Pocos días después del millonario robo en las bodegas de Aerosan, uno de los miembros de la banda sostuvo una extensa conversación con un sujeto experto en lavar dinero en el Perú, con el que evaluaron enviar los billetes (que pesaban 228 kilos) por barco al Callao, y armar empresas y cooperativas
Hace pocos días el Primer Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago declaró culpables de varios delitos a 6 de los 8 miembros del grupo dirigido por Eloy Vargas, que el 9 de marzo de 2020 cometieron un violento asalto contra las bodegas de la empresa Aerosan, en el aeropuerto Pudahuel, intimidando al personal de dicha compañía y de Brinks, “logrando entrar hasta la jaula de seguridad dispuesta en esas bodegas, donde la empresa Aerosan mantenía en custodia las cargas valoradas que debía retirar la empresa Brinks sustrayendo 14 valijas contenedoras de un total de US$ 14.170.000; € 1.100.000 y $414.430.000, dando un total en moneda nacional de $13.529.396.500, sacos que pesaban en total 228 kilos”.
Luego de una larga investigación a cargo del fiscal jefe de Pudahuel, Eduardo Baeza, y de la PDI, el tribunal encontró culpables de robo con violencia e intimidación a Vargas, así como a Ariel García, Danilo Leyton, Eliazar Parra y Pedro Saldías. Por el mismo delito, pero en calidad de encubridora, fue declarada culpable Katherine Pino.
Asimismo, se condenó a García como autor de tenencia ilegal de arma de fuego prohibida, tenencia ilegal de arma de fuego convencional y tenencia ilegal de municiones, y a Saldías Lecaros como autor del delito de tenencia ilegal de arma de fuego.
En el caso de Parra, el tribunal lo condenó, además, como autor del delito de maltrato de obra a funcionarios de la Policía de Investigaciones, causando lesiones leves; soborno a funcionario público y dos delitos de falsificación de instrumento público.
Previo a este juicio oral, otros 12 miembros de la banda fueron condenados en distintos juicios abreviados, por lo cual, desde el punto de vista penal, el caso es un éxito: ya van 18 condenados y el 4 de diciembre fue formalizado otro implicado en el caso, Giuliano Donoso Jofré, quien fue arrestado en La Florida con varios pasaportes, municiones, dos chalecos antibala y 80 teléfonos celulares robados. Según se pudo establecer, durante los cuatro años en que estuvo prófugo viajó por distintos países de Europa.
Sin embargo, la gran duda que subyace respecto de este robo (así como de otros megagolpes, como el que afectó a las instalaciones de Brinks en Rancagua a mediados de 2024) es dónde quedó el dinero, pues, como explicó el fiscal Baeza tras el veredicto, a pesar de los esfuerzos de la PDI al respecto, hasta la fecha solo se han recuperado 100 millones de pesos.
Fuentes vinculadas al caso no tienen dudas de que varios de los implicados se quedaron con dinero y que este está muy bien escondido. Una evidencia de ello, por ejemplo, es lo que ocurrió en una audiencia realizada el 27 de noviembre de 2023 ante el Primer Juzgado de Garantía de Santiago, en la cual el abogado del líder del grupo, Eloy Varas, hizo una oferta generosa.
Como indica el acta respectiva, “la defensa privada solicita que se modifique la medida cautelar de prisión preventiva que pesa sobre su representado y que en su lugar se decrete alguna caución suficiente, ofreciendo la suma de $10.000.000”. Sin embargo, tanto el fiscal que estaba en la audiencia (Daniel Contreras) como el abogado querellante por el Ministerio del Interior, Raimundo Barriga, se opusieron, ante lo cual el juez Fernando Guzmán rechazó el planteamiento del abogado Mario Valenzuela.
Ante ello, la principal teoría de qué pudo haber sucedido con el dinero es que se haya concretado de algún modo el plan original de la banda, que consistía en lavar la mayor parte del dinero en Perú por medio de la creación de varias empresas de distintos rubros y estableciendo cooperativas, personas jurídicas que han sido históricamente utilizadas en ese país para ocultar fondos ilícitos, a tal punto que en 2018 se dictó una ley especial al respecto.
Dicha teoría deviene de una escucha telefónica realizada el 7 de abril de 2020 (menos de un mes después del robo), en la cual uno de los miembros del grupo, Roberto Bilbao Peñaloza, hablaba con un peruano llamado “Jean Carlo”. Bilbao fue condenado a una pena de ocho años y un día y se encuentra actualmente cumpliéndola en la cárcel de Rancagua.
Según el informe respectivo, realizado por la Brigada de Robos Occidente de la PDI y dirigido al fiscal Baeza, en dicho diálogo “Jean Carlo” le dice que ya conversó con un sujeto a quien solo llama “El banquero”, “quien le señaló que se podía invertir en el rubro de transporte, camiones, containers y cualquier asunto aduanero”.
Según lo que “Jean Carlo” indicó a Bilbao, todo el proceso de creación de empresas en su país tomaba cuatro meses y que, luego de ello, había que contratar personas a las cuales se les debía pagar “las AFP y Salud”, refiriéndose a testaferros o “palos blancos”. Pese ello, “Jean Carlo” le explicó que “sigue siendo rentable”.
Para ello, precisó que era necesario contar con testaferros con los cuales otro sujeto, a quien identificó como “Felipe”, “puede sacar cuentas en tres bancos diferentes al mismo tiempo” por cada uno de los “palos blancos”, en una técnica que llamó “pimponeo”.
En cada una de esas cuentas, detalló, era posible poner 500 mil soles (unos 140 mil dólares), pero para ello era necesario realizar una serie de trámites.
Sin embargo, quizá el principal problema es cómo ingresar a otro país 228 kilos de billetes. El eficiente “Jean Carlo” tenía una solución. El informe de la PDI indica que, en relación a los “tellebi” (es decir, los billetes), contaba con un amigo “que tiene el contacto de una persona en el puerto del Callao, para que vea esta situación”. Asimismo, adelantó que “El banquero”, a quien después llama “Johnny”, le iba a entregar los valores y lugares.
En ese momento del diálogo asomó un nuevo elemento: que al menos este último sujeto, “Johnny”, evidentemente pertenecía a alguna organización criminal, pues antes, pese al contacto que este decía tener en el puerto, iba a enviar a “un soldado para que vaya a ver este asunto” (“soldado” es como llaman en la mayoría de los grupos criminales a sus miembros de menor nivel).
Asimismo, “El banquero” dijo a “Jean Carlo” que tenía “otro contacto” en un banco, donde le cobraban “10% a 15% del monto total por el billete movido”.
Bilbao le confesó a su interlocutor que la idea del grupo era irse a Perú, pero aún no lo podían hacer porque por esas fechas –abril de 2021– las fronteras estaban cerradas, producto de la declaración de la pandemia del COVID-19. Sin embargo, “Jean Carlo” era puro optimismo: les pidió que mandaran las fotos de sus cédulas para iniciar los trámites migratorios y, de ese modo, tener listos todos los documentos cuando llegaran.
En ese momento “Johnny” se sumó al diálogo, indicando que estaba todo listo y que él “trabaja con unas personas que tienen empresas de financiamiento y que aprueban sin inconvenientes créditos a inversionistas, especialmente del rubro de cooperativas, lo cual es uno de los planes a iniciar”.
Eso sí, para ello necesitaba al menos 20 testaferros, por lo cual el peruano pidió a Bilbao que consiguiera gente en Chile y que le mandara sus carnés de identidad, a fin de abrir una cooperativa, crearles un historial migratorio y ponerlos como socios. Sin embargo, eso no era todo: Johnny incluso le dijo que, si era necesario, él contaba con una empresa en Chile por medio de la cual podrían enviar parte del dinero a Perú, a fin de que la plata arribara “más blanqueada y limpia”.
En otra conversación entre “Jean Carlo” y Bilbao, este le contó que tenía “una mano” en Chile, “un sujeto chileno que se dedica a este tipo de financiamientos en distintos países”, al cual le comentó que “tenía que mover una cosas”, quien le dijo que la forma de sacar el dinero era llevárselo “a cajón cerrado” por medio de camiones, “pero hay que pagar por eso”, seguramente en referencia a coimas. En uno de los últimos diálogos, “Jean Carlo” aseveró que comenzaría de inmediato con todos los trámites
De acuerdo con lo indagado por la PDI, la banda se reunió casi 10 días después, a fin de resolver la forma en que se escondería y lavaría la mayor parte del dinero, lo que es coherente además con la trayectoria de Eloy Varas, quien en medio de su extensa carrera delictual residió en distintos países de Europa y América, incluyendo Estados Unidos.
Fuentes vinculadas al caso indican a El Mostrador que es muy probable que alguna parte del dinero, incluso quizá una porción considerable, haya alcanzado a ser enviada hacia Perú u otro país, pero también señalan que mover tales cifras de dinero siempre es muy complicado, no solo por la logística, sino que por la posibilidad de que otros grupos se los roben y es por ello que nunca se envían montos de ese tipo sin que vaya junto al dinero alguien de confianza.
Otro elemento que dificulta la salida de capitales es el hecho de que la banda fue detenida a partir del 4 de mayo de 2020, por lo que, si alcanzó a mover dinero, seguramente fue una fracción.