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¡Buenas tardes, habitantes de este Universo Paralelo! Esta edición es variopinta. Se la dedicamos al arte y la ciencia, pero no podemos dejar pasar el premio Nobel de Medicina o Fisiología, temas que nos acompañan regularmente en este newsletter. Con el fin de contarnos sobre los desarrollos que llevaron a Victor Ambros y Gary Ruvkun a recibir este galardón, invitamos al doctor en Biotecnología Juan Pablo Cárdenas.
Espero que disfruten de esta edición y que nos ayuden con la difusión de la ciencia en los medios. Compartan este Universo Paralelo. Y si les llegó de alguien, ¡inscríbanse ya!
Este año, los Premios Nobel en diferentes disciplinas científicas se han destacado por reconocer descubrimientos e invenciones bastante interesantes. Por ejemplo, el Premio Nobel de Medicina fue para la dupla Victor Ambros y Gary Ruvkun, por su descubrimiento de unas moléculas denominadas microARN y su rol en la regulación de la expresión de los genes.
Hoy sabemos que los ARN (ácidos ribonucleicos) pequeños son mucho más importantes para la regulación de lo que imaginábamos 20 años atrás.
Desde hace décadas, investigadores de todo el mundo trabajan con el gusano C. elegans, un modelo genético ideal por su simplicidad y facilidad de manipulación. A principios de los 90, los doctores Ambros y Ruvkun estudiaban la biología del desarrollo embrionario de este gusano.
A partir de una serie de experimentos rigurosos, publicaron en diciembre de 1993 dos artículos en la revista Cell. En uno de ellos demostraron que el pequeño ARN de lin-4 interactuaba físicamente con lin-14, uniéndose de forma parecida a cómo el ADN se estabiliza en su doble hélice, lo que conseguía bloquear su uso por la célula. En el otro estudio, validaron el rol regulador del pequeño ARN de lin-4 sobre lin-14 y su efecto en el desarrollo del gusano.
Su rol como llaves y candados de la expresión de los genes estaría también involucrado en problemas de salud humana, como el cáncer, y actúan además como aliados o enemigos en contextos como las infecciones bacterianas.
Victor Ambros y Gary Ruvkun identificaron estas pequeñas piezas del gran puzle de la vida, que resultaron ser indudablemente relevantes para el funcionamiento de los seres vivos, y podrían poseer una llave para el tratamiento de algunas enfermedades. Un avance que ha sido justamente reconocido con el Premio Nobel.
Aprovechando que en esta edición hay arte y ciencia, quiero compartir un breve extracto de mi libro Física y Berenjenas (Aguilar, 2015), sobre el primer instrumento electrónico: el theremin.
¿Conoces algún instrumento que se toque sin tocarlo?: paradójico. Como todo lo que rodeaba a su excéntrico inventor, el físico ruso León Theremin, quien también dedicaba su tiempo a crear sofisticados dispositivos electrónicos de espionaje para el servicio secreto ruso.
Un personaje que recuerda a Q de James Bond, pero que además podía darse el lujo de entrar al Kremlin a conversar con Lenin, o ir a la oficina de Einstein en Princeton, o tocar su recientemente inventado instrumento junto a la Orquesta Filarmónica de Nueva York.
Hoy conocido simplemente con el nombre de su creador, el theremin es uno de los primeros instrumentos electrónicos de la historia. Concebido en 1919, se trata de una pequeña caja con dos antenas.
El mismo Theremin lo bautizó como eterófono y debe ser el único instrumento que no requiere de contacto físico alguno. Se interpreta moviendo las manos, más como un conductor de orquesta que como instrumentista, y para su creador allí residía su principal encanto.
Compositores clásicos como Edgar Varèse y Dimitri Shostakóvich no tardaron en incluirlo en su repertorio. Los Beach Boys fueron los primeros en utilizarlo en la música popular, llevándolo a su máximo protagonismo en «Good Vibrations», la sinfonía de bolsillo de Brian Wilson. Por supuesto, también el clásico solo de Jimmy Page, de Led Zeppelin, en «Whole Lotta Love». Bandas de trip-hop como Portishead lo usan en nuestros días (escúchalo, por ejemplo, en la canción que abre su álbum Dummy), así como otras de estilos tan diversos como los puertorriqueños de Calle 13.
Themerin escuchaba e interpretaba sin tocar. Ese era su arte.
Cada semana hacemos las mismas cuatro preguntas a un científico. En esta edición, entrevistamos a María José Gallardo Nelson, doctora en Microbiología y vicerrectora de Investigación y Postgrado de la Universidad de Atacama.
-¿Qué te motivó a dedicarte a la ciencia?
-Desde muy pequeña era bastante curiosa y solía preguntar todo el tiempo el porqué de las cosas. Ya en la educación media me gustaba mucho la biología y la genética, entender el origen de la vida y conocer las herramientas que permitían modificar el ADN me parecía fascinante. Recuerdo por ahí, en el año 1996, que se clonó el primer mamífero a partir de una célula adulta… la oveja Dolly. Eso me inspiró a seguir una carrera científica y estudiar Bioquímica en la Universidad de Chile y luego continuar con un doctorado para dedicarme a la investigación.
-¿Cuál es la obra científica que más influyó en tu actividad?
-Muchas obras y descubrimientos científicos cimentaron mis ganas de aprender y conocer cómo funciona el mundo y la naturaleza. Por ejemplo, El origen de las especies de Charles Darwin y Breve historia del tiempo: del Big Bang a los agujeros negros de Stephen Hawking, pero sin duda fue Cosmos de Carl Sagan el que despertó mi pasión por el conocimiento científico y cómo este puede y debe impactar en la sociedad en que vivimos.
-¿Cuál es el problema científico más importante por resolver?
-Es complejo pensar en un solo problema científico como único desafío de la ciencia en la actualidad. Pero si tengo que pensar en algo que me siga generando la misma curiosidad que cuando comencé a estudiar ciencia, es entender cómo se originó la vida en nuestro planeta y si existe vida en otro lugar del universo. Ambas preguntas nos llevan a estudiar desde lo microscópico, como las células y sus macromoléculas, hasta lo macroscópico y lejano, como las estrellas y planetas a años luz de nuestro mundo.
-¿Cuál es la pregunta que te desvela como científica y cómo la enfrentas?
-Si bien mi área de formación e investigación es la bioquímica y la biología molecular. No es un problema de estas disciplinas lo que me desvela actualmente como científica. Lo que me desvela en la actualidad es la crisis que experimenta el propio sistema científico-tecnológico del país y del mundo. Cómo se organizan los sistemas de generación de conocimiento, cómo se financia la CTCI, qué rol tiene la ciencia en las sociedades actuales, son preguntas que deberían convocar a toda la comunidad científica.
Fotografía gentileza de Yuri Beletsky.
Esta bella fotografía fue capturada por el astrónomo y astrofotógrafo, Dr. Yuri Beletsky, desde la playa de Anakena en Rapa Nui, el 2 de octubre pasado, a las 14:03 horas.
–¿Para quién arden los pistilos del sol en sombra del eclipse?
Esta fotografía del eclipse solar anular 2024, visto desde Rapa Nui, muestra el momento impresionante del “anillo de fuego”, donde la luna se interpone entre la Tierra y el Sol sin cubrirlo completamente, creando un delgado aro de luz brillante alrededor del contorno lunar que no oscurece completamente el cielo. No todos los eclipses de Sol son así, esto ocurre solamente cuando la Luna, cuya órbita no es perfectamente circular, está en su punto más alejado de nuestro planeta.
Hoy, en esta sección, tenemos algunas curiosidades en la interfaz entre las ciencias y las artes. Para eso tenemos una gran invitada, la gestora cultural María José Riveros.
– Etimologías del arte, la ciencia y la tecnología
– Los gabinetes de curiosidades, el origen de los museos
– Artistas y desarrollo científico
Son muchos los artistas cuya obra ha sido relevante en el desarrollo de la ciencia. Algunos ejemplos:
-Biotecnología y arte
Aunque todavía quedan dos semanas para Halloween, te compartimos una opción para disfrutar de la última semana de octubre y el comienzo de noviembre en la capital.
Para quienes amamos la música, los espectáculos inmersivos y contemplar las estrellas, pero vivimos en una ciudad con alta contaminación lumínica como Santiago, una actividad imperdible es visitar el Planetario de la Universidad de Santiago y asistir a los espectáculos «Música por el universo». La música de Pink Floyd y Coldplay será la encargada de acompañar estas experiencias, que combinan impresionantes imágenes del universo en 360º con las canciones más icónicas de estas bandas británicas.
Una interesante curaduría de imágenes cautiva y emociona a públicos diversos. Como estos espectáculos no se presentan de forma permanente, y si Pink Floyd o Coldplay son parte de la banda sonora de sus vidas, esta es una excelente oportunidad para salir de la rutina y aprovechar del fin de semana largo.
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Eso es todo en esta edición de Universo Paralelo. Ya sabes, si tienes comentarios, recomendaciones, fotos, temas que aportar, puedes escribirme a universoparalelo@elmostrador.cl. Gracias por ser parte de este Universo Paralelo. ¡Hasta la próxima semana!
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