Si bien la ley indica que los mayores de 18 pueden conducir y 17 con supervisión, especialistas afirman que lo fundamental es garantizar que la persona esté preparada física, mental y emocionalmente para asumir la responsabilidad de enfrentar los desafíos que hay en las vías.
Para muchos jóvenes, cumplir 18 años es una edad muy esperada, ya que marca el momento en el que legalmente pueden realizar diversas actividades, como conducir, comprar alcohol o ingresar a ciertos lugares restringidos para menores. Sin embargo, muchos de ellos aún están en el colegio y no han alcanzado la independencia que esta etapa parece prometer. Por ello, la educación y orientación en estos temas resultan fundamentales para prepararlos adecuadamente para esta nueva etapa.
Durante los últimos años, los accidentes vehiculares protagonizados por jóvenes conductores han aumentado significativamente, convirtiéndose en una preocupación tanto para las autoridades como para las familias. Según cifras recientes, la inexperiencia y la falta de juicio en momentos críticos son factores que influyen en estos siniestros.
Especialistas en psicología y educación vial coinciden en que no hay una edad única ideal para comenzar a manejar, ya que lo fundamental es que el individuo posea la madurez emocional y el autocontrol necesarios para enfrentar situaciones adversas en el tránsito. “Es mejor postergar el inicio si eso significa que la persona se sienta más segura y capaz. No es una carrera, es una responsabilidad de por vida”, señala Alberto Escobar, vicepresidente de Automóvil Club de Chile.
Este panorama resalta la necesidad de trabajar en la educación vial como una herramienta preventiva clave. La preparación de los futuros conductores debe enfocarse en las habilidades técnicas, en aspectos éticos y emocionales.
“Conducir no es solo manejar un vehículo, es entender la responsabilidad que implica ser parte de una comunidad en movimiento”, apunta el experto en seguridad vial. Las instituciones educativas tienen un rol fundamental en esta tarea, no solo formando ciudadanos responsables, sino también promoviendo hábitos de convivencia y respeto en las vías.
En el Colegio Seminario Menor de Las Condes se realizó recientemente una instancia educativa para concientizar a los alumnos sobre la importancia de la seguridad vial, donde los estudiantes aprendieron sobre las normas de tránsito, los riesgos asociados a la conducción temeraria y la importancia de la empatía en el camino.
“Nuestra misión es formar jóvenes que sean ciudadanos responsables, capaces de contribuir a un entorno más seguro para todos, promoviendo la empatía al momento de formar parte de la sociedad”, destacó Patricia Valenzuela , directora de formación SPM.
“Estas instancias con los futuros conductores son las más importantes. Más allá de enseñar a manejar, buscamos formar mejores ciudadanos. Conducir es un comportamiento, y nuestra misión es que sepan comportarse adecuadamente en la calle”, planteé Escobar.
Promover la educación vial desde etapas tempranas disminuye la probabilidad de accidentes y fomenta una cultura de respeto y responsabilidad en las vías. La respuesta, entonces, no radica únicamente en la edad, sino en asegurarse de que, al comenzar a manejar, la persona está verdaderamente preparada para asumir este desafío con conciencia y responsabilidad.