A finales de esta década, el país concentrará más del 50% de la capacidad astronómica mundial, gracias a sus cielos limpios y a la instalación de telescopios extranjeros.
Chile se convertirá en el epicentro de la astronomía mundial a finales de esta década, cuando se terminen de construir los grandes telescopios que se están instalando en el país, según proyecta el presidente de la Sociedad Chilena de Astronomía (Sochias), Bruno Dias.
Con unas ventajas geográficas y naturales de excepción que ofrecen la Cordillera de los Andes y el océano Pacífico, Chile se ha convertido en un anfitrión de primera categoría que acoge los telescopios de más de 30 países.
Entre los más destacados se encuentran el telescopio más grande del mundo, el ELT, con un espejo de 39 metros; el Vera Rubin, que empezará a funcionar el próximo año y que tendrá la cámara más grande; Alma, el radio-observatorio con la mayor cantidad de antenas a nivel mundial; y el telescopio más alto, el japonés TAO.
“Chile camina hacia los superlativos en materia astronómica”, dijo Dias en una entrevista con EFE. “El norte chileno, que presume de uno de los cielos más limpios del mundo, se está convirtiendo en la potencia y el epicentro de la astronomía mundial”.
La instalación de telescopios extranjeros fue una estrategia a largo plazo que abrió “una oportunidad y ventaja” para el país, comentó Dias. “El cielo del hemisferio sur es muy rico porque tenemos el centro de la Vía Láctea, las Nubes de Magallanes y un montón de ciencia que no es alcanzable desde el norte”, señaló.
Las distintas administraciones chilenas, independientemente de su color político, han acogido abiertamente los telescopios extranjeros y han facilitado su importación e instalación.
“A cambio de beneficios como, por ejemplo, la exención de impuestos, el consorcio o país dueño de la maquinaria ofrece a las universidades chilenas el 10 % de las noches del telescopio”, explicó.
El boom de la astronomía en Chile y su liderazgo en el sector es tal que ha llegado incluso hasta las aulas. En los últimos diez años se ha duplicado el número de académicos en astronomía y se ha triplicado el número de universidades chilenas con investigación en astronomía.
Sin embargo, los científicos e investigadores de Chile se preparan ahora para enfrentar varios desafíos, entre ellos la transformación digital en materia astronómica para el análisis de grandes volúmenes de datos generados por observatorios y simulaciones computacionales.
“Tenemos muchos datos que procesar, necesitamos más capacidad en los computadores y más recursos para almacenar, analizar y transferir”, indicó Dias.
Otro gran reto que tienen por delante los astrónomos es la producción de la tecnología necesaria para observatorios, telescopios y otras instalaciones.
“Poco a poco se están desarrollando más componentes en tecnología, e incluso el Ministerio de Ciencia está interesado en empujar más hacia esta dirección para que Chile sea protagonista también en la construcción de los mismos observatorios”, aseguró Dias.
Convencido de que la exploración del universo para dar respuestas a las grandes preguntas de la humanidad recién empieza, Dias reflexiona: “Mientras más alcanzamos a descubrir, más preguntas se abren y, por lo tanto, menos sabemos”.