativas, donde el respeto por el entorno, la conservación de las especies autóctonas y el impulso al turismo sostenible son parte de la cultura local. Una cultura que mezcla lo mejor del mar con lo más puro de la tierra.