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A 15 años del Terremoto del 27F

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¡Buenas tardes, habitantes de este Universo Paralelo! Mañana se cumplen 15 años de ese gran terremoto que remeció las zonas sur y centro de Chile, y que produjo una gran destrucción, principalmente debido al tsunami que le siguió.

  • Los terremotos son la más clara evidencia de que nuestro planeta es un sistema dinámico activo, compuesto por placas tectónicas que se mueven, se deforman y colisionan entre sí. Si bien estos procesos son normalmente lentos e imperceptibles, a menudo la presión entre placas se acumula y la energía se libera repentinamente en forma de sismo.
  • En Chile, donde se encuentran las placas de Nazca y Sudamericana, los terremotos son parte de la vida y la cultura. Además, representan oportunidades únicas para que los científicos estudien el interior de la Tierra y su dinámica.

Hoy invitamos a varios científicos a hablarnos de terremotos.

  • Primero, el Dr. Ángelo Villalobos Claramunt, paleosismólogo, investigador postdoctoral del Roy M. Huffington Department of Earth Sciences, de la Southern Methodist University, en EE.UU.
  • Luego, la doctora en Ciencias Físicas Ignacia Calisto. Ella dirige el Departamento de Geofísica de la Universidad de Concepción y se especializaba en terremotos y modelación de tsunamis.

El cuestionario de esta semana lo responde uno de los padres de la ingeniería estructural antisísmica en Chile. Me refiero al académico de la Universidad de Chile, ingeniero civil y máster en Ciencias Tomás Guendelman. El profesor Guendelman ha recibido numerosos galardones, incluido el Premio Nacional del Colegio de Ingenieros, el Premio a la Excelencia en Ingeniería Sísmica de ACHISINA y el prestigioso Great Engineer Award de MIDAS IT. Ha sido capaz de inspirar a innumerables generaciones de estudiantes en las áreas de matemáticas, física e ingeniería.

  • La imagen de la semana es un mapa sísmico de Chile central, construido por los doctores Sergio Ruiz y Raúl Madariaga. La imagen es comentada por el doctor en Geología Matías Peña.
  • Las Breves Paralelas exploran otros aspectos de los terremotos. Para ellas invitamos al doctor en Ciencias de la Tierra Sergio León-Ríos, investigador del Advanced Mining Technology Center de la Universidad de Chile. También contamos con la colaboración del geólogo y académico de la Universidad Mayor Camilo Sánchez.
  • Finalmente, la periodista Francisca Munita nos recomienda el libro Relatos de terremotos en Chile 1575 – 2010. Bajo la amenaza de lo sublime, una muestra de cómo los terremotos son parte íntegra de nuestra cultura, nuestras historias, nuestra memoria.

Ojalá disfruten de esta movida edición. Y, por favor, ayúdennos con la difusión de la ciencia en los medios, compartiendo este Universo Paralelo. Y si les llegó de alguien, ¡inscríbanse ya!

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EL TERREMOTO DEL MAULE 2010: IMPACTO, CIENCIA Y APRENDIZAJES

Efecto destructivo en Pelluhue, Duao-Illoca y Curanipe del terremoto del 27 de febrero de 2010 Crédito: Fotografías extraídas Vargas et al., 2011, Andean Geology

Por Angelo Villalobos Claramunt
Geólogo y doctor en Ciencias de la Tierra

Este mes se cumplen 15 años del terremoto del 27 de febrero de 2010. Su magnitud 8.8 en la escala sismológica de magnitud de momento lo sitúa entre los más poderosos en la historia de Chile. Este evento sísmico sacudió el país y dejó lecciones valiosas para la ciencia y la ingeniería, ayudándonos a estar mejor preparados.

La historia de estos megaterremotos en Chile es antigua. En 1835, Charles Darwin, a bordo del HMS Beagle, presenció un sismo en Concepción y observó cómo la tierra se levantaba. Comprendió que estos eventos no solo destruyen, sino que también moldean continentes. Hoy, Chile sigue siendo un laboratorio natural para estudiar terremotos.

  • El sismo del Maule dejó huellas en el planeta: acortó el día en 1,26 microsegundos y desplazó el eje terrestre en 8 cm. Aunque estos cambios son mínimos comparados con las variaciones naturales, muestran el impacto global de los grandes terremotos. Además, el fondo marino registró levantamientos de hasta 5 metros y desplazamientos en la corteza, claves para entender cómo se generan los tsunamis. Las olas alcanzaron 14 metros en la Región del Maule y sus efectos llegaron hasta Japón y California.

Este terremoto también impulsó mejoras en prevención y mitigación. Chile revisó su normativa sísmica, fortaleció el control de construcciones y mejoró el monitoreo geodésico. Además, se promovieron colaboraciones internacionales, como el proyecto SZ4D (Subduction Zones in Four Dimensions), que estudia la dinámica de las zonas de subducción.

  • Incluso los paleosismólogos han usado este evento como referencia para analizar terremotos pasados. A través del estudio de sedimentos en lagos y costas, han identificado huellas similares, ayudando a reconstruir la historia sísmica del país y prever futuros riesgos.

Chile sigue aprendiendo de sus terremotos. Aunque no podemos evitarlos, la ciencia nos permite comprenderlos y mitigar sus efectos. El terremoto del Maule no solo nos recordó la fuerza de la naturaleza y puso a prueba la resiliencia del país, sino que también demostró nuestra capacidad para adaptarnos y mejorar.

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TERREMOTOS, TERREMOTOS Y MÁS TERREMOTOS

Consecuencias del tsunami del terremoto de Chile de 2010 Crédito: Alitio Leandro

Por Ignacia Calisto
Doctora en Ciencias Físicas

Un aniversario que nos sirve para recordar que Chile es un país sísmico por naturaleza. Ubicado en el Cinturón de Fuego del Pacífico, nuestro territorio ha sido escenario de grandes terremotos a lo largo de su historia. Algunos han generado tsunamis, gatillado remociones en masa y, en condiciones excepcionales, incluso erupciones volcánicas.

  • Desde pequeños hemos crecido con esta realidad: en Chile, los terremotos son parte de la vida. Estos eventos han devastado ciudades, impactado a la sociedad y moldeado nuestra forma de prepararnos ante la amenaza constante.

Mientras las placas tectónicas sigan moviéndose, los terremotos continuarán ocurriendo. Su impacto depende del tipo, profundidad y ubicación.

  • Los sismos de subducción, comunes en nuestra costa, ocurren a diversas profundidades. Cuando se producen a profundidades menores a 60 km, pueden generar tsunamis de enorme energía que afectan el litoral durante horas, como ocurrió en Valdivia (1960), en Maule (2010), en Iquique (2014) y en Illapel (2015).
  • Por otro lado, están los sismos corticales, como los que podrían originarse en la Falla de San Ramón, en la zona central. Son menos frecuentes, pero altamente destructivos debido a su baja profundidad y proximidad a áreas densamente pobladas. Aunque la probabilidad de un evento de gran magnitud en esta falla es considerablemente menor que en la costa, el riesgo existe.

Conocer nuestro entorno y prepararnos adecuadamente es clave. La historia nos ha dejado valiosas lecciones y seguimos aprendiendo de ellas. El terremoto de Chillán en 1939, el más mortífero registrado en Chile, marcó un punto de inflexión en las políticas públicas y la gestión del riesgo, particularmente en el rol del Estado ante situaciones de emergencia.

De manera similar, el terremoto de 2010 transformó nuestra manera de abordar la educación sísmica, la gestión de emergencias y el conocimiento sobre desastres.

A pesar de estos avances, no podemos bajar la guardia. Gracias a la instrumentación científica, sabemos qué zonas están acumulando mayor energía y, por ende, tienen una mayor probabilidad de experimentar un terremoto.

Sin embargo, aún no podemos predecir el momento exacto en que ocurrirá. Lo que sí podemos hacer es prepararnos de manera proactiva para reducir los riesgos. No podemos evitar los terremotos, pero sí podemos estar mejor preparados para enfrentarlos e informarnos por canales oficiales. Porque en Chile, tarde o temprano, habrá terremotos, terremotos y más terremotos.

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EL CUESTIONARIO: TOMÁS GUENDELMAN

Cada semana hacemos las mismas cuatro preguntas a una persona dedicada a la ciencia. En esta edición entrevistamos al ingeniero civil estructural Tomás Guendelman, prestigioso profesional y académico, pionero de la ingeniería estructural antisísmica en Chile.

-¿Qué te motivó a dedicarte a la ciencia?

-Mi primera experiencia motivadora la viví a los 15 años, cuando tuve que reemplazar al profesor de matemáticas, enfermo, sin posibilidades de sustitución, haciendo clases de geometría a mis propios compañeros de quinto humanidades del Instituto Nacional. Aprendía primero y enseñaba después.

De adulto, preparé a mis hijos y a algunos de sus compañeros, enseñándoles geometría para sortear con éxito sus pruebas de ingreso a la universidad, diciéndoles que la geometría era la llave maestra para desarrollar capacidades de análisis.

La segunda experiencia me la dio el terremoto de Valdivia de 1960, marcándome el futuro próximo que me llevó a la ingeniería sísmica y luego a mi posgrado en Berkeley.

La tercera experiencia me condujo a la ciencia más pura, en el otro extremo del espectro, cuando comenzamos con Marcelo Loewe las clases de Mecánica Cuántica, Relatividad y Física de Partículas, entre otras materias. Llevamos 18 años, a razón de dos clases por mes.

-¿Cuál es la obra científica que más influyó en tu actividad?

-Es difícil referirse a una sola obra, por lo que diría que, para geometría, fue el libro Curso de matemáticas elementales, Tomo II, Geometría, de Ricardo Pöenisch; en ingeniería sísmica, el libro Dynamics Of Structures, de Walter C. Hurty and Moshe F. Rubinstein, y en ciencias puras, el libro The Way to Reality, de Roger Penrose.

-¿Cuál es el problema científico más importante por resolver?

-Siempre me ha preocupado la pérdida de la sabiduría acumulada del científico destacado que fallece. Naturalmente, esto no incluye los testimonios que haya dejado en libros, videos, papers, entrevistas, etc., pero no tenemos acceso al registro de su cerebro, que se fue con él.

El cerebro es un computador y no hemos encontrado el mecanismo de hacer un vaciado de su contenido a algún dispositivo, con las características de un disco duro u otro medio magnético. Ese contenido debiera ser posible de extraer y registrar, lo que no parece demasiado alejado de ser resuelto.

-¿Cuál es la pregunta que te desvela como científico y cómo la enfrentas?

-Los problemas que me desvelan están en el ámbito de la salud. Las enfermedades terminales provocan mucho sufrimiento a quienes las padecen y a sus familias. No estoy propiciando que estudiemos cómo prolongar la vida en forma casi indefinida, creo que sería una “lata” vivir 500 o 1000 años, pero sí me preocupa que en el mundo científico no se haya encontrado aún la cura a enfermedades llamadas “terminales”, que provocan sufrimiento.

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LA IMAGEN DE LA SEMANA

Créditos de la imagen: Ruiz, S., & Madariaga, R. (2018). Historical and recent large megathrust earthquakes in Chile. Tectonophysics, 733, 37-56.

Por Matías Peña
Doctor en Geología

La imagen de la semana corresponde a una pieza clave de la contingencia sismológica nacional. Se trata de un mapa sísmico que ilustra los eventos de magnitud mayor a 4,5 que ocurrieron en la zona central de Chile entre 1900 y 2017. Cuando se habla de las posibilidades de que ocurra un terremoto en ciertas áreas del país, no se realiza un vaticinio, sino que se utiliza la información histórica generada.

Esta información se va actualizando según los avances tecnológicos históricos, por lo que actualmente se incorpora la información levantada por las estaciones sismológicas. Esto no siempre fue así, y en el estudio de terremotos más distantes en el pasado se deben utilizar registros escritos que usualmente se encuentran en iglesias o en documentos oficiales.

  • Un terremoto genera una zona de fractura en la superficie, similar a una cicatriz. Así, el reconocimiento de las áreas de ruptura de un terremoto, como las líneas dibujadas sobre el océano en la figura, muestra el largo que alcanza la fractura producida por cada terremoto específico, señalándonos dónde y con qué frecuencia puede fracturarse una misma zona.

Esto se suma al reconocimiento del lugar en donde se genera un terremoto, que se identifica como círculos en la imagen, los que varían de tamaño según la intensidad. Esto permite identificar zonas de mayor ocurrencia y su proximidad a centros urbanos.

Hoy en día, estudiando depósitos sedimentarios generados por paleotsunamis y registros culturales precoloniales, esta base de datos sigue expandiéndose, lo que nos permite comprender de mejor manera la frecuencia, intensidad y lugares de los violentos movimientos producidos por nuestros terremotos.

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BREVES PARALELAS

Por Sergio León-Ríos
Doctor en Ciencia de la Tierra

¿Sabías que el 27F no solo remeció el suelo? También remeció nuestro sistema de emergencia. Onemi dio paso a Senapred, y el Centro Sismológico Nacional (CSN) y el SHOA modernizaron su funcionamiento. La comunicación mejoró y ahora recibimos alertas de emergencias en nuestros celulares.

Pero aún hay margen para mejorar, y lo ideal es hacerlo cuando no está temblando. Desde la ciencia, el 27F marcó un antes y un después en la sismología.

  • Hasta ese momento, se creía que los terremotos ocurrían en límites bien definidos, pero este evento derribó conocimientos arraigados al afectar una zona mucho más extensa de lo esperado, y marcó un precedente en la forma de entender cómo funcionan los megaterremotos en el mundo.

Como sociedad, conocimos la fuerza que pueden tener los tsunamis. Hoy sabemos que –sobre todo en Chile– un gran sismo puede traer consigo un maremoto.

  • Esto hizo que la cultura de evacuación mejorara: ahora identificamos vías de escape en ciudades costeras, entendemos la importancia de la evacuación vertical y estamos más atentos a las alertas.

La gran lección sigue siendo la misma: prevenir es siempre mejor que curar. Cada peso invertido en prevención sirve para ahorrar diez en reconstrucción.


Por Camilo Sánchez
Geólogo

Chile se encuentra en el top 10 de los países con más terremotos y volcanes activos, sumado a la ocurrencia de tsunamis, remociones en masas, entre otros fenómenos naturales potencialmente catastróficos.

Estos son parte del conocimiento popular formal e informal e, incluso, se ha incorporado en el diseño de los Planes de Integración de Seguridad Escolar PISE en los establecimientos educacionales.

Según el Ministerio de Educación, PISE tiene por finalidad promover el autocuidado en la comunidad educativa.

  • Entre sus actividades se encuentra el análisis histórico, la investigación en terreno, la discusión y el análisis, la elaboración de mapas y la planificación.
  • Cada colegio posee un PISE, que realiza un estudio del entorno natural, acorde a su localización geográfica. Así, un establecimiento en el Cajón del Maipo, en la precordillera de la Región Metropolitana, tiene un PISE diferente al de un colegio en Pelluhue, en el borde costero de la Región del Maule, porque los fenómenos naturales a los que están expuesto son diferentes.
  • El desarrollo de los PISE sigue teniendo diversas brechas técnicas para su aplicación, que deben ser resueltas. Incluso investigaciones recientes han combinado geología y educación preescolar para su estudio, como la imagen de esta sección.

El PISE es un paso en el largo trabajo de reconocimiento y comunicación interdisciplinar para una mejor gestión de riesgos naturales.

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RECOMENDACIONES: RELATOS DE TERREMOTOS

Por Francisca Munita
Periodista

Los terremotos no solo marcan nuestra geografía, la cultura sísmica de su población y los sistemas de emergencia. También nuestras memorias y conversaciones.

Cada uno tiene su propia experiencia, por ejemplo, de aquel remezón que nos pilló súbitamente en esa madrugada de sábado, cuando dormíamos o bailábamos en una discoteca. Y nos gusta contar y escuchar los vívidos detalles de ese instante, que sin duda transmitiremos a nuestros hijos o nietos.

Se trata de la recopilación de diversos relatos presenciales sobre los cataclismos más devastadores de Chile, y de los sentimientos que han suscitado, como el asombro y el terror.

Felipe Moreno compiló estas historias, escritas por María Graham, Juan Villoro, Pedro Mariño de Lobera y Juan Emar, que logran ser un nexo entre esos personajes del siglo XVI y los actuales.

El libro contiene nueve capítulos e incluye el relato del escritor mexicano Juan Villoro, a quien lo sorprendió el 27F en Santiago, cuando participaba en un encuentro literario, o las impactantes historias de Juan Emar y Patricio Manns, que estuvieron en el apocalíptico terremoto de Valdivia de 1960.

Esta es una invitación a reconocernos en esos relatos. A revivir nuestras propias vivencias. Y a comprender que estos eventos han moldeado nuestra cultura y resiliencia.


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Y esto es todo en esta edición de Universo Paralelo. Ya sabes, si tienes comentarios, recomendaciones, fotos, temas que aportar, puedes escribirme a universoparalelo@elmostrador.cl. Gracias por ser parte de este Universo Paralelo.

  • Mis agradecimientos al equipo editorial que me apoya en este proyecto: Fabiola Arévalo, Francisco Crespo, Francisca Munita, Camilo Sánchez y Sofía Vargas, y a todo el equipo de El Mostrador.
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