La pandemia por COVID-19 afectó la salud mental de cientos de personas debido al confinamiento que se vivió esos años. En Chile, un 73% de los encuestados indicó haberse sentido estresado al punto de ver afectada su vida cotidiana.
No hay duda de que la pandemia por COVID-19 impactó nuestra salud mental y aún estamos dimensionando sus secuelas. El estudio “Día Mundial de la Salud Mental 2024”, realizado por Ipsos, que incluyó a 23.500 personas de 31 países, comprobó que si en 2018 la preocupación por la salud mental ocupaba el tercer lugar, hoy es la principal preocupación en salud , dejando al cáncer en segundo lugar y al estrés (un factor de problemas de salud mental) en tercero.
Globalmente, la mayoría de la población se ha sentido estresada y reconoce que esto ha impactado su vida diaria. En nuestro país, un 69% de los encuestados se sintió triste o desamparado casi todos los días durante dos o más semanas.
En Chile, un 73% de los encuestados indicó haberse sentido estresado al punto de ver afectada su vida cotidiana, el mismo porcentaje dijo que su nivel de estrés lo llevó a tener la sensación de no poder lidiar con las cosas. Las mujeres jóvenes son las más afectadas a nivel global. El 40% de las integrantes de la Generación Z (nacidos entre 1995 y 2010) se sintieron decaídas, mientras que los hombres del segmento Baby Boomer (nacidos entre 1946 y 1964) experimentaron este sentimiento en menor proporción.
Una mayoría (54%,promedio global de países) de la Generación Z dice haber sentido estrés hasta el punto de no poder ir a trabajar. Para los millennials la cifra es ligeramente inferior (47%). En general, las personas mayores son menos propensas a reportar sentirse estresadas.
El 82% de los chilenos considera que la salud mental es tan importante como la salud física, superando el promedio mundial (76%) y es uno de los países del continente con mayor nivel de adhesión a esta creencia. «Si bien la mente y el cuerpo se consideran iguales, es más probable que las personas piensen más en su bienestar físico (72%) que en su bienestar mental (60%)», señala la investigación.
Igualmente, la sensación de las personas es que tanto el Sistema de Salud como el mundo laboral priorizan la salud física por sobre la mental. «Los países de la región donde se observa mayor equilibrio en consideración de ambos tipos de salud corresponden a Brasil (29%), Estados Unidos (28%) y Canadá (26%)», registra el texto.
Sobre la labor de los servicios de salud en Chile, las personas son muy críticas. Según el Monitor de Servicios de Salud de Ipsos 2024, el 78% considera que son muchas las personas en el país que no pueden pagar una buena atención médica; 75% cree que los tiempos de espera para citas médicas son demasiado largos; y el 65% piensa que el Sistema de Salud está desbordado.
«La imagen del Sistema de Salud en Chile es muy negativa. Se le observa con desconfianza en cuanto a su calidad y con trato discriminatorio tanto en el acceso como en la atención. Además, los tiempos de espera para acceder a consultas o tratamientos se instalan como los principales problemas, los que probablemente deben tener una base de experiencia negativa previa con el sistema, más que solo una imagen construida», dice la directora de Estudios públicos de Ipsos Chile, Alejandra Ojeda.
En este sentido, un documento publicado por el Minsal reportó que el gasto público estimado en salud mental alcanzó los $208 mil millones (1,7% del gasto público en salud de Chile en 2021), lo que representa una base del compromiso del programa de gobierno de alcanzar un 6% del presupuesto total del área destinado a salud mental al año 2025. Al contrastar estos resultados con datos internacionales, concluyen que lo que muestra Chile es muy inferior en comparación con otros países de la OCDE respecto al gasto público: Italia (3,4%), Corea del Sur (3,8%), Australia (7,6%), Canadá (10,6%), Reino Unido (10,3%) y Francia (15%).
Por estos días, mientras en el Congreso se discute el Presupuesto 2025, los gremios de salud mental del Gran Concepción mantienen un paro por mejoras laborales.
Declaran que el presupuesto para 2025 “se mantiene muy por debajo de las recomendaciones internacionales y del compromiso presidencial realizado en esta materia. Para hacer frente a la crisis que están viviendo pacientes y funcionarios del Gran Concepción y del resto del país, el incremento presupuestario en salud mental debiese situarse en torno al 300% entre los años 2022 y 2026. El aumento presupuestario de un 49% (entre los años 2022 y 2025) y la creación de 11 nuevos Centros de Salud Mental Comunitarios (COSAM), son francamente insuficientes cuando el déficit de financiamiento es de tal magnitud y la brecha detectada en el Plan de acción de salud mental 2019-2025 es de 161 COSAM (se requieren 261 y a 2019 existían 100 a nivel nacional)”.
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