
El enigmático señor Yang y sus conexiones con los dueños de tragamonedas
Al margen del caso Sierra Bella, Bo Yang figura en otro caso emblemático, por financiamiento ilegal a la política, donde compartió sociedad con el presidente del gremio de dueños de salones de juego, Sebastián Salazar, quien protagonizó polémicas escuchas telefónicas con Pablo Zalaquett.
La aparición de un empresario chino en los chats del caso Sierra Bella, cercano a la diputada PC Karol Cariola, ha estado teñido de incertidumbre desde un comienzo. Un halo de misterio que aún perdura, pues hasta ahora no ha dado señales de vida.
Primero se dijo que se trataba de Emilio Yang, cuando su nombre verdadero era Bo Yang. Luego se dijo que Cariola le arrendaba un departamento a otro Chino, Hong Chen, a través de una sociedad comercial que –se supo después– era propiedad del señor Yang.
Hasta la fiscalía se hizo parte de la confusión, luego de que el fiscal Patricio Cooper solicitara las actas del concejo municipal de Santiago, buscando comprobar si es que hubo una donación navideña a nombre de Bo Yang. Esta vez, sin embargo, el personaje no tenía nada que ver, pues se trataba de otro empresario, Carlos Frings.
Al margen de la arista derivada del caso Sierra Bella, donde se investiga a Karol Cariola por tráfico de influencias y cohecho, no es primera vez que una sociedad relacionada a Bo Yang aparece en una investigación judicial. En el denominado caso Tragamonedas, causa donde se indagaba un eventual financiamiento ilegal a la política, figura una de sus empresas junto al empresario Sebastián Salazar Bastidas: Comercializadora Imperio Dragón Limitada.
Antes y ahora, en verdad, las redes de Bo Yang han girado en torno a distintos círculos de poder. Su nombre no es desconocido en el congreso, ha participado en giras internacionales del parlamento, es un reconocido lobista empresarial y –como se supo hace poco– hasta es socio en una empresa con el diputado Andrés Jouannet.
Antes de todo esto, sin embargo, fue socio del presidente del gremio de los empresarios dueños de máquinas tragamonedas, Salazar Bastidas, acusado de montar una red de inversionistas a partir de distintas empresas, donde también habría participado el exdiputado de la UDI y protagonista de las polémicas cenas entre políticos y empresarios, Pablo Zalaquett.
El Imperio Dragón
Si existe un caso donde desfilan una serie de nombres vinculados a la colonia china, ese es el caso Tragamonedas. En las páginas de los nueve tomos de la causa, a los que tuvo acceso la Unidad de Investigación de El Mostrador, al menos una veintena de ellos aparecen como dueños o socios de empresas vinculadas al rubro de los juegos de azar.
La investigación partió en el año 2014, luego de que la Asociación Chilena de Casinos de juegos interpusiera una querella por juego ilegal, comercio clandestino y eventual lavado de activos. La causa quedó en manos del fiscal oriente Felipe Sepúlveda, quien indagó el vínculo de la Asociación Gremial de Operadores, Fabricantes e Importadores de Juegos Electrónicos Recreativos de Premio Programado (Fiden), con el pago de patentes a funcionarios municipales para instalar salones de juego y el eventual financiamiento de campañas políticas.
Las escuchas telefónicas se extendieron por seis meses y revelaron el estrecho vínculo que tenía Pablo Zalaquett –exdiputado y exalcalde de Santiago que operaba como lobista del gremio–, con el presidente de la agrupación de dueños de tragamonedas, Sebastián Salazar.
Un informe de la Brigada de Delitos Económicos (Bridec), concluyó, a partir de las comunicaciones interceptadas, que ambos eran dueños de al menos “tres casas de juegos ilegales”, en Linares, Antofagasta y Quinta Normal. En este último local, añade el documento, operaban en ese entonces “más de cien máquinas de azar”.
En los allanamientos realizados a la casa de Salazar Bastidas la policía encontró un contrato de asociación con el expolítico de la UDI, firmado el 30 de noviembre de 2016. Sin embargo, fuentes ligadas a Pablo Zalaquett aseguraron a este medio que no se trataría de una sociedad propiamente tal, sino una suerte de préstamo entregado a Salazar.
En efecto, Zalaquett no figura en ninguna de las escrituras de constitución de las sociedades creadas por Sebastián Salazar para administrar el negocio de los salones de juego ilegales, pese a que en las conversaciones telefónicas el exalcalde de Santiago hablaba de diluir su participación de un 10% a un 8% en una de ellas, para permitir el ingreso de un nuevo inversionista.
En otra de las conversaciones, Salazar daba a entender que el aporte de Zalaquett en el negocio era de 150 millones de pesos. “Hoy día deben ser como $400 palos, más lo tuyo, deben ser como $550 palos o capaz que sean $600 millones los que hemos puesto”, le decía al también exalcalde de La Florida.
Lo cierto es que, para ese tiempo, Zalaquett era uno más de los tantos inversionistas que buscaban, entre otras cosas, influir en el proyecto de ley que permitiera legalizar las casas de juego asociadas a la Fiden, un rubro donde la colonia china llevaba años de ventaja en el mercado informal, aprovechando el vacío legal existente en el país y un elevado potencial de ganancias.
Si bien algunas fuentes de la Fiden que conocen de cerca el caso aseguran que lo que se buscaba con el proyecto de ley era ordenar el mercado, pagar impuestos y excluir del negocio a un segmento que denominaban internamente como “la mafia china”, lo cierto es que algunos miembros del directorio terminaron asociados con gente de la comunidad oriental.
Este fue el caso de Sebastián Salazar y Bo Yang –el empresario que la presidenta de la Cámara de Diputados intentó ayudar a través de Irací Hassler–, quienes comenzaron a ser socios, a contar de abril de 2016, en la empresa “Comercializadora Imperio Dragón Limitada”
La compañía dedicada al rubro de la importación y comercialización de máquinas electrónicas de habilidad fue fundada por Bo Yang y Yong Xiang Wang, quienes decidieron incorporar como nuevos socios a Sebastián Salazar Bastidas y su hermano Miguel Ángel Salazar Bastidas, junto a otro empresario chino, Jianjun Lin, cuyo nombre aparece en las escuchas telefónicas rotulado como “Ling”.
“Se le pondrán los ojos redonditos”
La aparición de “Ling” pone un manto de dudas en el caso, pues las referencias a él en los diálogos, entre Sebastián Salazar y Pablo Zalaquett, hacen presumir que este último no sólo era socio de Salazar sino también del exalcalde, como parte de un grupo de inversionistas que participaba del negocio ilegal, al igual que el casi invisible señor Yang.
Zalaquett: Y el Ling en qué postura está, me imagino que si tu abrí Antofagasta me imagino que al Ling le vay a bajar el porcentaje po weón ¿o no?
Salazar: Puta, esa es una conversación que quiero tener con él.
El diálogo se desarrolla sobre la participación de Ling en el negocio y una eventual repartición de ganancias de acuerdo a la inversión de cada uno.
Salazar: …El Ling dejó de poner capital, cachai… punto dos, vimos una alternativa de win win, puta metiendo un amigo que erí tú, cachai. Eh en el negocio… y resulta que el weon dejó de poner plata, entonces no solamente ahora nos cagó a nosotros, sino que además cagó a un tercero que erí tú…Puta el chino es re buena onda y todo, pero weón son nuestros patrimonios.
Zalaquett: Si, puta la weá.
A continuación, Salazar propone meter a un “nuevo socio”, pero sin especificar si se trata de otro inversionista en Imperio Dragón Limitada, la sociedad que tiene con Jianjun Lin y Bo Yang.
Salazar: Es una posibilidad real, hay que explorarla, pero cuando la exploremos, puta tenemos que sentarnos nosotros tres y de ahí ir con una propuesta al Ling. Mira sabí qué, vamos a meter un socio por esta plata pero tu te liquai (sic) weón a un treinta por ciento.
Pablo: Si, esa es la otra opción po weón…
Salazar: Claro y se le pondrán los ojos redonditos o lo que sea pero mala cuea, cachai. Porque la alternativa B, es la otra, quédate con un local abierto y un local cerrado, y nosotros nos quedamos con dos locales también, un local abierto y un local cerrado.
Pese al impacto que generaron las escuchas telefónicas entre los directivos de la Fiden –al punto que uno de ellos reconoce haber invertido 30 millones en campañas políticas–, el Ministerio Público decidió no perseverar en el caso de Pablo Zalaquett y terminó por sobreseer al presidente del gremio, Sebastián Salazar.
De los empresarios chinos involucrados en el caso no se supo más hasta ahora, cuando volvió a aparecer el nombre de Bo Yang, el lobista chino representante de empresarios, a apropósito de una sociedad con Salazar y Jianjun Lin, otro chino mencionado en una conversación privada que terminó en manos de la fiscalía.