El experto en crimen organizado señala que es necesario preguntarse por qué los mexicanos decidieron instalar un laboratorio en Chile y señala que es necesario poner mucha atención hacia la salida de drogas desde los puertos hacia destinos como Oceanía.
El decomiso de 844 kilos de metanfetamina realizado la semana antepasada en un parcela de Lolol (Región de O’Higgins), en una diligencia que encabezó el Fiscal Regional de Antofagasta, Juan Castro Bekios, junto al OS-7 de Carabineros, no sólo se constituyó en el mayor decomiso de esa droga en la historia de Chile, sino que -como señalan fuentes policiales- es una especie de salto cuántico al respecto, pues hasta antes de dicha diligencia, que dejó a dos mexicanos detenidos, los decomisos de metanfetaminas eran muy menores.
Cabe recordar que el año pasado, también en Antofagasta, el OS-7 efectuó un gran decomiso de fentanilo (casi 1.200 ampollas de origen farmacéutico) y a ello se suman las incautaciones de ketamina realizadas por las fiscalía de Arica (la mayor, de 97 kilos, también el año pasado). Otra droga que ha aparecido con mucha fuerza en los últimos años ha sido el MDMA (más conocido como “éxtasis”), cuyo origen es europeo. Sólo en Valparaíso, en 2023, se decomisaron más de medio millón de pastillas, provenientes desde Los Países Bajos, que hoy por hoy es el principal productor de este estupefaciente químico.
En otras palabras, hay un evidente cambio en el mercado de las drogas, en el que pese a que siguen predominando la marihuana y los derivados de la cocaína, han penetrado con fuerza las drogas sintéticas, siempre de la mano de grandes organizaciones criminales transnacionales, como son la Mocro Mafia (en el caso del éxtasis), El Tren de Aragua, Los Costeños y los dos principales carteles mexicanos: el de Sinaloa y el Jalisco Nueva Generación, que se cree está detrás del laboratorio desbaratado en Lolol.
Por cierto, no es la primera incursión de mexicanos en la economía de las drogas ilícitas de Chile. Como informó El Mostrador, dos hermanos, pertenecientes al Cartel de Sinaloa, fueron condenados a altas penas el año pasado en Iquique, y en el caso de Jalisco Nueva Generación existen varios antecedentes que indican su participación en millonarios envíos de marihuana creepy por los puertos de Valparaíso y San Antonio.
Al respecto, el experto en crimen organizado y autor del libro Un virus entre sombras, Pablo Zeballos, señala que el operativo realizado en O’Higgins “es un hito muy peligroso y por ello es necesario analizarlo en profundidad, para tratar de comprenderlo. Es necesario mirarlo desde una perspectiva más amplia respecto a lo que está sucediendo en nuestro país.
En ese contexto, señala que “esta incautación ocurre en un contexto ya reconocido de ingreso de actores criminales de origen extranjero, pertenecientes a estructuras del crimen organizado transnacional, y de transformación de nuestra propia delincuencia, que tiende a especializarse, diversificar mercados y actuar en redes no tradicionales, que involucran no sólo pugnas, también alianzas”.
—Es un volumen muy grande de drogas. ¿Cuál podría ser el objetivo de los traficantes?
—El aumento en las incautaciones de drogas en los últimos años en el país, en general, sugiere varias hipótesis: desde un dramático incremento en el consumo interno hasta la posibilidad de que nuestro país, debido a su frontera marítima, se esté convirtiendo en una nueva ruta de envío hacia mercados más rentables, entre ellos Oceanía, Europa y Asia. Por cierto, algo particularmente preocupante ocurre en la Segunda Región, donde se observa un nivel récord de decomisos. Este fenómeno, advertido por el fiscal Castro Bekios en los últimos años, refleja una gravedad en la combinación de estas situaciones, algo especialmente alarmante si consideramos que existe cierto consenso entre expertos académicos e investigadores de que las incautaciones de droga representan sólo una fracción muy pequeña del total que ingresa a un territorio.
—Lo hallado en Lolol no sólo fue droga, sino también un laboratorio. ¿Qué muestra ello?
—Existen al menos cien formas conocidas de producir metanfetamina ilegalmente, pero para la elaboración de esta droga se requiere un ingrediente clave denominado “precursor”. Este es el principio activo principal de la droga sintética, el cual se combina con otras sustancias químicas esenciales como aglutinantes, tintes, solventes, entre otras. Los principales precursores que son la base de la metanfetamina y el fentanilo son cuatro y están bastante regulados internacionalmente. Por ello, las estructuras criminales recurren a lo que se denomina pre-precursor, que puede definirse como una sustancia química que se encuentra al menos un paso atrás en la cadena de producción de los precursores más regulados. Ahí radica el problema: las estructuras criminales, a lo largo de toda la cadena de valor de esta economía ilícita, importan sustancias de diseño fabricadas específicamente para producir drogas sintéticas ilícitas. Estas sustancias no tienen fines legales conocidos y se crean con el propósito de eludir los controles internacionales, ya que no están reguladas debido a la inexistencia de normas que las clasifiquen como ilegales. En una proporción muy alta, estas sustancias se producen en dos provincias de China, lo que hace que los puertos del Pacífico sean especialmente relevantes para esta economía ilícita.
—Entonces, la clave no es el laboratorio, sino quienes cocinan estas drogas, los llamados “cocineros”.
—Exacto. Los “cocineros” son activos criminales de alto valor, tanto que muchas veces se habla de “la economía de reloj de arena” para describir cómo operan los carteles, pues si se compara a un cartel con un reloj de arena, la parte más estrecha de este, de la cual depende cuánta arena (o droga) pasa desde la parte superior a la inferior, es justamente el cocinero. No necesariamente se trata de personas sin estudios o con antecedentes delictivos previos, sino de sujetos altamente especializados en la producción de drogas sintéticas, lo que los convierte en piezas clave dentro de la estructura criminal. Por ello, resulta especialmente relevante que, en este procedimiento —como lo ha informado la Fiscalía—, quienes cumplen esta función sean de nacionalidad mexicana
—Todo indica que se trata de sujetos vinculados al Cartel Jalisco Nueva Generación…
—La tesis que plantea la Fiscalía, y que sin duda trabajará en demostrar, no es irracional; por el contrario, resulta coherente y fundamentada. Sin embargo, probarla será un desafío investigativo complejo, que requerirá un importante apoyo internacional. El Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha demostrado en los últimos años una sorprendente capacidad de adaptación, resiliencia y avance criminal. De hecho, tiene presencia en casi la totalidad de los estados de México, en Estados Unidos, y se estima que opera en cerca de 40 países alrededor del mundo. Además, ejerce una influencia significativa en la actual crisis de seguridad en Ecuador, especialmente en la lucha por el control de los puertos. No obstante, es recomendable considerar otras posibilidades, pues organizaciones criminales como el CJNG o el Cartel de Sinaloa suelen subcontratar a diversas estructuras semiautónomas para la producción de drogas sintéticas. Estas células, en ocasiones, trabajan bajo la supervisión directa de estos grandes grupos criminales, pero en otras operan de forma independiente, creando así un mercado dinámico, flexible y resiliente. La pregunta de fondo es: ¿por qué un laboratorio en Chile?
—¿De confirmarse la hipótesis, qué implicancias tiene que el Cartel Jalisco Nueva Generación esté operando en el país y no sólo enviando drogas, como ha sucedido en el pasado?
—El CJNG es una de las organizaciones criminales más poderosas del continente. Si bien la metanfetamina ha sido el principal motor de su crecimiento y expansión criminal, el cartel también opera diversas economías ilícitas, como el tráfico de cocaína, la extorsión, el contrabando, la producción de medicamentos falsificados, entre otros.
Sabemos que, tras los recientes golpes al Cartel de Sinaloa, con la detención de varios de sus cuadros principales, el CJNG ha aprovechado para expandirse y en esta expansión las alianzas con grupos criminales locales fuera de sus fronteras ha sido más efectiva que la guerra con ellos. Para Jalisco Nueva Generación los mercados de Europa, Oceanía, Asia y, cada vez más, América del Sur, están dentro de su planificación estratégica. Por esta razón, los puertos del Pacífico, las rutas comerciales y los países con características logísticas favorables, son de su interés.
Una de las características distintivas del CJNG es su capacidad para crear redes lícitas destinadas al blanqueo de sus operaciones criminales. En el caso de Chile, esto podría incluir la importación de precursores no regulados, un aspecto que merece especial atención en las investigaciones, sobre todo porque estamos hablando del segundo mayor cartel de México, que al mismo tiempo es el primer productor mundial de metanfetaminas y el segundo mayor productor mundial de fentanilo no farmacéutico.
—Llama la atención la ubicación del laboratorio, en un sector rural de O’Higgins…
—Claro, pero relativamente cerca de San Antonio y Valparaíso, por rutas interiores. Hay que entender que nuestros puertos, al estar ubicados en el mercado Asia-Pacífico, enfrentan un alto riesgo en la actual reconfiguración del crimen organizado. Hoy en día, enviar cocaína desde los países productores —con los cuales compartimos frontera— al mercado de Oceanía y Asia resulta 10 veces más rentable que al tradicional mercado norteamericano, y algo semejante pasa con las drogas sintéticas. La demanda en estas regiones ha aumentado de manera sostenida y los cambios en los patrones de consumo, junto con la reconfiguración de rutas, son los dos factores principales que han generado las crisis de seguridad más complejas en la región durante los últimos 50 años.
Observa el operativo efectuado en Lolol: