Mujeres y niñas en ciencia
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¡Buenas tardes, habitantes de este Universo Paralelo! Ayer se celebró el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, por lo que este número estará dedicado a la ciencia hecha por mujeres. De acuerdo con distintos estudios, las mujeres representan alrededor del 30% de la fuerza laboral en disciplinas científicas y tecnológicas. El número ha aumentado mucho con el tiempo, pero aún observamos una disparidad difícil de justificar.
En 1927 se celebró en Bruselas la quinta conferencia Solvay, una de las más emblemáticas en la historia de la ciencia, porque ayudó a definir el rumbo de la mecánica cuántica, una de las teorías más influyentes y a la vez inquietantes que se haya creado. La foto de la conferencia es ya un ícono. Vemos a 29 de las personas de ciencia más notables del siglo XX. Albert Einstein, Max Planck, Werner Heisenberg, Erwin Schrödinger y… Marie Curie, ¡la única mujer del grupo!

Aunque hay algo que remarcar sobre la ciencia femenina a partir de esta foto. De todas estas eminencias, solo una ganó dos premios Nobel y es precisamente Marie Curie, quien obtuvo el de Física en 1903 y el de Química en 1911. Más que lamentar las injusticias del pasado, la mejor forma de inspirar a las niñas a seguir carreras científicas es subrayar estos logros. Las proezas intelectuales de científicas como Curie, que pudieron conseguir las más grandes hazañas a pesar de los obstáculos que como mujeres enfrentaban.
En esta edición invitamos a participar a varias científicas de distintas disciplinas:
- Primero, la magíster en Neurociencias de la Educación Verónica Pantoja hace una analogía entre los intrincados patrones microscópicos del sistema nervioso y aquellos del universo a gran escala.
- Luego, la doctora en Sociología Francisca Ortiz Ruiz nos habla de la importancia de la lectura, particularmente para incentivar a las niñas a interesarse por el mundo de la ciencia.
El cuestionario de esta edición lo responde Barbarita Lara Martínez, ingeniera de Ejecución en Informática, emprendedora social, directora general y cofundadora de EMERCOM y jefa del Proyecto SiE.
- La imagen de la semana es una hermosa fotografía de la artista chilena Eugenia Vargas-Pereira, comentada por Josefa Núñez-Belmar, odontóloga e investigadora del Centro de Genómica y Bioinformática de la Universidad Mayor.
En las Breves Paralelas de esta edición, la doctora en Física Fabiola Arévalo nos cuenta un poco más sobre este Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
Finalmente, para poner algo de diversidad, invitamos a dos miembros de nuestro comité editorial: Francisco Crespo, antropólogo social, y Camilo Sánchez, geólogo, quienes recomiendan un hermoso proyecto que patrocina la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile y que dirige la periodista Sofía Otero Cavada: “Julieta en la tierra de las niñas”.
Ojalá disfruten de esta edición. Y, por favor, ayúdennos con la difusión de la ciencia en los medios, compartiendo este Universo Paralelo. Y si les llegó de alguien, ¡inscríbanse ya!
MIL ESTRELLAS, MIL NEURONAS


Así como el universo está compuesto por miles de millones de estrellas que se entrelazan, nuestro cerebro alberga cerca de 86 mil millones de células llamadas neuronas, que forman redes igual de fascinantes y complejas. Cada estrella, al igual que cada neurona, cumple una función única; sin embargo, su verdadero significado emerge en el entramado de conexiones que dan forma tanto a las galaxias como a los pensamientos.
El cielo nocturno, con su vastedad, nos recuerda que, incluso en el aparente vacío, existe un intrincado orden y comunicación, donde las fuerzas gravitacionales conectan estrellas y galaxias en armoniosa interacción.
- De manera análoga, las neuronas, a través de sus sinapsis, forman redes dinámicas que no solo sostienen nuestra percepción, sino que también permiten procesos como la memoria, el aprendizaje y la toma de decisiones. Las conexiones neuronales se fortalecen o debilitan en respuesta a la experiencia, un fenómeno que nos permite aprender, adaptarnos y evolucionar.
En el universo, las interacciones gravitacionales entre cuerpos celestes se fortalecen o debilitan con el tiempo, debido a eventos cósmicos como colisiones, explosiones de supernovas o la influencia de fuerzas externas, un fenómeno que permite a las galaxias reconfigurarse, adaptarse a su entorno y evolucionar hacia nuevas estructuras.
Las vías de neurotransmisores que permiten la comunicación neuronal, como la dopamina, el glutamato y la serotonina, actúan como los “caminos lácteos” de nuestro cerebro, regulando funciones esenciales como el comportamiento y las emociones. Estas vías están profundamente influenciadas por determinantes como los ambientales, sociales y culturales, que moldean nuestras redes neuronales.
- Al igual que el universo, que cambia con fenómenos externos como explosiones de supernovas o colisiones galácticas, nuestro cerebro responde a estímulos externos y adversidades, alterando sus circuitos a través de la neuroplasticidad.
Las redes neuronales pueden ser activadas de manera consciente mediante actividades que desafían el cerebro y fomentan el aprendizaje. Ejercicios como resolver problemas complejos, practicar la atención plena, aprender un nuevo idioma o desarrollar habilidades artísticas, estimulan la liberación de neurotransmisores clave como el glutamato y la dopamina, reforzando las sinapsis existentes y creando nuevas conexiones.
La repetición consciente y el esfuerzo deliberado no solo fortalecen estas redes, sino que también contribuyen a la resiliencia cognitiva, protegiendo al cerebro frente al envejecimiento o daños neurológicos.
- Tanto la neurociencia como la astronomía representan fronteras infinitas de conocimiento, dos universos paralelos que aún no han sido plenamente explorados. En el cerebro, cada nueva sinapsis descubierta y cada red neuronal mapeada abren puertas a comprender mejor nuestro cerebro, sobre cómo cambia en respuesta a la experiencia, el aprendizaje y el entorno, y cómo estas modificaciones son clave para la adaptación y la rehabilitación, pero también revelan más preguntas sobre los misterios de nuestra naturaleza y complejidad.
Del mismo modo, en el cosmos, cada planeta detectado, cada galaxia estudiada y cada fenómeno cósmico observado nos acerca a entender el origen y destino del universo, al tiempo que expande el horizonte de lo desconocido.
Ambos mundos, inmensos en su alcance y profundidad, nos desafían constantemente a desarrollar nuevas herramientas y teorías para adentrarnos en sus secretos, recordándonos que, tanto en las estrellas como en las neuronas, el verdadero límite de la exploración es nuestra propia curiosidad.
LA MAGIA DE LEER


Uno de mis libros favoritos de cuando era niña es Matilda, de Roald Dahl. Lo que más me gustaba de esta historia era que Matilda era muy lectora. Leía todos los libros a los que podía acceder en la escuela, librería y biblioteca, lo que también luego sería la causa de sus habilidades mágicas; recordemos que es un libro para niñas y niños. Más allá de esa ficción, es interesante pensar en la imagen de una niña leyendo. ¿Por qué tengo la sensación de que no es algo común?
- En Chile, el 76% dice leer algún material (digital o impreso) semanalmente; de este porcentaje, un 23% dice hacerlo todos los días.Pero el mayor problema aquí pareciera ser la comprensión, dado que otros estudios han dicho que solo un 2% de la población chilena realmente entiende lo que está leyendo.
Así, un 60% de los estudiantes de segundo básico de la Región Metropolitana tiene una menor comprensión lectora de lo que se esperaría para su edad. En el mismo estudio se señala que, si estas dificultades lectoras no se resuelven en primero básico, pueden arrastrarse incluso hasta cuarto básico.
- El día 11 de febreroha sido declarado por las Naciones Unidas el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia. Esta fecha busca reconocer el rol que desempeñan las mujeres en la comunidad de la ciencia y la tecnología, y fomentar la vocación científica en las niñas. Entre muchas formas en las que esto se podría hacer, una que sin duda puede tener un impacto positivo en niñas es el fomento de prácticas como la lectura.
La lectura es la base de cualquier investigación científico-social. Antes de tener una pregunta que responder, la científica tiene que haber leído lo que ya han hecho otras personas, de tal forma de que se le ocurra esta pregunta; o para evaluar qué no se ha hecho y, así, ver en qué puede ella aportar a la producción del conocimiento.
En Chile, más allá de que existe un grupo de personas que goza de la lectura, librerías y bibliotecas, para la gran mayoría este no es el caso. No existe una cultura de la lectura a nivel país. Por ejemplo, en una variedad de medios de comunicación (TV, radio, entre otros), prácticamente no hay espacio en que se converse sobre el contenido de libros. Y lo mismo para varias personas adultas, en que una gran porción no posee un hábito, o no tiene tiempo o los recursos para leer.
- De hecho, un 53% de chilenas y chilenos dice que no lee porque no tiene tiempo para ello; o porque los libros son demasiado caros.¿Cómo entonces podemos pedir a las niñas y niños que lean si no ven el ejemplo?
Siendo esta fecha tan central, nos permite plantearnos ciertas preguntas. ¿Qué podemos hacer para fomentar la lectura desde temprana edad? ¿Qué podemos hacer las personas adultas para ello?
Aún recuerdo cuando, estando en la enseñanza básica, era una de las pocas niñas entrando en la biblioteca para buscar nuevos libros. Cada libro es un mundo, y la oportunidad de leerlo, una ventana que debe estar siempre abierta.
EL CUESTIONARIO: BARBARITA LARA

Cada semana hacemos las mismas cuatro preguntas a una persona dedicada a la ciencia. En esta edición entrevistamos a Barbarita Lara Martínez, ingeniera de Ejecución en Informática, emprendedora social, directora general y cofundadora de EMERCOM y jefa del Proyecto SiE.
-¿Qué te motivó a dedicarte a la ciencia?
-Bueno, yo creo que la combinación de tener un papá “Giro sin Tornillo” con una mamá emprendedora y busquilla. También influyó la ausencia de sesgos de género en mi familia y la facilidad que tuve para conectarme con herramientas y desarmar cosas para entender cómo funcionaban. Y, definitivamente, el hecho de haber vivido en una isla muy conectada con la flora y fauna me atrajo a la exploración científica, así como a entender el método científico y cómo funcionan las cosas, incluso las de la naturaleza.
Lo maravilloso del ser humano es que tenemos una necesidad inherente de generar tecnología para sobrevivir. Esa búsqueda de cómo estar más cercana a ese instinto, me acercó mucho a la ciencia y me fue enamorando de este mundo científico-tecnológico.
-¿Cuál es la obra científica que más influyó en tu actividad?
-Soy un ente bien popurrí: estoy en el área de la emergencia, de los desastres, de las comunicaciones. A mí me fascinó mucho el trabajo de Hedy Lamarr y su investigación en salto de frecuencia y cómo eso fue el precursor para Bluetooth y Wi-Fi, además de su calidad multifacética como actriz, inventora, ingeniera, etcétera.
También estoy muy metida en el área de la inteligencia artificial, machine learning, de diagnóstico con inteligencia artificial de cardiopatías congénitas, y me impresionó mucho el trabajo del Laboratorio Arnold de la Universidad de San Francisco y el trabajo que ha hecho CERPO, el Centro de Referencia Perinatal Oriente de la Universidad de Chile. Creo que todas esas cosas me han marcado mucho y me han acercado a diferentes mundos.
Yo además trabajo en el área de la innovación y del emprendimiento y me he vinculado mucho con la industria en diferentes áreas, entonces voy aprendiendo mucho de diferentes personas. Pero lo que más me ha marcado ha sido el trabajo desde las telecomunicaciones a la tecnología, los realizados en emergencia y, obviamente, los desarrollados para el diagnóstico de cardiopatías congénitas, que es en lo que específicamente estoy trabajando mucho, mucho ahora.
-¿Cuál es el problema científico más importante por resolver?
-Qué va a pasar con una inteligencia artificial general. ¿Cómo se posiciona al ser humano ahí? Y si estamos preparados para llevar una era de tecnohumanismo y qué haríamos con tanto tiempo libre.
Pero más allá de los avances de la inteligencia artificial generativa, avanzar en crear una inteligencia que sea capaz de razonar y que sea más creativa que el ser humano nos pone en riesgo como humanidad y creo que tenemos que hacernos cargo, no solamente del sesgo de género y las problemáticas actuales, sino de cómo, de forma acelerada, nos vamos acercando a un cambio transformacional, que si no nos apuramos podría ser complejo sobrellevar.
-¿Cuál es la pregunta que te desvela como científica y cómo la enfrentas?
-Como científica tecnóloga estoy muy fascinada con todos los avances. La verdad, creo que estar en una era espacial nuevamente y tener el privilegio de haber vivido cambios y transformacionales potentes de lo análogo a lo digital y de lo digital a lo artificial es bacán. Es poder entender también el pasado para valorar más el presente y el futuro y cómo lo enfrento: nunca parar de aprender.
Tenemos que ser lo suficientemente humildes para nunca parar de aprender, y adaptarnos también, porque claramente con la computación cuántica, con la tecnología cuántica, con los avances tecnológicos que se están abriendo, se van a correr las barreras y algunas cosas que antes eran imposibles ahora sí van a ser posibles y, por eso, es importante estar abierta.
LA IMAGEN DE LA SEMANA

Crédito: Eugenia Vargas-Pereira, fotografía, sin título, 1985-1989; México.

En septiembre de 2024, visité la exposición “Volver a nombrar” en el Museo de Bellas Artes de Santiago, Chile. La artista detrás de esta muestra, Eugenia Vargas-Pereira, nacida en 1949 en Chillán, ha dedicado su vida artística a explorar y develar conceptos en torno al feminismo, la vida y el ambientalismo, temas que siguen siendo igual de vigentes hoy.
Como señala Mane Adaro, curadora de la exposición, Vargas-Pereira “cuestiona la verticalidad del poder y las instituciones que construyen una realidad excluyente de ‘cuerpos que no importan’, tanto en su condición humana como animal”.
- En la obra reproducida aquí, observamos el prominente tronco de un árbol, cuya textura rugosa y orgánica alberga en un agujero central un cuerpo femenino en posición fetal. Este cuerpo se funde de manera armónica con los relieves de la corteza, dando la impresión de ser una pieza de rompecabezas que encaja perfectamente en ese espacio creado por la propia naturaleza. Es un refugio, una metáfora del cobijo que el entorno natural ofrece. Un cuerpo con la capacidad de crear vida se resguarda dentro de otra forma de vida inmensa y sólida.
En mi opinión, fotografiar cuerpos femeninos desnudos en contextos en los que se fusionan con la naturaleza –sin que su propósito sea el consumo ni la satisfacción de un ideal normado de feminidad–resulta subversivo. Aquí, el cuerpo no es provocativo; es la expresión de una conjunción profunda entre cuerpo y naturaleza. Es un retorno a la tierra y al refugio que esta ofrece.
La imagen transmite la sensación de que el cuerpo busca invisibilizarse y encontrar tranquilidad en un mundo exterior cargado de expectativas y exigencias derivadas de los roles de género. La frase de Eugenia Vargas-Pereira resuena: “Se excluyen los cuerpos que no importan”.
En el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, me pregunto cuántas mujeres y niñas han sido excluidas del conocimiento y la investigación debido a prejuicios e inseguridades. Incontables veces, se ha prestado más atención al cuerpo que entrega un mensaje que al mensaje en sí mismo, relegando sus ideas y pensamientos a una superficialidad que nos debería mantener en constante alerta.
Pienso en cuántas mujeres y niñas, a lo largo de la historia, han deseado simplemente existir sin ser juzgadas por su apariencia. Fundirse en un espacio seguro, como el cuerpo en la fotografía. Las opiniones, investigaciones y pensamientos de las mujeres y niñas deben trascender lo físico y estar libres de cualquier forma de violencia.
“Volver a nombrar” es una exposición que nos invita a cuestionarnos, nos incomoda y, al mismo tiempo, nos da esperanza.
BREVES PARALELAS

SOBRE EL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER Y LA NIÑA EN LA CIENCIA

¿Sabías que este 11 de febrero se conmemoró el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia? Una fecha establecida por la ONU para promover y relevar la importancia del acceso equitativo al conocimiento y la investigación. A lo largo de la historia, las mujeres han realizado contribuciones fundamentales a la ciencia, muchas veces sin reconocimiento.
En algunas áreas la proporción de mujeres versus hombres sigue siendo baja (3 de cada 10 en áreas STEM), pero sus logros han demostrado que el talento no tiene género y hoy en día hay razones para ser optimistas.
Conmemorar este día, incluso en época de vacaciones en Chile, es una invitación a fomentar vocaciones científicas desde la infancia y visibilizar el trabajo de investigadoras. Los estereotipos de género y la falta de referentes, en ocasiones, limitan la presencia de mujeres en estos campos. Sin embargo, en Chile y el mundo, cada vez más mujeres están transformando la ciencia –como también lo hacen las autoras de los textos de este newsletter– y tratan de ser referentes y ejemplos para las futuras generaciones.
Si queremos más investigadoras en Chile, debemos inspirar a las niñas desde pequeñas, mostrándoles que la curiosidad, la creatividad y la innovación no tienen género. Como se dice en ecología: uno no puede hacer todo lo que el mundo necesita, pero el mundo necesita todo lo que uno pueda hacer, incluso en verano.
Para una noche de películas, Figuras Ocultas o la biografía de Marie Curie son excelentes opciones, al igual que documentales como Cosmos. También hay museos abiertos todo el año, galerías de arte, exposiciones y diversas actividades culturales que fomentan el pensamiento crítico. El contacto con la naturaleza en verano es una excelente oportunidad para aprender de botánica, pájaros y contar objetos en el cielo.
Si las niñas son más grandes, pueden explorar aplicaciones móviles para observar el cielo al acampar o usar el celular para medir variables físicas como el ruido o el campo magnético al alejarse de la ciudad. Afortunadamente, hay muchas científicas chilenas que hoy publican libros y comparten su trabajo en redes sociales. ¡Búscalas! Incluso pueden suscribirse a newsletters de ciencia.
Todos podemos contribuir para que las niñas de hoy se conviertan en las científicas del mañana. El mundo enfrenta grandes desafíos y necesita todas las mentes e ideas posibles. Motivarlas, considerarlas y apoyarlas con las herramientas del conocimiento es tarea de todos.
RECOMENDACIONES: “JULIETA EN LA TIERRA DE LAS NIÑAS”



La recomendación de esta semana está dedicada a todas las niñas que quieren conocer y explorar el mundo natural en las ciudades o fuera de ellas. “Julieta en la tierra de las niñas” es un proyecto de difusión y valoración de la ciencia y la tecnología dirigido por Sofía Otero Cavada y patrocinado por la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile.
A través del popular personaje de cómics adolescente, Julieta, la iniciativa busca promover el interés de las niñas por la ciencia, con una perspectiva desde la experiencia.
Para ello, este proyecto cuenta con un kit de juego diseñado para motivar a las niñas a explorar la naturaleza, contando con instrumentos esenciales para la toma de datos: una bitácora con guías y preguntas para orientarlas, una lupa para observar el mundo en otra escala, un frasco de muestras para recolectar objetos para su estudio posterior, entre otros artículos necesarios para el “trabajo de campo” típico del quehacer científico.
- Las actividades que se describen en la bitácora desarrollan los pasos esenciales del método científico: la observación, el registro y la experimentación.Entre las temáticas que aborda se encuentran la física, las ciencias naturales, la botánica, la geología, la climatología y la biología. Las actividades consideran el planteamiento de preguntas y un desarrollo guiado para su realización.
A través de juegos y experiencias prácticas, más niños, y en especial niñas, podrán conocer e interesarse por el mundo natural, el medioambiente y las ciencias, porque no se puede amar lo que no se conoce.
Más información AQUÍ.
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Y esto es todo en esta edición de Universo Paralelo. Ya sabes, si tienes comentarios, recomendaciones, fotos, temas que aportar, puedes escribirme a universoparalelo@elmostrador.cl. Gracias por ser parte de este Universo Paralelo.
Mis agradecimientos al equipo editorial que me apoya en este proyecto: Fabiola Arévalo, Francisco Crespo, Francisca Munita, Camilo Sánchez y Sofía Vargas, y a todo el equipo de El Mostrador.
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