Al empresario se le quita lo cordial cuando lo han emplazado a explicar su rol en la contaminación que equipara a la capital regional con las ciudades industriales chinas y que tiene una de las más altas incidencias de cáncer en el mundo. Mientras, una acción legal intenta anular la autorización para embarcar metales pesados y la compañía ATI se defiende, afirmando que antes de que ellos llegaran la situación era mucho peor y que han trabajado para cambiar las cosas.
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