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El millonario negocio detrás del tráfico de cactus del desierto chileno Investigación Fiscalía de Antofagasta

El millonario negocio detrás del tráfico de cactus del desierto chileno

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Carlos Basso Prieto
Por : Carlos Basso Prieto Unidad de Investigación de El Mostrador.
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Cada cactus podía llegar a valer mil dólares en Asia y Europa, debido al gran interés que existe en estas especies y que ha llevado a que en extensas zonas el norte de Chile cada vez sea más difícil encontrar ejemplares, debido a la acción de traficantes que los venden en Asia y Europa.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
El italiano Andrea Piombetti fue condenado en Chile por contrabando de cactus protegidos, como la especie Copiapoa, extraídos del norte chileno y vendidos a coleccionistas en Europa y Asia. Detenido en 2024, aceptó su responsabilidad en un juicio abreviado y fue expulsado con prohibición de reingreso por 10 años, tras pagar una multa de cinco millones de pesos.
Desarrollado por El Mostrador

Sobre un millón de dólares (es decir, más de mil millones de pesos) valían en el mercado negro de Europa y Asia los casi mil cactus robados desde el desierto chileno que fueron encontrados en poder de un ciudadano italiano, que recientemente se convirtió en el primer condenado en Chile por traficar esas especies, las que se encuentran protegidas desde 2016 en función de la ley 20.962 y por la Convención Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (Cites).

Sin embargo, no se trata de delitos nuevos en Chile ni mucho menos en el mundo. Es más: en las zonas desérticas de Estados Unidos y México existen organizaciones criminales dedicadas a la extracción de cactus, que son especies muy codiciadas por coleccionistas en países como Japón, los cuales pueden pagar mil dólares o más por un solo ejemplar que evidencie ser auténtico; es decir, que haya crecido en un desierto y no en un vivero. El valor aumenta también dependiendo de la antigüedad del cactus, pues muchos ejemplares de los que fueron hallados en Italia tenían más de 100 años.

En 2016, un reportaje en The Atlantic relataba cómo policías encubiertos estadounidenses capturaron en el desierto a cinco europeos que “cosechaban” cactus para venderlos en Europa, los que eran liderados por el ruso Yevgeny Safronov, el cual -según dicha investigación- viajaba casi todos los años a distintos países de América “de cacería de cactus” y claro, además de México y Estados Unidos, uno de sus destinos frecuentes era Chile también.

Los copiapoa

La causa que terminó con la condena y la expulsión de Chile del italiano Andrea Piombetti se inició en 2020, cuando la Conaf denunció el decomiso de más de mil cactus del género Copiapoa que estaban en poder de Piombetti, que los mantenía en un vivero en su domicilio, en Boloña, a junto a unos tres mil cactus procedentes de otros países.

Como comprobó la Brigada Investigadora de Delitos contra el Medio Ambiente y Patrimonio Cultural (Bidema), el acusado viajaba constantemente a Chile y la última vez que había estado en el país, en dos ocasiones, había sido en 2019. De hecho, entre las especies que la policía italiana le incautó, además de las plantas, se encontraba una tarjeta SIM de una empresa telefónica chilena.

De acuerdo con lo indagado, en los viajes que Piombetti realizaba a Chile se trasladaba a la zona norte, especialmente al parque nacional Pan de Azúcar, y desde allí robaba los cactus, los cuales enviaba por Correos desde Huasco hasta uno de sus socios, aunque para mandar las cajas de cartón con su valiosa carga usaba un nombre falso: Andres Pongetti.

El receptor final de los envíos era el ucraniano Dmytro Rekhsan, quien las recibía luego de que estas llegaran a Grecia y Rumania, desde donde se las mandaban a Italia en un sistema de triangulación muy semejante al que se usa en el narcotráfico y que, además, se utilizaba porque en 2013, como lo indica el mismo informe de la PDI, “un gran lote de plantas ilegales, dirigidas a sujetos cercanos a Piombetti, había sido incautado en la aduana de Malpensa”. Por cierto, en la indagatoria solo se pudo identificar el nombre de la persona que recibía los envíos en la isla griega de Creta, la que después se los mandaba a Rekhsan a Italia, pero no fue posible establecer la identidad del intermediario en Rumania.

Piombetti ya había sido denunciado en Italia, en 2013, por vender cactus chilenos y, a su vez, a Reksham Aduanas le había incautado una caja con cactus chilenos (tres o cuatro) a mediados de la década pasada.

Desde Italia, por medio de páginas web, los cactus eran ofrecidos a  coleccionistas, especialmente sujetos adinerados de Hong Kong, China y Japón, así como a europeos en general, aunque la Bidema identificó como uno de los “clientes más ricos de Piombetti” a un sujeto perteneciente “a una empresa de exportación en Japón, que opera en el sector vestuario”. Como sello de origen, cada cactus era entregado con la respectiva georreferenciación del sector en que había sido extraído.

En total, agrega el documento firmado por el comisario de la Bidema Marco Orellana, “hay 10 traficantes/coleccionistas extranjeros que resultan haber tenido relaciones comerciales ilegales con Piombetti”, agregando que, además, este estaba vinculado a al menos nueve traficantes de plantas italianos.

Como lo determinó un profesor universitario italiano que es experto en cactáceas (Andrea Cattabriga) y que asesora en dicha materia a la policía, en  el caso de los cactus chilenos, había 79 del género Eriosyce y 876 de Copiapoa. Un informe de la Bidema señala al respecto que, dentro de estos, “de especial importancia es la presencia de 9 ejemplares de la especie Copiapoa superba, muy rara en la naturaleza”.

Posteriormente, en casa de otro italiano, Matteo Crescentini, residente en Rimini, se hallaron otros 171 ejemplares de cactus chilenos, que se cree que este le compró a Piombetti y a otros sujetos residentes en Austria.

De acuerdo con lo determinado por la jefatura forestal de los Carabinieri italianos de Ancona, el robo de los cactus por parte de Piombetti comenzó a fines de 2013 y se extendió a regiones del norte de Argentina, así como a México y Estados Unidos. Solo entre 2018 y 2019 Piombetti envió 48 cajas desde Taltal a Europa.

La expulsión

Con todos esos antecedentes, la fiscalía de Taltal formalizó en 2023 a Piombetti, en ausencia, por el delito de contrabando reiterado de especies exóticas, solicitando su detención. El 26 de septiembre de 2024 esta se produjo cuando Piombetti aterrizó en Pudahuel, siendo detenido por la PDI del aeropuerto, en función de la orden de aprehensión pedida por la fiscalía de Taltal al juzgado de garantía de esa ciudad. Tras la formalización se dictó la prisión preventiva en contra del italiano.

Sin embargo, permaneció menos de una semana tras las rejas, pues el tribunal accedió a cambiar dicha medida cautelar por una caución, que se fijó en 5 millones de pesos; es decir, el valor de cinco Copiapoa.

Teniendo eso en cuenta, al italiano –que dice ser un humilde camarero– no le costó nada reunir 5.300 euros (más de cinco millones de pesos), que fueron transferidos el 2 de octubre desde un estudio jurídico de Ancona.

Finalmente, se desarrolló en su contra un juicio abreviado en el Juzgado de Garantía de Taltal, en el cual el ahora condenado reconoció su responsabilidad, siendo condenado a la expulsión inmediata del país, la prohibición de reingresar en 10 años y el pago de una multa de cinco millones de pesos, la que fue saldada con la caución que su defensor había depositado en la cuenta del tribunal.

Al respecto, el Fiscal Regional de Antofagasta, Juan Castro Bekios, destacó que este caso reviste gran relevancia para el Ministerio Público, pues “el contrabando ilegal de especies vegetales, y también animales, es altamente dañino para los ecosistemas. En este caso estamos hablando de una persona que por años extrajo ilegalmente especies de cactus que sólo existen en la zona de Taltal, generando un daño tremendo que, gracias al trabajo conjunto con distintos organismos, pudimos detectar y perseguir, logrando en definitiva una sentencia que impide a este sujeto continuar con su actividad ilícita”. En dicho sentido, señaló que “esta investigación surge con la alerta que, en su minuto, dio la Policía Italiana, que fue la primera en detectar a este sujeto y que, atendida la gravedad de este delito, no sólo puso los antecedentes en conocimiento de las autoridades chilenas, sino que colaboraron activamente durante todo el proceso de investigación”.

Por su parte, el oficial de caso, Marco Orellana, dijo a El Mostrador que “la importancia de la investigación relacionada con la cactácea es el impacto que genera el medio ambiente, especialmente que estas especies son extraídas de lugares protegidos, ya sea en un parque nacional o zonas que son de un gran interés en nuestro país, y también el impacto que genera el ecosistema el extraer especies de estas características, pues se va deteriorando el medio y ello es muy relevante para el patrimonio natural de nuestro país y lo otro, en cuanto a las estadísticas o a la cantidad de órdenes que se han realizado, no tenemos muchas”.

Asimismo, el oficial detalló que se trata de la primera investigación realizada en torno a contrabando de cactus en Chile y que, posterior a ella, han llegado otras denuncias semejante, relativas ya no solo a extranjeros sustrayendo cactus, sino también a chilenos implicados en este delito.

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