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El aroma del agua

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¡Buenas tardes, habitantes de este espectacular Universo Paralelo! Hoy escribo desde Halle, Alemania. Vine a participar en el Silbersalz Festival 2024, un evento de ciencia y medios en donde la serie de televisión científica “Belleza Física: los personajes”, que conduje y que puedes ver en NTV–, fue nominada a uno de los premios. Así que estoy muy contento, respirando los aromas del otoño y de los frondosos bosques que rodean la ciudad. ¿Acaso alguien es inmune al encanto del aroma del petricor, la hierba y la madera? Probablemente nadie, y la pregunta que cualquier científico se hace es: ¿por qué?

  • La doctora en Ecología Paulina Ossa contribuye en esta edición intentando, precisamente, responder a esa pregunta.
  • Luego, el doctor en Ciencias Ambientales Iongel Durán Llacer nos contará sobre la importancia de las aguas subterráneas, tanto para el bienestar humano como el del planeta.

El cuestionario de esta edición lo contesta Zoë Fleming, doctora en Química Atmosférica y profesora investigadora del Centro de Investigación en Tecnologías para la Sociedad de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Desarrollo en Santiago.

La imagen de la semana la trae la doctora en Ecología Javiera Chinga, quien capturó el instante exacto en que un insecto se asoma desde el interior de una flor.

  • La doctora Sofía Vargas contribuye hoy con dos textos breves en torno a los temas de esta edición: ecología, ciencia y sociedad.

Terminamos esta edición con una recomendación distinta: una excursión al humedal Batuco, muy cercano a Santiago. En esta ocasión será César Mattar Martínez, doctor en Ciencias Silvoagropecuarias y Veterinarias, quien estará a cargo de esta sección.

Espero que disfruten de esta ecológica edición y que nos ayuden con la difusión de la ciencia en los medios. Compartan este Universo Paralelo. Y si les llegó de alguien, ¡inscríbanse ya!

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EL OLFATO COMO VÍNCULO ENTRE NATURALEZA Y BIENESTAR HUMANO

Paulina Ossa
Por Paulina Ossa
Bióloga; doctora en Ecología

Cuando estamos agobiados, la conexión con la naturaleza nos ayuda a volver al presente y traernos bienestar. Los “baños de bosque”, por ejemplo, son terapias que se han masificado y son ampliamente recomendadas. La naturaleza es una experiencia multisensorial que ha sido el paisaje evolutivo de nuestro bienestar, pero ¿qué tanto entendemos desde la ciencia de la relación entre bienestar y naturaleza?

  • La naturaleza, con sus múltiples procesos ecológicos, provee de una enriquecedora experiencia multisensorial. Si bien es más fácil asociar la naturaleza con los estímulos visuales, el rol de los estímulos olfativos está poco estudiado. Tendemos a creer que nuestro sistema olfativo es “pobre” en comparación con otras especies de mamíferos o que son estímulos “menos importantes” a la hora de percibir la naturaleza.

Sin embargo, en un trabajo publicado en 2017, el neurocientífico John P. McGann desmitificó esta creencia heredada del siglo XIX. Lo cierto es que nuestro olfato es similar al de otros mamíferos, pero la evolución nos ha guiado por caminos con sensibilidades diferentes.

  • El olfato se encuentra asociado al sistema límbico, fundamental en las emociones y memoria, y aquellas respuestas afectivas primarias relacionadas con la supervivencia. Es decir, nuestra percepción olfativa de la naturaleza está profundamente arraigada a nuestras emociones y memorias ancestrales.

La evolución del olfato en los humanos está estrechamente relacionada con decisiones alimentarias. De esta forma, nos hemos sintonizado evolutivamente a olores dulces o a reconocer una fruta madura. En los humanos contemporáneos, la alta diversidad genética asociada a los genes olfativos nos sugiere mayor divergencia en adaptaciones culturales y estilos de vida actuales.

  • La herencia cultural también es muy relevante en nuestras percepciones olfativas. En las culturas indígenas, por ejemplo, muchas hierbas medicinales, o decisiones alimentarias, se basan en los olores. Algunos pueden ser percibidos como peligrosos, otros como benéficos.

Por último, la herencia olfativa está asociada a prácticas culturales que integran valores identitarios únicos de las comunidades, tal como lo revela un trabajo recientemente publicado en la revista Nature, liderado por Gregory N. Bratman. Ejemplo de esto es el florecimiento del cerezo en Japón o los campos de lavanda en Francia, los cuales poseen olores distintivos que ligan el valor identitario de un grupo con un lugar particular.

  • Otros estudios mencionados por Bratman demuestran que el “sistema inmune” de los árboles puede impactar el sistema inmune humano mediante los compuestos volátiles; o que los “baños de bosque” se vinculan con beneficios psicofisiológicos y neuroinmunológicos mediados por compuestos volátiles.
  • De esta forma, el olfato influencia la calidad y satisfacción de la vida. Entender las claves que explican el bienestar humano y su relación con la naturaleza parece ser crucial para conservar, proteger paisajes y evaluar las consecuencias del cambio en el uso de suelo para el bienestar humano y los ambientes olfativos naturales.
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EL VALOR DE LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS EN LOS ECOSISTEMAS

Fotografía de Iongel Durán Llacer.

Paulina Ossa
Por Iongel Durán Llacer
Doctor en Ciencias Ambientales

Aproximadamente el 96% del agua dulce no congelada del planeta está almacenada en acuíferos, estructuras geológicas subterráneas, que acumulan el agua bajo nuestros pies. Esto la convierte en un recurso necesario y vulnerable, al que se le ha denominado “oro azul” o “la riqueza oculta de las naciones”, según un reporte publicado el pasado año por el World Band Group y el Global Water Security and Sanitation Partnership (GWSP).

El estudio del United Nations World Water Development de la Unesco, titulado “Aguas subterráneas: hacer visible el recurso invisible” (2022), indicó que el 70% de las extracciones mundiales de agua subterránea está destinado a la producción agrícola y que alrededor del 38% de las tierras de riego se abastece de este recurso, cifra que puede estar llegando al 40%, según un reciente artículo publicado por la revista Science.

  • El agua subterránea representa el principal sustento para ciertos tipos de ecosistemas acuáticos, terrestres y costeros, denominados Ecosistemas Dependientes de las Aguas Subterráneas (EDAS), que incluyen ríos, lagos, bosques, humedales, manantiales, así como ecosistemas estuarinos y costeros.

El término EDAS se empezó a tratar de forma muy general desde 1994 por Janine Gilbert, una destacada especialista en ecología de aguas subterráneas. Aunque el concepto ha evolucionado desde entonces, la investigación en torno a estos ecosistemas no ha alcanzado la profundidad que requiere, dada su importancia. Recientemente un estudio publicado por la prestigiosa revista Nature destacó la importancia de investigar y proteger estos ecosistemas vitales.

  • En Chile, el concepto de EDAS es poco conocido y escasamente investigado. Solo se registra una publicación específica sobre el tema, aparecida en 2022 en Journal Science of The Total Environment, que propuso un nuevo método geoespacial e integral para mapear y analizar estos ecosistemas en el espacio y en el tiempo, resaltando el uso de imágenes satelitales como herramienta fundamental.

Un indicador clave para identificar estos ecosistemas es que mantienen una vegetación verde durante períodos de sequía, incluso en zonas áridas, lo que sugiere presencia de agua subterránea cerca de la superficie. Por eso, el aporte de este recurso es crucial para preservar su integridad ecológica.

  • En Chile, la disponibilidad de agua ha disminuido, mientras que la extracción de aguas subterráneas sigue en aumento. Evidencias científicas publicadas en el journal Water indican que el 75% de los pozos de observación de la Dirección General de Aguas (DGA) muestra una reducción significativa en cuencas de la Región de Valparaíso. Además, un estudio reciente en el Journal Science of The Total Environment, liderado por investigadores de la Universidad de Chile, señaló que las extracciones en la zona central del país aumentaron de 498 hm³ en 1970 a 8,883 hm³ en 2020.
  • Esto plantea la urgencia de considerar, por ejemplo, la adecuada ubicación y caracterización de estos ecosistemas, promover la recarga artificial de acuíferos y establecer un marco legislativo que regule la extracción de agua y desarrollar planes de manejo adecuados de agua subterránea y de los ecosistemas extremadamente sensibles que sustenta.
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EL CUESTIONARIO: ZOË FLEMING

Cada semana hacemos las mismas cuatro preguntas a una persona dedicada a la ciencia. En esta edición, entrevistamos a Zoë Fleming,  doctora en Química Atmosférica y profesora investigadora del Centro de Investigación en Tecnologías para la Sociedad de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Desarrollo en Santiago.

¿Qué te motivó a dedicarte a la ciencia?

-Mi mayor inspiración ha sido siempre estar en lugares naturales, sentir el viento, tocar el suelo y las aguas y admirar los colores del paisaje. Así, la combinación de querer estar protegiendo el medio ambiente y el hecho de que estoy siempre creando preguntas, me llevó a ser científica. Me siento cómoda haciendo investigación, porque es el proceso de búsqueda de la verdad o de la sabiduría, pero durante la búsqueda se van generando nuevas perspectivas e ideas y este proceso te da mucha humildad.

¿Cuál es la obra científica que más influyó en tu actividad?

-Leí The Ages of Gaia de James Lovelock cuando tenía 14 o 15 años, después de ver un documental sobre la teoría de Gaia en el programa “Horizon” de la BBC en mi clase de Biología. Me encantó esta teoría que habla de la Tierra como un organismo vivo, donde todos los animales, plantas, océanos, bosques y gases en la atmósfera interactúan para crear una óptima situación para que la vida prospere. Con el nombre de la diosa griega Gaia, también tiene su componente espiritual, que era exactamente lo que estaba buscando en mi imaginación adolescente. Durante mi doctorado y trabajos postdoctorales en Inglaterra conocí a profesores que trabajaron con James Lovelock, cuando la química atmosférica se diferenciaba de la investigación nuclear en los años setenta, y esto me inspiró mucho.

¿Cuál es el problema científico más importante por resolver?

-El cambio climático es algo que tenemos que contener y buscar soluciones para mitigarlo. Pero estas soluciones se asocian mucho con ingeniería y encontrar maneras de crear una economía circular, con el reciclaje como fenómeno intrínseco a la sociedad y el consumo. Tenemos que elegir métodos de transporte y calefacción que no usen combustibles fósiles y que pueden usar recursos naturales de la manera más eficiente y reutilizable. Ha sido un desafío muy grande para los científicos el explicar los riesgos del cambio climático para la humanidad y los ecosistemas, porque no hay una solución sencilla en cómo cambiar nuestra sociedad para mejorar la situación.

¿Cuál es la pregunta que te desvela como científica y cómo la enfrentas?

-La pregunta de cómo podremos vivir en este planeta de manera más sustentable tiene cientos de subpreguntas para los diferentes científicos, economistas, filósofos y psicólogos. Pero tenemos que trabajar de manera interdisciplinaria para poder resolverlo. Siento que puedo aportar algo a esto, especialmente con la divulgación de la ciencia y promover un respeto y cercanía con el medio ambiente, porque muchas personas están muy alejadas de la naturaleza ahora.

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LA IMAGEN DE LA SEMANA

Fotografía de Javiera Chinga.

Javiera Chinga
Por Javiera Chinga
Bióloga; doctora en Ecología

¿Cuál es esa flor? ¿Cuál es ese insecto? Quizás esas son las primeras preguntas que te surgen al ver esta foto. Esto, porque nuestra relación con la naturaleza muchas veces se basa en poder nombrar a los seres vivos. Mientras más específico el nombre, más cercano. No es lo mismo decir esa flor roja que decir añañuca.

  • No es lo mismo apreciar el sonido de las aves, que saber distinguir el canto de la turca. Lamentablemente, las especies de la foto no tienen nombre común, que es aquel que las comunidades les otorgan y transmiten, sino que se trata de la abeja nativa Halictillus reticulatus y de la flor nativa Nothoscordum gramineum. Esto nos invita a reflexionar: ¿qué pasa con los seres vivos que no nombramos?
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BREVES PARALELAS

Sofía Vargas
Por Sofía Vargas
Doctora en Ciencias

-Ciencia ciudadana: cruce de ciencia y sociedad. América Latina es una región caracterizada por una severa degradación ambiental y los serios efectos del cambio climático, impactando sus sociedades y sus niveles de desarrollo. Esto pone en una situación crítica a ecosistemas terrestres y acuáticos, lo que plantea varios problemas como la escasez de datos, el monitoreo de indicadores ambientales y la confianza entre los actores.

  • En este contexto, la ciencia ciudadana, entendida como la participación social (o de actores no académicos) en actividades de investigación científica, surge como una oportunidad para integrar a personas que habitualmente no están involucradas en la producción de conocimiento científico, permitiendo ser una oportunidad para generar espacios de confianza entre ellos y fortalecer el vínculo entre la ciencia y la sociedad.
  • Si bien los proyectos de ciencia ciudadana han crecido en la última década, no es un acercamiento reciente, sino que existen experiencias a comienzos del siglo XX. Así lo señala la investigación de la doctora Loreto Valderrama, quien destaca que luego del terremoto de Valparaíso de 1906, gracias a una alta participación de registros ciudadanos, se logró comprender el impacto de ese megasismo.

Aunque las investigaciones de índole ecológica, como la biodiversidad, han sido los temas dominantes en el mundo de los proyectos de ciencia ciudadana, hay todo un universo que explorar en cuanto a la integración de participación ciudadana y los monitoreos ambientales.

  • En este contexto, los instrumentos de bajo costo que permiten medir, por ejemplo, material particulado u otras variables, como el caudal de un pozo o la calidad del agua, pueden ser aliados para que diversos actores sociales se integren en proyectos científicos y se pueda generar información crítica para tomar mejores decisiones socioambientales.

-Agua “antigua”. El agua subterránea almacenada en acuíferos –como aquellos de los que habla el Dr. Iongel Durán en esta misma edición– es agua en movimiento, que fluye y se recarga o recargó hace miles de años desde la superficie. Sin embargo, existe también agua “antigua”, que ha permanecido atrapada en las entrañas de la Tierra, sin ningún contacto con el resto del agua del planeta, la atmósfera o la radiación solar.

  • Este hallazgo nos ayuda a entender mejor la habitabilidad subterránea de la Tierra y podría implicar mecanismos similares en otros planetas, como Marte.
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RECOMENDACIONES: HUMEDAL BATUCO

Fotografía gentileza de Óscar Acevedo.

Sofía Vargas
Por César Mattar Martínez
Doctor en Ciencias Silvoagropecuarias y Veterinarias

Para disfrutar de los fines de semana de primavera, te recomendamos visitar el humedal Batuco. Este es un hermoso espacio natural que se encuentra a aproximadamente 40 km del centro de Santiago, en la Región Metropolitana. La laguna de una extensión de 2,9 km² y una profundidad máxima de 70 cm durante el invierno, es un espectáculo especialmente atractivo en primavera, revelando su belleza única.

  • El humedal es un refugio para la biodiversidad, con más de 122 especies de aves residentes y migratorias, muchas de las cuales son acuáticas y se encuentran en este momento en período de reproducción o crianza, por lo que hay que ser muy cuidadosos con las indicaciones de los cuidadores.
  • También alberga cuatro especies de anfibios, nueve de reptiles y 24 mamíferos (Peña y Velásquez, 2022). Su flora incluye un bosque esclerófilo, con abundantes espinos, algarrobos, maitenes y diversas plantas halófitas como totoras y batros.

A pesar de los impactos que ha sufrido, como actividades inmobiliarias y descargas de empresas sanitarias, el humedal Batuco fue declarado Santuario de la Naturaleza (Decreto N° 20/2021), lo que otorga una protección adicional para conservar su invaluable biodiversidad.

  • Puedes explorar este humedal a través de un sendero interpretativo en su acceso noroeste, desarrollado por la Fundación San Carlos del Maipo. Allí encontrarás diversos puntos de observación. Si bien las aves se pueden apreciar a simple vista, te recomendamos llevar unos binoculares ligeros para disfrutar aún más de este magnífico entorno.

¡No te pierdas la oportunidad de conectar con la naturaleza y observar la vida silvestre en el humedal Batuco!


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